“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo, lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa, que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
Horacio Verbitsky, periodista y escritor argentino
Comunicado Importante

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Lo que nos hace pensar que los artículos que se publicaron en facebook fueron marcados como inapropiados por lectores que no están de acuerdo con la línea editorial de este blog.

Por eso nos hemos visto obligado a crear un nuevo blog para poder seguir exprensándonos de forma libre. Aquí está la nueva dirección.

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domingo, 15 de octubre de 2017

"Pujolismo, socialismo e independentismo… orgía electoral", por Óscar de Caso. "Ni Cataluña, ni el resto de España han hecho nada especial para corregir o evitar la situación actual"

          La actual situación de Cataluña no está en una estratagema táctica de los dirigentes nacionalistas, sino en el resultado de una labor callada, desarrollada desde hace muchos años, en el seno mismo de la sociedad catalana que apadrinó Pujol desde 1980.
 Una inteligente obra de ingeniería social cuyo objetivo ha sido el de transformar la mentalidad de la sociedad catalana con la finalidad de que sus ciudadanos se convenzan de que forman parte de una nación cultural, con una entidad muy distinta al resto de España, que sólo podrá sobrevivir como tal nación si dispone de un estado independiente.
           Todo esto ha ocurrido con la imprescindible colaboración de la izquierda con la pésima gestión del Estatuto de 2006 por parte del expresidente Maragall y del Parlament, y que acaba, en 2010, con algo mucho peor: una sentencia del Tribunal Constitucional que, por primera vez, enmienda una Ley refrendada por una parte del electorado español.
          El PP también se encargó de generar en España anticuerpos catalanofóbicos donde el nacionalismo catalán  y el nacionalismo español se retroalimentan, colaborando, en su medida, el auge de los neopopulismos europeos que buscan su correspondiente chivo expiatorio.
          Ni Cataluña, ni el resto de España han hecho nada especial para corregir o evitar la situación actual, llegando al inevitable e insolidario proceso en que las regiones ricas quieren desembarazarse de las menos afortunadas económicamente, acelerado, ¡oh casualidad!, a raíz de la crisis.
          Volvamos con Maragall; el visionario de la izquierda catalanista, con una audacia temeraria, incorpora no solo al Gobierno a una fuerza histórica pero de poco peso político entonces –ERC- sino que además desafía a Zapatero y convence a éste para que formule aquella aseveración que le perseguirá en la historia: “Apoyaré la reforma del Estatuto que apruebe el Parlamento catalán” (noviembre 2013).
          Los socialistas catalanes tomaron en préstamo los conceptos y los ideales del nacionalismo olvidando sus orígenes ideológicos que ha terminado con su marginación electoral y el resquebrajamiento interno, siendo algunos de sus miembros los referentes actuales de su soberanismo.
  Los que por principio deberían defender los pisoteados derechos de los parados, de la sanidad, de los barrios abandonados, de la libertad de expresión… son los más fieros defensores de una independencia que manejarán los amos.
          El fracaso de la izquierda en Cataluña se podría resumir así: desde hace muchos años la izquierda catalana ha entregado la hegemonía ideológica al nacionalismo, de tal manera que a veces se diría que en Cataluña, en la práctica: o se es nacionalista catalán o se es nacionalista español y, también, se puede resumir increíblemente, sosteniendo que en Cataluña se puede ser nacionalista y a la vez de izquierdas; ¡flipante!, benditos lectores.
          Me atrevo a asegurar, con muy pocas dudas, que la causa profunda  del fracaso de la izquierda en Cataluña, es que sigue siendo prisionera de un discurso de resistencia que sirvió en el pasado antifranquista, pero no sirve en el presente democrático.
          Los catalanes arrastran una historia que ha manejado el éxito y el fracaso cíclicamente; unas veces, la mayor parte del tiempo, dormitando acurrucada al margen de la vida pública; y otras veces, dando de pronto unos bruscos estallidos anárquicos que nunca resolvían nada, pero eran tan fuertes y brutales que bastaban para hacer tambalear a España entera. Pasadas estas convulsiones, volvía siempre al aparente sopor, padeciendo desde hace varios siglos estos “ataques epilépticos”.
 POSDATA.- El señor Zarzalejos, don José Antonio, me ha ayudado en gran medida a terminar este escrito; gratitud hacia él por mi parte.
          El señor Martínez Sabina, don Joaquín, nos despide con un soneto publicado hace un montón de años en el que nos ensueña con su paseo por la acera más oscura de la vida.
Doble o nada a la carta más urgente
sin código, ni tribu, ni proyecto,
mi futuro es pretérito imperfecto,
mi pasado nostalgia del presente.
No tengo más verdad que la que arrasa
corrigiendo las lindes de mis venas.
Por diseñar castillos sin almenas
perdí, otra vez, las llaves de mi casa.
Veranos de buen vino y mala sombra,
de confundir enanos con molinos,
de viajar al abismo con alfombra.
Es hora de volver a la autopista
por donde van, burlando sus destinos,
el zángano, el adúltero, el ciclista.
 


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