“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo, lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa, que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
Horacio Verbitsky, periodista y escritor argentino
Comunicado Importante

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jueves, 17 de octubre de 2019

Homenaje este sábado a los Héroes de Baler por la conmemoración del 120 Aniversario en la figura del Cabo José Olivares Conejero.

      Organizado por las Asociaciones "Cultural Amigos de la Historia Caudetana" y "Nacional Últimos de Filipinas, Héroes de Baler" este sábado se celebran en Caudete una serie de Actos en homenaje a los Héroes de Baler por la conmemoración del 120 Aniversario en la figura del Caudetano José Olivares Conejero

      Colaboran la Asociación Histórica de la Guardía Civil, el Restaurante Vilmar II y la Librería "Da Vinci Bellas Artes".

           El autor del libro "Esclavos del honor" (La Epopeya de los Héroes de Baler), Raúl Borrás San León firmará por la mañana ejemplares en la Librería "Da Vinci Bellas Artes"

     En el Cementerio tendrá lugar un homenaje a nuestro paisano por parte de diversas asociaciones. Portaran la bandera, propiedad de la Asociación, a la que rindieron homenaje el Ejército filipino hace 120 años.

    La comida esta prevista en el Restaurante Vilmar II donde Raúl Borrás dará una conferencia sobre su libro. El otro conferenciante será Alejandro Mohorte Medina recreacionista de la Asociación Museo Militar de Valencia.

       También esta previsto proyectar un documental con el título "Vivencias en Baler, 120 años en el recuerdo" que recrea el viaje a Baler de la ANUFHB realizado en la conmemoración del 120 aniversario de la gesta.
        He encontrado un artículo en el Programa de Fiestas del año 1987  que lleva por título "Un héroe caudetano" firmado por el médico José Brotons Espì, marido de Elisa Pagán, familia del Cabo Olivares. En momentos distintos, los dos han sido alcaldes de Caudete. 

    También les adjunto el Programa de Actos que se realizó con motivo del Centenario de aquella gesta siendo Elisa Pagan Alcaldesa y Juan Bañon, concejal de Cultura. También pueden  ustedes leer una excelente biografía de nuestro héroe de Baler escrita por Fancisco Domenech Mira

Uno de los actos que se llevaron a cabo entonces fue descubrir una placa de mármol en su honor en la calle donde vivía y que hoy lleva su nombre. Esto es lo que decía Brotons de la hazaña en Baler hace 28 años:
    "En los últimos años del pasado siglo, España perdía sus últimas posesiones de Ultramar: Cuba y Filipinas. Fue en estas últimas islas donde un humilde caudetano, José Olivares Conejero, con un grupo de soldados, sobrepasaron con su fantástica gesta las pasadas glorias que el Ejercito Español paseo a lo largo y ancho del mundo durante siglos. 

Estos soldados hicieron honor con creces a la leyenda y realidad de que la gloriosa Infantería fue siempre la mejor del mundo. Vamos ha hacer un poco de historia. 

    El 14 de octubre del pasado año hizo 100 años que nació José Olivares, héroe Nacional de Baler entre los años 1898 1899. Fueron sus padres Bernardo Francisco Olivares y María Gracia Conejero Sánchez.
       Fue cartero perpetuo de Caudete por Real Orden de S.M. Alfonso XIII. Murió el día 23 de diciembre de 1948 en Caudete siendo Teniente Honorario del Ejército Español, honor otorgado por el General Francisco Franco que quiso premiar el heroísmo de los que defendieron durante casi un año la Bandera de España solos, sin ayuda posible y ante un enemigo cien veces superior el cual, con toda hidalguía, supo reconocer el tremendo heroísmo de ese puñado de españoles que asombraron al mundo entero con su gloriosa hazaña.

Vamos a referirnos a ese acto heróico de Baler. Lo que allí paso, solo Dios lo sabe y los españoles que durante once meses y un día acosados por los tagalos, epidemias y por el hambre, dieron gloriosamente su vida por España. 
En la Iglesia de Baler, por carecer de ara, Fray Gómez Carreño jamás ofició la Santa Misa alegando esta falta y, según refería el cabo Olivares, no existió Tala el personaje femenino ni otros pasajes que se cuentan en la película "Los últimos de Filipinas"

   Lo que allí paso, solo Dios y sus defensores lo saben, palabras textuales de otro defensor de Baler que pidió que no revelaran su nombre y así se hace.
Baler, regada con sangre hispana, defendida con ardor mientras en París el Gobierno de aquella época negociaba el cese de la soberanía española en Filipinas por la intervención de EEUU, pasándole el dominio a esta. Amargo es decirlo: los héroes de Baler no fueron atendidos, razones poderosas, creo yo, desde luego, que obligarían a ello. 

No pretendo examinarlas pero el hecho es que desde el 12 de febrero del 1898 que llegaron a Baler hasta el 2 de junio de 1899, fecha de tan memorable capitulación, no recibieron ni un céntimo, ni una gelleta ni un cartucho. Por eso no puedo ni se hacer literatura donde hubo hambre y piojos, pero sí esclarecer el valor espartano de un puñado de españoles.
Un día del mes de mayo de 1898, cuando la prensa de Madrid aunció el desastre de Cavite, la capital de España no pudo enterarse bien, porque ese día era domingo, y ...¡hasta hubo toros!. Cuando dos meses después el Almirante Cervera perdía nuestra escuadra frente a Cuba, nos pareció un cuento de Calleja, una anécdota unida a España. 

En Baler, pueblo filipino de la isla de Luzón, un destacamento de soldados en el más completo abandono, mantenían enhiesta la bandera de España. Estos hombres demostraron que aún no habían decaido las virtudes militares. La bandera de España, desafiante, tremolará contra todo el mundo durante onde meses en condiciones increibles.

   Durante vanos meses resistieron el ataque de los tagalos: habían muerto varios soldados, el 2ª Teniente D. Juan Alonso y el Capitan Enrique de los Morenos. Tomó el mando el 2ª Teniente D. Matin Cerezo
Al 5ª mes ya no quedaban provisiones y entonces comenzaron las incursiones en terreno enemigo para traer hojas de calabaza y otras hiervas que comían hervidas. No había agua y fue necesario abrir un pozo dentro de la Iglesia.

   Las balas eran mortíferas pero, más aún las enfermedades: disinteria, beriberi (que dejó marcada en la cara a nuestro paisano). El día 14 de diciembre, a las once de la mañana, el Teniente Martin Cerezo llamó al cabo Olivares encargádole la misión de quemar el infecto poblado. El cabo Olivares, con 14 hombres, calado el machete, salieron de la Iglesia. 

Una hora después, el poblado era pasto de las llamas sembrando el pánico entre los tagalos. El Teniente felicitó al Cabo, a sus hombres y al médico Sr. Vigil. Dirigiéndose a Olivares le dijo: "usted es un héroe. Yo, como médico de Baler, le regalo mi reloj para que recuerde este día si es que salimos vivos. Ahora, que la patria haga lo demás.
   Por fín, el día 2 de junio de 1899, se decidieron a rendirse cuando reconocieron la triste realidad de que defendían una tierra que ya no pertenecía a España. Cuando abrieron las puertas de la iglesia, los vencedores más bien parecían los vencidos al mirar los ojos y los famélicos cuerpos de los soldados españoles. 

El jefe de los sublevados rindió honores a los héroes de Baler presentando armas. Treinta y tres hombres supervivientes del inmortal sitio de Baler desfilaron con sus armas, bandera y con honor ante los asombrados filipinos. El 30 de junio, el Presidente de la República, hacía pública la siguiente orden:
      "Habiéndose hecho acreedores de la admiración del mundo las fuerzas españolas que guarnecían el destacamento de Baler, por el valor, constancia y heroísmo con que aquel puñado de hombres, aislados y sin esperanzas de auxilio alguno, han defendido su bandera por espacio de un año realizando una epopeya tan gloriosa y tan propia del legendario valor de los hijos del Cid y de Pelayo, rindiendo culto a las virtudes militares e interpretando los sentimientos de esta República que bizarramente les ha combatido, a propuesta de mi Consejo de Gobierno vengo a disponer lo siguiente: 
    Artículo Único.- Los individuos de que se componen las expresadas fuerzas, no serán considerados prisioneros sino, por el contrario, como amigos y en consecuencia se les procurará por la Capitanía General de los pases necesarios para que puedan regresar a su país. Dado en Talak, a 30 de junio de 1899. 
El Presidente de la República Emilio Aguinaldo. El Secretario de Guerra Ambrosio Flores.

    Días después embarcaban para la patria los "Últimos de Filipinas" y los primeros en la constancia y en el sentido del honor español

José Brotons Espí

Yo te diré porque mi canción. te llama.......de Clara Montes














   







viernes, 12 de enero de 2018

José Ferre Clauzel pinta un cuadro histórico de los héroes de Baler "Los últimos de Filipinas" en el que aparece, en medio del fragor de la batalla y junto a sus compañeros, el Cabo José Olivares Conejero.

    Mi amigo Manuel Albertos Calero, más conocido por "El Plancha", casado un una muchacha filipina Jeralyn Andeza, es el que me dijo hace unos días que un pintor francés había realizado un cuadro en el que aparece nuestro paisano José Olivares.

El pintor se llama José Ferre Clauzel y hace unos meses pintaba un cuadro histórico en el que ha plasmado, de forma meticulosa, el ambiente de uno de los muchos actos bélicos que se dieron en la defensa de la Iglesia de Baler donde quedó plasmada una de las páginas más bellas, enternecedoras y heróicas llevadas a cabo por el Ejército Español.
 
 Para realizar esta primera obra que recoge la gesta española en Filipinas, Ferre  ha contado con un excelente asesoramiento de las vivencias de aquellos héroes conocidos como "Los últimos de Filipinas" donde los soldados españoles permanecieron en la Iglesia de Baler 337 días, desde el 30 de junio de 1898 hasta el 2 de junio de 1899.
 
   En la obra figuran nuestro paisano el Cabo José Olivares Conejero (el soldado que esta disparando con el fusil en la parte derecha del cuadro), el Teniente D. Saturnino Martin Cerezo y el médico D. Rogelio Vigil  Quiñones.

   José Ferre agradece la colaboración y asesoramiento que ha tenido de  Miguel López de la Asunción (coautor del libro "Los últimos de Filipinas") administrador del Grupo "Los últimos de Filipinas" y vocal de la Asociación Nacional que lleva el mismo nombre  y a Luis Sorando Muzás especialista y asesor en uniformología.

José Ferre Clauzel (1961) nació en Toulouse (Francia) de padre español y madre francesa, pero de orígenes portugueses. Le apasiona la pintura militar, especialmente la histórica. Es una amante de la naturaleza al que le gusta pintar al aire libre.

Vive en Barcelona y visita con frecuencia diferentes escenarios naturales de nuestra geografía que le sirven de inspiración para retratar en sus lienzos con gran maestría espectaculares y bellos paisajes. En las escenas militares consigue un gran realismo retratando a la perfección las armas e indumentaria de la época que corresponda. Les dejo una pequeña muestra de la obra de Clauzel.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 




sábado, 5 de septiembre de 2015

Manuel Albertos el "Plancha", un caudetano en Manila: "José Olivares Conejero es más héroe en Baler (Filipinas) que en Caudete al que el Presidente de la República, Emilio Aguinaldo, reconoció aquella gesta heroica en junio de 1899"

   Internet ha revolucionado el mundo de la comunicación en todos los sentidos. A través de este medio se adquieren conocimientos, se contrata una noche de hotel en Lima, una cita amorosa en Tokio... se puede comprar un coche o un libro. Es un invento que te permite contactar y hasta adquirir compromisos serios y formales con gente que viva en las antípodas. Podría contarles muchos ejemplos pero solo les hablaré de dos. El hijo de mi amigo Jordi se casa hoy, 5 de septiembre, con una chica de la Republica Dominicana y, desde el 2 de septiembre, esta en Manila (Filipinas) Manuel Albertos, más conocido por el "Plancha", donde ha ido a visitar a una chica que ha conocido por este medio. El mundo ...¡se nos ha quedado pequeño!. Internet tiene la culpa de estos contactos entre personas situadas a tanta distancia.

    Manolo me dijo que allí le tienen mucho respeto y admiración a la gesta realizada por un grupo de soldados españoles que, en la defensa del territorio de Baler, realizaron un hecho insólito y a la vez heróico. Uno de ellos era de Caudete al que en su día le dedicamos una calle, algunos artículos en el Programa de Fiestas, un sentido y emotivo homenaje con motivo del centenario de la gesta militar...¡y poco más! Se llama José Olivares Conejero.

     Este artículo se lo dedico al "Plancha" para ver si tiene ocasión de cumplir lo que me ha prometido como es acercarse desde Manila, donde vive su amiga, hasta Baler para realizar algunas fotografías y hablar con la gente de aquel pueblo para recoger qué recuerdan de aquel hecho que tuvo tanta resonancia hasta el extremo de ser reconocido por el mismo Presidente de la República, Emilio Aguinaldo, el valor y el heroismo de los últimos que defendieron Filipinas. Con ellos acabó un Imperio de Ultramar que, desde los Reyes Católicos, habíamos forjado en medio mundo. Se decía que en los territorios españoles, en tiempos de Carlos I, "no se ponía nunca el sol".

       En 1945, dirigida por Antonio Román, se llevaba al cine la gesta militar. El atleta Antonio Amoros tenía 18 años cuando acompañó, junto con otros jóvenes, a Jose Olivares a la inauguración de la película "Los últimos de Filipinas", en el Cine Calderon. Me contó la anecdotá. A nadie se le ocurrió advertirle a nuestro héroe que lo que iba a ver era una película de lo que había ocurrido 46 años antes. Desde el comienzo empezó a despotricar y a decir "...no, no...no. ¡Ni mucho menos! ..¡eso no ocurrió así!". A Olivares le costaba asimilar lo que veía en la pantalla al ser uno de los protagonistas de la película interpretado por el actor Julio Calvo. "Yo te diré" es una bella canción romántica compuesta para esta película que han cantado muchos artistas, como Antonio Machín.

    He encontrado un artículo en el Programa de Fiestas del año 1987  que lleva por título "Un héroe caudetano" firmado por el médico José Brotons Espì, marido de Elisa Pagán. En momentos distintos, los dos han sido alcaldes de Caudete. Como sé que les gusta la historia les traigo el artículo de Brotons para que la conozcan o la recuerden. Tambien les adjunto, al final, el Programa de actos que se realizó con motivo del centenario de aquella gesta siendo Elisa Pagan Alcaldesa y Juan Bañon, concejal de Cultura. Pueden leer una excelente biografía de nuestro héroe de Baler escrita por Fancisco Domenech Mira. Uno de los actos que se llevaron a cabo entonces fue descubrir una placa de mármol en su honor en la calle donde vivía y que hoy lleva su nombre. Esto es lo que decía Brotons de la hazaña en Baler hace 28 años:
        "...En los últimos años del pasado siglo, España perdía sus últimas posesiones de Ultramar: Cuba y Filipinas. Fue en estas últimas islas donde un humilde caudetano, José Olivares Conejero, con un grupo de soldados, sobrepasaron con su fantástica gesta las pasadas glorias que el Ejercito Español paseo a lo largo y ancho del mundo durante siglos. Estos soldados hicieron honor con creces a la leyenda y realidad de que la gloriosa Infantería fue siempre la mejor del mundo. Vamos ha hacer un poco de historia. El 14 de octubre del pasado año hizo 100 años que nació José Olivares, héroe Nacional de Baler entre los años 1898 y 1899. Fueron sus padres Bernardo Francisco Olivares y María Gracia Conejero Sánchez.

    Fue cartero perpetuo de Caudete por Real Orden de S.M. Alfonso XIII. Murió el día 23 de diciembre de 1948 en Caudete siendo Teniente Honorario del Ejército Español, honor otorgado por el General Francisco Franco que quiso premiar el heroísmo de los que defendieron durante casi un año la Bandera de España solos, sin ayuda posible y ante un enemigo cien veces superior el cual, con toda hidalguía, supo reconocer el tremendo heroísmo de ese puñado de españoles que asombraron al mundo entero con su gloriosa hazaña.

Vamos a referirnos a ese acto heróico de Baler. Lo que allí paso, solo Dios lo sabe y los españoles que durante once meses y un día acosados por los tagalos, epidemias y por el hambre, dieron gloriosamente su vida por España. En la Iglesia de Baler, por carecer de ara, Fray Gómez Carreño jamás ofició la Santa Misa alegando esta falta y, según refería el cabo Olivares, no existió Tala el personaje femenino ni otros pasajes que se cuentan en la película "Los últimos de Filipinas". Lo que allí paso, solo Dios y sus defensores lo saben, palabras textuales de otro defensor de Baler que pidió que no revelaran su nombre y así se hace.

Baler, regada con sangre hispana, defendida con ardor mientras en París el Gobierno de aquella época negociaba el cese de la soberanía española en Filipinas por la intervención de EEUU, pasándole el dominio a esta. Amargo es decirlo: los héroes de Baler no fueron atendidos, razones poderosas, creo yo, desde luego, que obligarían a ello. No pretendo examinarlas pero el hecho es que desde el 12 de febrero del 1898 que llegaron a Baler hasta el 2 de junio de 1899, fecha de tan memorable capitulación, no recibieron ni un céntimo, ni una gelleta ni un cartucho. Por eso no puedo ni se hacer literatura donde hubo hambre y piojos, pero sí esclarecer el valor espartano de un puñado de españoles.
Un día del mes de mayo de 1898, cuando la prensa de Madrid aunció el desastre de Cavite, la capital de España no pudo enterarse bien, porque ese día era domingo, y ...¡hasta hubo toros!. Cuando dos meses después el Almirante Cervera perdía nuestra escuadra frente a Cuba, nos pareció un cuento de Calleja, una anécdota unida a España. En Baler, pueblo filipino de la isla de Luzón, un destacamento de soldados en el más completo abandono, mantenían enhiesta la bandera de España. Estos hombres demostraron que aún no habían decaido las virtudes militares. La bandera de España, desafiante, tremolará contra todo el mundo durante onde meses en condiciones increibles.

   Durante vanos meses resistieron el ataque de los tagalos: habían muerto varios soldados, el 2ª Teniente D. Juan Alonso y el Capitan Enrique de los Morenos. Tomó el mando el 2ª Teniente D. Matin Cerezo. Al 5ª mes ya no quedaban provisiones y entonces comenzaron las incursiones en terreno enemigo para traer hojas de calabaza y otras hiervas que comían hervidas. No había agua y fue necesario abrir un pozo dentro de la Iglesia.

   Las balas eran mortíferas pero, más aún las enfermedades: disinteria, beriberi (que dejó marcada en la cara a nuestro paisano). El día 14 de diciembre, a las once de la mañana, el Teniente Martin Cerezo llamó al cabo Olivares encargádole la misión de quemar el infecto poblado. El cabo Olivares, con 14 hombres, calado el machete, salieron de la Iglesia. Una hora después, el poblado era pasto de las llamas sembrando el pánico entre los tagalos. El Teniente felicitó al Cabo, a sus hombres y al médico Sr. Vigil. Dirigiéndose a Olivares le dijo: "usted es un héroe. Yo, como médico de Baler, le regalo mi reloj para que recuerde este día si es que salimos vivos. Ahora, que la patria haga lo demás.

   Por fín, el día 2 de junio de 1899, se decidieron a rendirse cuando reconocieron la triste realidad de que defendían una tierra que ya no pertenecía a España. Cuando abrieron las puertas de la iglesia, los vencedores más bien parecían los vencidos al mirar los ojos y los famélicos cuerpos de los soldados españoles. El jefe de los sublevados rindió honores a los héroes de Baler presentando armas. Treinta y tres hombres supervivientes del inmortal sitio de Baler desfilaron con sus armas, bandera y con honor ante los asombrados filipinos. El 30 de junio, el Presidente de la República, hacía pública la siguiente orden:

      "Habiéndose hecho acreedores de la admiración del mundo las fuerzas españolas que guarnecían el destacamento de Baler, por el valor, constancia y heroísmo con que aquel puñado de hombres, aislados y sin esperanzas de auxilio alguno, han defendido su bandera por espacio de un año realizando una epopeya tan gloriosa y tan propia del legendario valor de los hijos del Cid y de Pelayo, rindiendo culto a las virtudes militares e interprentando los sentimientos de esta República que bizarramente les ha combatido, a propuesta de mi Consejo de Gobierno vengo a disponer lo siguiente: 

    Artículo Único.- Los individuos de que se componen las expresadas fuerzas, no serán considerados prisioneros sino, por el contrario, como amigos y en consecuencia se les procurará por la Capitanía General de los pases necesarios para que puedan regresar a su país. Dado en Talak, a 30 de junio de 1899. 
El Presidente de la República Emilio Aguinaldo. El Secretario de Guerra Ambrosio Flores.

    Días despues embarcaban para la patria los "Ultimos de Filipinas" y los primeros en la constancia y en el sentido del honor español

José Brotons Espi.