“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo, lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa, que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
Horacio Verbitsky, periodista y escritor argentino
Comunicado Importante

Ante la imposibilidad de compartir los posts que se publican en este blog en facebook se han realizado varios ajustes técnicos para lograr solucionarlo y no ha conseguido.

Lo que nos hace pensar que los artículos que se publicaron en facebook fueron marcados como inapropiados por lectores que no están de acuerdo con la línea editorial de este blog.

Por eso nos hemos visto obligado a crear un nuevo blog para poder seguir exprensándonos de forma libre. Aquí está la nueva dirección.

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miércoles, 25 de octubre de 2017

"Neoliberalismo otra vez", por Óscar de Caso. "Es común en la historia del liberalismo: la distancia entre el discurso y la práctica es enorme".

          La globalización neoliberal es un proceso de superación de fronteras decidido políticamente (no un proceso natural como la lluvia); fue motivado por las necesidades de valorar aún más el capital y posibilitar éste por el desarrollo tecnológico y el abaratamiento de los transportes y comunicaciones.
        El neoliberalismo se inicia, aunque mucha gente no lo quiera reconocer, en el Chile de Allende, con el golpe de Pinochet organizado, como han descubierto documentos desclasificados del Pentágono, desde los EE. UU.
    La gestión económica se la encargarían al famoso economista judío Friedman, el teórico de la economía del shock -consultar el libro “La doctrina del shock” de Naomi Klein; aplicada por Rajoy desde hace años con probada eficacia, que no eficiencia- ¡no confundamos estos dos términos nunca!. El neoliberalismo reclamaba la ausencia de focos de resistencia al mercado tales como los sindicatos o las universidades protestatarias.
          Se encargó, del mismo modo, en no dar legitimidad a los discursos colectivos, de alentar, y de qué manera, el individualismo y proclamar que el estado del bienestar se había acabado y  las propuestas  transformadoras de cambios también.
          Siendo artistas colaboradores de ello los socialistas (sin denominación de origen); Mitterrand, González, De La Madrid, Salinas y Cedillo, Andrés Pérez, etc. El hundimiento de la URSS ayudó, y de qué modo, a un neoliberalismo desbocado. Con la inestimable “ayuda pasiva” cuando la ciudadanía renuncia a la política, en realidad está contribuyendo a perpetuar la política existente.
   El incremento de la gente que se entiende como  “apolítica” es el principal soporte para la política cotidiana que alimenta  el sentido común neoliberal imperante.
          Las propuestas que la Trilateral recomendaba para el mundo constituyen el programa de máximos del neoliberalismo, donde los Estados nacionales debían mutar, cambiar su pluralismo y su democracia alcanzada en el período de posguerra, para dejar espacio a formas de gobierno supranacional que garantizaran el comercio mundial.
     Los de la Trilateral representan el 10% de la población mundial y poseen el 80% de los recursos del planeta. Estos señores no se acuerdan de redistribuir la renta, de la pobreza del sur, de la deuda externa, etc. Como es común en la historia del liberalismo, la distancia entre el discurso y la práctica es enorme.
          Repasemos brevemente la década conservadora y sus “buenos chicos”: Pinochet y los economistas de Chicago en 1973, en 1976 los militares argentinos, en 1978 con Juan Pablo II, Reagan y Mitterrand en 1981 y Helmut Kohl en Alemania.
           Según Juan Carlos Monedero en una lúcida apreciación dice: “El capitalismo independiza la política y la economía construyendo un gran teatro, el mercado, donde todos son supuestamente iguales y construyen sus relaciones desde bases idénticas. El Estado, la política, no necesita intervenir, pues la oferta y la demanda, la economía, se encargan de todo. Cada cual vende y compra sin coacción externa. El que tiene capital, compra trabajo y vende mercancías para subsistir. La mercantilización de todo, incluidos los humanos (tratados como clientes y no como ciudadanos)”.
          Con estos  señoritos, la seguridad económica deja de ser un derecho de los ciudadanos para convertirse en una asistencia en forma de estigma y caridad hacia los que no hubieran sido capaces de enfrentar con éxito los requisitos de la competencia.
          Y para terminar con esta desgracia en la forma de gobernar, les digo, benditos lectores, que si asumimos que estamos en una fase de transición hacia un lugar todavía desconocido; si entendemos que buena parte de los paradigmas tradicionales ya no sirven, sean en la política, en la economía, en el derecho o en la cultura; si estamos dentro de un torbellino de transformaciones, es necesario, por tanto, trasladar la misma radicalidad a la exigencia de una nueva estructura política que debemos entre todos los sometidos ir construyendo.
 
          La canción de Serrat de hoy se la ofrezco a Araceli, una mujer que reside en Valencia, hija de unos señores a los que quiero bastante y que se encuentra muy próxima a dar a luz a otra luz de nombre Lucía. Es una canción vitalista, gozosa; es una canción que anuncia un tiempo nuevo que se proyecta en el horizonte, y que viene a sepultar definitivamente al anterior: La canción se titula “De parto” se grabó en 1974 y pertenece al disco “Canción infantil”
 

Se le hinchan los pies.
El cuarto mes
le pesa en el vientre
a esa muchacha en flor
por la que anduvo el amor
regalando simiente.

Si la viese usted
mirándose
feliz al espejo...
Palpándose el perfil
y trenzando mil
nombres en dos sexos.

A su manera,
floreció por primavera,
para dar gracias al sol
y perfumar la vereda.

A su piel de satén
le sienta bien
salir de paseo.
Salpicar niñez
en la dejadez
de su balanceo.

Si la viese usted
frente al café
jugando rayuela
al atardecer,
es que, a las cinco, su ayer
vuelve de la escuela.

Y a su manera
volvió al caballo y al carro,
al muñeco de cartón
y los pucheros de barro.

Si la viese usted
cantándose
canciones de cuna,
como un cascabel
que acunase un clavel
en un rayo de luna.

Corre Lagarto...
Pon otra cama en el cuarto.
A empapelarlo de azul
y en agosto de parto.

De parto...

 
 

 

 



 

 

 

         

         

         

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