“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo, lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa, que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
Horacio Verbitsky, periodista y escritor argentino
Comunicado Importante

Ante la imposibilidad de compartir los posts que se publican en este blog en facebook se han realizado varios ajustes técnicos para lograr solucionarlo y no ha conseguido.

Lo que nos hace pensar que los artículos que se publicaron en facebook fueron marcados como inapropiados por lectores que no están de acuerdo con la línea editorial de este blog.

Por eso nos hemos visto obligado a crear un nuevo blog para poder seguir exprensándonos de forma libre. Aquí está la nueva dirección.

https://blogjoaquinmedina.blogspot.com/

viernes, 29 de noviembre de 2019

Fraternidad no es caridad ni paternalismo" por Óscar de Caso. "Dejarle la fraternidad a la Iglesia es como dejarle el socialismo al estalinismo".

          La fraternidad no es, sin más, un sentimiento. Es hora de tomar la fraternidad en serio, de hacerla republicana, de hacerla regresar a la Declaración Universal de los Derechos Humanos. La fraternidad se asienta en valores, se convierte en leyes, políticas públicas, constituciones.

 La lucha de clases sin fraternidad hace que la izquierda se parezca demasiado a los que quieren combatir. Dejarle la fraternidad a la Iglesia es como dejarle el socialismo al estalinismo.

          La fraternidad, que presupone la libertad como condición, y que busca la igualdad como objetivo para todos, tiene que ser necesariamente superadora del capitalismo como lógica social (lo que no quita que haya mercado capitalista). 

La fraternidad sin igualdad carece de proyecto y si carece de libertad es rehén del paternalismo. Este punto es esencial: si la fraternidad se basa en la voluntad individual de donar, ¿cómo se salvaguarda el bien común en el caso de que falten personas caritativas? 

La fraternidad solo puede nacer de un diálogo donde se hayan garantizado las condiciones igualitarias para todos los argumentos. Pagar impuestos para financiar el Estado social no puede ser algo voluntario.  Pero en una sociedad decente, pagar impuestos no es un drama. El drama es no recibir servicios públicos.

          Las constituciones –las Leyes-  deben estar bañadas de fraternidad, de manera que la creación de condiciones iguales y libres para el desarrollo de todos los miembros de la misma es un esfuerzo colectivo que funciona todos los días gracias al aparato institucional, y no a la caridad individual de quienes quieran ejercer tal caridad.
          La libertad es, sin duda, un requisito básico para la fraternidad; ésta, surge del dolor y del sufrimiento por la falta de libertad y de igualdad. Por eso, la fraternidad no puede ser inicialmente cosa de los estados. 

     La fraternidad es la que dice que lo privado es público; es la que consigue que los que no tienen no dependan de la caridad de un filántropo, sea Bill Gates, Georg Soros o Amancio Ortega: que las personas “dignas” puedan ir a comprar sus propios alimentos y no dependan de los grandes hacendados que invitaban a los vecinos y a los menesterosos a comer gratis.

 La izquierda está obligada a prestar una especial atención a la fraternidad porque ha sido la gran olvidada. Y los que han pugnado para que desapareciera del mapa han sido los poderosos; esta izquierda tiene una tarea pendiente, tiene que desvelar las mentiras del liberalismo, que fue siempre el principal enemigo de la fraternidad, separando el grano de la paja; la fuerza que posee va contra la indiferencia propia de nuestras sociedades, siendo una de las principales amenazas que se cierne sobre la izquierda. 

Posee tal poder que no solo acaba con la indiferencia, sino que invita a la responsabilidad.

          La fraternidad, como alegría, está llena de fuerza y de razones. Las revoluciones que nos han traído lo más hermoso de nuestras sociedades se construyeron con ese impulso.
            Tengámoslo muy claro, benditos lectores, no  traten de engañarse, la fraternidad no es el “darse fraternalmente la paz” durante la liturgia de la misa; así mismo, tampoco sirve descargar conciencias durante la época navideña regalando un bote de Cola Cao al Banco de Alimentos. 

POSDATA.- En  este escrito describiendo la fraternidad, han colaborado con sus razonamientos los señores Julio Anguita, Juan Carlos Monedero y un servidor.

          Fue en 1970 y dentro del disco “Disco Blanco” cuando el poeta Joan Manuel Serrat compuso “Cuando me vaya”. Se trata de una canción de despedida, de muerte, de soledad tras la marcha del amante.
Me iré despacio un amanecer

que el sol vendrá a buscarme temprano.

Me iré desnudo, como llegué.

Lo que me diste cabe en mi mano.

Mientras tú duermes deshilaré

en tuyo y mío lo que fue nuestro

y a golpes de uñas en la pared

dejaré escrito mi último verso.

Y a la grupa

del terral, mi chalupa

de blanca vela peinará el mar.

¿Qué soledad te vendrá a buscar...?
Cuando me vaya.
Cuando me vaya.

Luna tras luna, llamándome

bajarás donde el azul se rompe.

El viento te abrazará de pie

hurgando el vientre del horizonte.

Una sonrisa se esfumará

rozando el borde de los aleros.

Tu boca amarga preguntará

¿...para quién brillan hoy los luceros?

Y las olas

sembrarán caracolas,

arena y algas entre tus pies.

Los besarán y se irán después
hacia otra playa.
Cuando me vaya.

Me iré silbando aquella canción

que me cantaba cuando era un crío

un marinero lleno de ron

por si en invierno sentía frío.

Me iré despacio y sé que quizás

te evoque triste doblando el faro.

Después la aldea quedará atrás,

después el día será más claro.

Y ese día

dulce melancolía,

has de arrugarte junto al hogar.

Sin una astilla para quemar.
Cuando me vaya.
Cuando me vaya.

1 comentario:

  1. Es una visión muy teórica. En nuestra sociedad querido Chimo, sobra demasiada igualdad y falta mucha equidad. La igualdad es un derecho individual. La equidad es un derecho colectivo. Sin la equidad ninguna sociedad moderna será justa jamás y una sociedad injusta nunca será libre. Así que deben superarse conceptos marxistas que defendían mucho los derechos individuales enmarcando los en el globo de la sociedad, pero en realidad, una sociedad solidaria y justa no es la suma de derechos individuales. Que si bien son necesarios no significan nada sin la equidad como cemento necesario para sostener el edificio social del que tanto nos gusta presumir. Ya tendremos tu yo alguna conversación sobre esto.

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