A la comedia tragicómica, protagonizada entre el Juez y el Fiscal en el Caso Noós, solo le faltaba que apareciera en escena un tal Marco Antonio Tejeiro, contable arrepentido, cuñado del ex socio del cuñado del Rey. El contable, ha contado cómo funcionaba la trama por la que Urdangarin y Torres se repartían, de forma ilícita, dineros públicos procedentes, sobre todo, de instituciones públicas dirigidas por políticos corruptos empadronados en las Comunidades Valenciana y Balear. Esto de la corrupción no es nuevo. Hace más de siglo y medio ya hubo un escandaloso antecedente entre la Reina consorte María Cristina de Borbón Dos Sicilias y su marido Agustín Fernando Muñoz, de profesión "Guardia de Corps". La prensa de entonces no tenía el poder que tiene ahora para denunciar a los arrebatacapas y crear corriente de opinión de forma inmediata como ahora. Aquella pareja dejaron a Urdangariy señora en mantillas. Comparado con aquellos, estos representantes de la Casa Real de ahora ....¡son unos aficionados! Les traigo un articulo publicado el 21 de junio del 2012 en "El Mundo Magazine". Llevaba por título: "La historia se repite: El Duque de Riansares, otro Urdangarin". Es cierto. La historia, siempre se repite.
".....En 1833 murió Fernando VII a causa de la gota, dejando a su última esposa, María Cristina, de 27 años, como regente hasta la mayoría de edad de su hija, la que llegara a ser la reina Isabel II. Un día en el que paseaba en calesa, empezó a sangrar por la nariz y aceptó el pañuelo de un guardia de corps, Agustín Fernando Muñoz Sánchez, con quien se casó en secreto poco después.
De ella se decía en los mentideros: "La Regente es una dama casada en secreto y embarazada en público", pues dio a luz nueve hijos. El esposo fue ennoblecido con los títulos de Duque de Riánsares y Marqués de San Agustín con Grandeza de España. El buen señor, a pesar de no proceder de una estirpe empresarial, se reveló como un sabueso de los pelotazos. Así, como socio o comisionista, participaba en operaciones de especulación con la sal, los ferrocarriles y la trata ilegal de esclavos.
Los escándalos más sonados del duque fueron el contrato de abastecimiento de carbón para Filipinas y la subasta del ferrocarril de Almansa, que José de Salamanca -cuyas relaciones con Muñoz eran bien conocidas -remató en una cantidad que era exactamente la mitad de los cinco millones de reales que habían aconsejado los expertos europeos. Sin embargo, fue aceptada por el Gobierno, que cerró el trato a espaldas de las cortes. Muñoz también recibió dos millones de reales de los Rothschild por la adjudicación de las minas de mercurio de Almadén.
Dirigiendo una red de especuladores se adjudicaron el ferrocarril de Langreo, las obras del puerto de Barcelona, las de canalización del Ebro o la construcción del puerto de Valencia. En fin, al parecer, era vox populi, que no había negocio industrial en el que no participara el duque. Tras cinco años de matrimonio, su fortuna se estimaba en trescientos millones de reales, compuesta por una estructura de sociedades fiduciarias en las que aparecían hombres de paja y sus hermanos -el Conde de Rematoso y el marqués de Remisa-. Ante el escándalo, la reina tuvo que renunciar a la Regencia para salvar el trono de su hija. El 12 de octubre de 1840, leyó su renuncia ante la Corte, el Gobierno y el cuerpo diplomático.
En una carta al barón del Rothschild, el agente Daniel Weisweiller confirmaba la veracidad de los rumores que atestiguaban que el matrimonio había sacado sumas ingentes del Patrimonio Real, para invertirlas en deuda extranjera. Instalados en París, siguieron sus chanchullos. Volvieron a Madrid en 1848. Se instalaron en el Palacio de las Rejas. Y siguió sus mangoneos, asociado al Marqués de Salamanca, al Ministro de Fomento y al director del Diario "La España". El portavoz de los Muñoces era Donoso Cortés, que tenía amordazada a la prensa, excepto al periódico "El Hablador", que según el propio Donoso "no tenía ni 20 suscriptores".
Hacia 1850, era notorio que la familia Muñoz tenía importantes negocios en Ultramar, uno de sus socios era el traficante de esclavos Joaquín Gómez, pero a la propia María Cristina distintos documentos notariales la identificaban como cabeza de una influyente y millonaria sociedad negrera con base en Madrid y con socios y agentes en Cuba. Ante el hartazgo general, el matrimonio fue expulsado de España en 1854. Muñoz murió en Francia en 1873".
Sus herederos pudieron disfrutar de fincas, molinos, grandes explotaciones agropecuarias y algunos Palacios: la Real Posesión de Vista Alegre en Carabanchel, el Palacio de Remisa en el Paseo de Recoletos, el Palacio de Remisa en Carabanchel, la Casa-Palacio de Rematoso, el Palacio del duque de Riánsares y el Palacio-Ermita de Riánsares en Tarancón, el Real-Deleite de Aranjuez, el Palacio de las Rejas, la Casa-Palacio de la calle de Carretas, el palacio de Belinchón, El Plantío de Remisa en Majadahonda, el Palazzo Albinoni de Roma, el Palacio de Villarrubio, la finca de Santa María de la O en Villarejo de Fuentes (Cuenca), el Château de la Malmaison en París o la residencia de Vaud (Suiza).
"El Mnndo Magazine"; 21 de junio 2012.
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