Porque suelen
obtener algún tipo de beneficio, material, intelectual o simbólico de su
posición política. Tienen miedo al cambio y el miedo vence su esperanza. La
empatía no es su fuerte. En términos electorales, no hay derecha sin redes
clientelares. Procesan las contradicciones buscando alguna justificación que
explique lo que hacen. Por eso necesitan siempre chivos expiatorios.
Sus
inconsecuencias –por ejemplo, ser cristianos y generar diariamente tanto odio;
sentirse muy patriotas, pero hacer de la corrupción un lugar cotidiano- las
solventan con actos que generen consternación y que aceptan solamente como una
forma vicaria para que no les pase a ellos. Mejor que sean siempre otros los
que ardan en la hoguera. La gente de derechas es muy de buscar excusas. La
frase de Bart Simpson” ¡Yo no he sido! ¡Nadie me ha visto! ¡Nadie puede
demostrarlo!” es de derechas.
Históricamente, van sumando justificaciones al mantenimiento de algún
privilegio presente o futuro; son ejercicios huecos que resumía el dibujante "el Roto" en una viñeta donde un acomodado individuo se decía al espejo mientras se ajustaba la
corbata: “Cada vez que digo que les bajen el sueldo a los pobres a mí me lo
suben”.
Hay algo de
eterno en el comportamiento de la derecha: pensar que hay gente que es
inferior. La derecha aprovecha la confusión para volver a engañar. Basta ver el
discurso de los partidos conservadores cuando pierden el poder. La derecha
utiliza con frecuencia los timos piramidales en las campañas electorales.
Por
ejemplo, diciendo que van a bajar los impuestos. Mucha gente les cree.
Bastantes de ellos se presentan a las elecciones diciendo que van a gobernar
sus países “como si fueran una gran empresa”. Una gran empresa suya donde lo
que cuenta son sus beneficios y los de sus accionistas. Hay sectores populares
que creen que alguna migaja caerá de la mesa de los ricos.
La derecha no lee
los programas electorales porque no le hace falta. En el fondo no les molesta
la ideología de la supuesta izquierda. La derecha puede planificar,
nacionalizar, regular, ampliar derechos civiles. Todo dependerá del momento y
de las necesidades.
Sienten fobia
ante cualquier grieta en el edificio de su sumisión a un credo intolerante. En
cambio, no hacen ascos a la televisión basura, porque entienden que así forma
parte del decorado de la democracia.
Como solo la
derecha se atreve a ser políticamente incorrecta, el campo de la ironía queda
de su lado. Así pudimos escuchar a la aristócrata Esperanza Aguirre,
exalcaldesa de Madrid y expresidenta de la Comunidad Autónoma madrileña por el
Partido Popular, decir que era “pobre de solemnidad”. Para partirse de risa.
Solo ellos pueden burlarse de la política.
Son los perfectos antisistema dentro del sistema.
La derecha, insistimos,
tiene una concepción antropológica pesimista del ser humano es “un lobo para el
hombre”. Por eso, no duda en alimentar la parte más depredadora del ser humano
siempre y cuando se convierta en una mercancía; esa mercantilización de la vida
genera una movilización constante de los valores de la derecha (cada vez que se
mueve el mercado, se mueven ellos); y lo justifican diciendo: “Así son las
cosas”.
Por eso se divorcian, defienden a la Iglesia más severa; se confiesan
pecadores, pero no renuncian a diferentes formas de sexo; toman drogas, pero
tienen un discurso prohibicionista; critican al Estado, pero llevan toda la vida
viviendo del Estado; cuestionan el peso de las tradiciones en su vida
particular, pero defienden una patria eterna e inamovible; se llenan la boca de
la falta de libertad en los países comunistas, pero no dejan que nada se escape
al control de los medios; son implacables con los adversarios políticos y muy
tolerantes con los suyos; escuchan rap pero encarcelan a los raperos. Ser de
derechas, benditos lectores, es algo profundamente humano.
POSDATA.- La autoría de este escrito corresponde al señor
Juan Carlos Monedero.
En el disco
de 1975 “Para piel de manzana”, el señor Serrat compuso la canción “A ese pájaro
dorado” donde dibuja un delicado e íntimo discurso sobre el amor cotidiano. El
amor que se acaba, el que no perdura, el amor que se escapa como una lágrima y
que sucumbe preso de las dificultades diarias.
A ese amor...
A ese pájaro dorado
que alza vuelo y parte el cielo en dos
rondando el sol y el pecado.
A ese amor
caprichoso y libertario
sin silencios que le hagan callar
ni jaulas para enjaularlo.
Qué pena,
que no le siente bien la ropa de diario
a su carita lavada.
Ese amor
vaya si es flor delicada.
A ese amor
manojo de pequeñeces
que florece en plenilunio
y se mustia en las estrecheces.
A ese amor
que arde mal en el brasero,
que se anega en una lágrima
y cunde poco en el puchero.
Qué pena,
que no le siente bien la ropa de diario
a su carita lavada.
Ese amor
vaya si es flor delicada.
El Señor Monedero no describe "la derecha". Describe un despropósito de personajes que siempre identifica con la derecha y a una serie de desalmados y malas personas. De todo ello hay en la derecha, en la izquierda, en el centro y toda tierra de España. Hay gente buena y limpia en la derecha... gente honesta y con sentido de la justicia...
ResponderEliminarEl Señor Monedero defiende lo que cree que le favorece como individuo. Hay que pensar también en la colectividad. La colectividad no son los que piensan solo como él. La colectividad son todos... también "los otros"... Me parece una crítica burda y sesgada. Hay muchos trabajadores, clase obrera y humilde que cree en políticas que no son de izquierdas y no por ello dejan de defender y luchar por una igualdad social y por sus derechos como personas. No hay gente mala de izquierdas ó derechas... hay gente mala solamente.
Artículo partidista desde la primera palabra. Se te ve mucho el plumero. Montate tu blog y verás q poquitas visitas
ResponderEliminarAnálisis profundo, me gustaría que las críticas tuvieran planteamientos tan rigurosos pero de momento no las hay.Si se supiera lo que va a hacer la derecha el día 11 si gana igual no les vota nadie
ResponderEliminarCuentecito de malos malisimos y sospecho buenos tontorrones. Sube el nivel Oscar.
ResponderEliminarCompletamente de acuerdo con el artículo, y no soy de izquierdas. No hay q irse muy lejos para comprobar el desprecio de concejales y concejales hacía el rival politico, hacia el que piensa diferente. Ninguneandolos, ridiculizandolos y con un menosprecio absoluto. Igualmente lo hacen para el resto de personas. No nos merecemos este pp en Caudete.
ResponderEliminarNo se quien es Oscar de Caso, pero este artículo es de campaña electoral.
ResponderEliminarQue me digan que sólo la derecha es mala y les salve el culo a la izquierda, vamos que no.
Que no se celebren elecciones y se quede el psoe gobernando perpetuamente.