“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo, lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa, que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
Horacio Verbitsky, periodista y escritor argentino
Comunicado Importante

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Lo que nos hace pensar que los artículos que se publicaron en facebook fueron marcados como inapropiados por lectores que no están de acuerdo con la línea editorial de este blog.

Por eso nos hemos visto obligado a crear un nuevo blog para poder seguir exprensándonos de forma libre. Aquí está la nueva dirección.

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viernes, 20 de septiembre de 2019

Grandes estafas financieras antes de la gran recesión del 2008", por Óscar de Caso.

          En efecto, antes de las catástrofes y fiascos económicos de las agencias hipotecarias: Fannie Mae, y Fraddie Mac; de la aseguradora: American Internacional Group; de los bancos de inversión: Lehman Brothers, Merrill Lynch, Goldman Sachs, Morgan Stanley y demás patulea neoliberal. Sí, hubo dos accidentes económicos muy importantes antes de llegar a la Gran Recesión de 2008.

          Escribamos sobre el primero: el escándalo de la empresa Enron, séptima empresa estadounidense por su tamaño y llegó a valer en Bolsa 80.000 millones de dólares. De un día para otro, en el invierno de 2001, suspendió pagos. 

Estafó a los ciudadanos en general, a los inversores, a los trabajadores y a los jubilados de la empresa que tenían sus planes de pensiones en la misma. Se marcó en ese momento un punto de inflexión sobre el papel que la economía del engaño jugó al principio del milenio en el centro del sistema (EE UU) y, por extensión, en el resto del planeta. 

A partir de ese momento se extendió por el planeta un sentimiento de desconfianza sobre el sistema de economía de mercado que todavía no se ha vencido. Fue la mayor bancarrota hasta ese momento de la historia norteamericana.
          Ni los bancos de inversión, ni las agencias de calificación, ni la compañía auditora Arthur Andersen (desapareció tras el descrédito que sufrió), ni los organismos reguladores del mercado de valores, ni la prensa especializada que halagaba esta sociedad como un icono de la modernidad descubrieron que Enron estaba en quiebra y que había vaciado su balance creando cientos de empresas fantasmas fuera de control.

          Escribamos sobre el segundo accidente económico: los fondos de inversión y de pensiones son el corazón del capitalismo; en ellos depositan sus ahorros centenares de millones de ciudadanos de todo el planeta a los que se ha convencido previamente de que, sobre todo por su efecto demográfico, sus pensiones públicas, en caso de existir, serían irrelevantes.

          Cuando empresas como Enron quebraban, los perjudicados eran sus accionistas, los inversores, sus directivos, los trabajadores y sus jubilados. Decenas, centenares o miles de personas, pero una minoría. Pero si los fondos de inversión sufren algún tipo de avería, los perjudicados son millones, decenas de millones, centenares de millones de personas. 

En 2003, 95 millones de ciudadanos estadounidenses tenían depositados en los más de ocho mil fondos que operaban allí, por valor de siete bbbillones de dólares, lo que equivale a lo que produce un país como España durante siete años seguidos. 
    Pero, además, esa crisis no sólo afectó a los ciudadanos americanos, sino a los de todo el mundo. Los gestores de los principales fondos de inversión gestionan más dinero que los presupuestos de muchos países.

          El 18 de noviembre de 2003 una cadena de televisión consiguió las imágenes de una redada en Manhattan Sur (Nueva York): alrededor de una cincuentena de intermediarios financieros especializados en operaciones con divisas eran detenidos por agentes del FBI

A los intermediarios se les acusaba de extorsión, estafa a los inversores y blanqueo de dinero negro, una práctica que en algunos casos venían desarrollando desde al menos dos décadas. Unas semanas antes se había destapado otro caso: esta vez se trataba de la Bolsa de Nueva York. 

Su presidente, Richard Grasso, había ideado un método, desconocido por la mayor parte de los operadores que le pagaban, para cobrar durante ese ejercicio (2003) más de 180 millones de dólares, cuando el mercado de valores no se había recuperado de la larga crisis que le había debilitado tanto. 
El hombrecillo que tocaba la campana de Wall Street en los días especiales tuvo que dimitir y fue sustituido por John Reed, anterior número uno de Citigroup, el primer grupo financiero del mundo.

          El premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz escribió en el libro “los felices 90” la siguiente sentencia resumida: “El mantra de la desregulación se ha desvelado como una trampa que, lejos de llevarnos al grado de regulación más adecuado, nos ha conducido a la supresión irreflexiva y sin más de todo mecanismo regulador.... 

...Nada tiene de casual que el origen de tantos problemas de los felices 90 se remonten al momento en el que se desregularon sectores como el de las eléctricas, las telecomunicaciones y las finanzas.... 
...Las economías de mercado no se autorregulan, son zarandeadas por golpes que están fuera de su control, tienen tendencias a las manías y los pánicos, a la exageración irracional y al pesimismo, a las estafas y a una asunción de riesgos que roza la de los juegos de azar, y a que muchos de sus errores y fechorías sean soportados por toda la sociedad”.

          ¿Les suena estas situaciones, benditos lectores, de algunos momentos pasados en España?

POSDATA. -Este escrito se ha confeccionado gracias a los señores Paul Krugman, Joaquín Estefanía y Joseph Stiglitz.
          La canción de hoy se titula “Seria fantástic” (Sería fantástico) de 1984. En ella Serrat plantea su utopía particular, un mundo ideal en que la solidaridad y la convivencia entre todos sea la base germinadora de un mundo mejor. Un mundo que esté al margen del poder y que se fundamente en el sentido común y en sentirnos todos hijos de Dios. La canción pertenece al disco “Fa vint anys que tinc vint anys” (Hace veinte años que tengo veinte años)


Sería fantástico
que anduviera equivocado
y que el váter no estuviera ocupado.

Que hiciese un buen día
y que nos convenciera.
Que San Pedro, pagando, no cantase.

Sería fantástico
que nada fuera urgente.
No pasar nunca de largo y servir para algo.
Ir por la vida sin cumplidos
llamando a las cosas por su nombre.
Cobrar en especies y sentirse bien tratado
y mearse de risa y hacer volar
palomas.

Sería todo un detalle,
todo un síntoma de urbanidad,
que no perdiesen siempre los mismos
y que heredasen los desheredados.

Sería fantástico
que ganase el mejor
y que la fuerza no fuera la razón.

Que se instalase en el barrio
el paraíso terrenal.
Que la ciencia fuera neutral.

Sería fantástico
no pasar por el embudo.
Que todo fuera como está mandado y que nadie mandase.
Que llegara el día del sentido común.
Encontrarse en casa como en todas partes.
Poder distraerse sin correr peligro.
Sería fantástico que todos fuéramos hijos de Dios.

Sería todo un detalle
y todo un gesto, por tu parte,
que coincidiéramos, te dejases convencer
y fueses tal y como yo te he imaginado.

Esta canción de Serrat se la dedico a Oscar y a todos los defensores de la Naturaleza.




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