A la edad de 84 años asistíamos ayer en Santa Catalina al sepelio de Francisco Requena, popularmente conocido como Paco "el de Mi Bar"

          Los jóvenes de ahora tienen muchos bares donde ir para pasar un rato con amigos. Los que ya hemos pasado los 60 , con 18 años, no teníamos mucho donde elegir. Hasta que a finales de la década de los sesenta Francisco Requena montó un Bar en la calle del Mercado que se hizo famoso: "Mi Bar". Tan es así que a su dueño se le recordará como Paco "el de Mi Bar". 

     Era un local pequeño, de poco más de 85 m2 de superficie con una entreplanta a base de estructura de madera que ocupaba la mitad del local y a la que se accedía a través de una escalera de madera situada en un lateral. 

     Aquel Bar fue una revolución. Sencillo, pero de diseño vanguardista para lo que había entonces. Un amigo suyo me dijo ayer en el entierro que, como él, los primeros contactos de Paco con la repostería fueron como camarero en el "Bar París", situado en la Plaza del Cármen. Paco tuvo mucho acierto poniendo en marcha este negocio en una calle donde los domingos por la tarde, todo el pueblo paseábamos delante de su puerta -desde la Plaza del Carmen hasta la panadería de "Pepe Claveles" y ¡vuelta a empezar!- mientras hacíamos tiempo para ir al cine Calderon, al cine España, al Sindicato o al cine de verano.

   Su mujer, Mª Gracia Díaz, dominaba la cocina. Las mejores tapas del pueblo, sobre todo las de sepia, las hacía ella. No tenía rival. En Mi Bar empezamos a hacernos mayores y a relacionarnos con chicas. La terraza superior era para las parejas. En la televisión en blanco y negro que tenía en una esquina -no había tantas como ahora- vimos triunfar a Manuel Benitez "El Cordobés"... la primera vez que el hombre puso el pie en la Luna y a escuchar la Sinfonía nº 40 de Mozart tras el famoso arreglo que le hizo Waldo de los Rios en una revolucionaria máquina de la época en la que por ¡un duro! podías escuchar dos discos. Creo que fue la primera que vino al pueblo ¡Qué tiempos aquellos! 

¡Esto si que es una sorpresa!. Me acaba de llegar al móvil 
esta singular acuarela de la fachada de Mi Bar de Paco "el Rubio".

   El nombre de "Mi Bar" irá siempre asociado a los recuerdos de nuestra juventud. Paco era como nuestro segundo padre. Tenía sabiduría y paciencia para aguantarnos. Un poco de lo que somos... se lo debemos a él. En Mi Bar pasamos muchas horas. Era el lugar de reunión. Recuerdo un azulejo que tenía Paco colgado en la pared donde podía leerse: "La vida buena es cara. Hay otra más barata, pero no es vida". Cuarenta y cinco años después, no crean que la cosa ha cambiado mucho.

       Enfrente de "Mi Bar" estaba el despacho del Ordinario que iba a Valencia, "el Sastre"; al lado, la tienda de Luis Solera con sus famosas sardinas y, los domindos por la tarde, "las Torrateras" y "Pepe Gafas" vendian pipas, caramelos, altramuces y manzanas carameladas en unos puestos ambulantes que transportaban desde la calle Las Eras.... La foto se la hice a Paco y a su mujer el pasado 9 de septiembre. Acababan de salir de misa. Vaya esta crónica a la memoria de Paco "el de Mi Bar" por habernos dado a disfrutar de su amistad y de aquel entrañable y encantador lugar que un buen dia puso en funcionamiento que solo existe en la mente de todos nosotros: "Mi Bar".

¡La de veces que  escuchamos a Waldo de los Rios en Mi Bar¡ .... Estaba de moda.
Paco se la sabría de memoria.