«El pasado viernes, la Asamblea de Ganemos Caudete tomó la decisión, sin ningún voto en contra, de devolverle al Alcalde las concejalías delegadas otorgadas el pasado mes de junio tras un esperpéntico sorteo. Como viene siendo norma desde nuestros comienzos, esta decisión no se toma por estrategia política, ni por intereses personales, ni mucho menos con el ánimo de perjudicar a terceros. Lo hacemos de forma meditada y responsable, plenamente conscientes de su significado y de sus consecuencias, y firmemente convencidos de que es la única opción que puede dar respuesta a las necesidades actuales de Caudete.
Debemos hacer notar, en primer lugar, que esta decisión, que puede resultar extraña a una parte de la ciudadanía, no va a causar ninguna sorpresa a aquellas personas que están implicadas, de una forma más directa, en el devenir político de nuestro Ayuntamiento. Muy al contrario, era una decisión esperada y deseada desde hace tiempo por todos los partidos políticos con representación municipal. Debemos insistir en este punto, concretándolo: no eludimos nuestra responsabilidad, somos nosotros los que, libremente, renunciamos a las delegaciones de Servicios Sociales, Educación y Medio Ambiente, pero sabemos y afirmamos rotundamente que romper con la situación actual de reparto de concejalías delegadas es un deseo compartido, no sólo por aquellos partidos ajenos al que detenta la Alcaldía, sino también por el partido de José Miguel Mollá, el Partido imputado Popular. Y aseguramos que si alguno de ellos lo niega, miente.
Después del disparate cometido por nuestro Alcalde el pasado julio, al sortear las concejalías en un intento desesperado de eludir sus responsabilidades, plenamente conscientes de que aceptándolas legitimábamos en parte el esperpento de Mollá, pero condicionados por la amenaza que suponía dejar aquellas concejalías que no fueran asumidas sin dirección política, y con la firme voluntad de trabajar por el bien común de Caudete, los concejales de Ganemos Caudete aceptamos las delegaciones, y las aceptamos con ilusión, con voluntad de trabajar para todos y con nuestro más sincero sentido de la responsabilidad. A nuestra zaga, siguieron los demás partidos, por los motivos que ellos creyeran convenientes y en los que nosotros no debemos entrar.
Lo cierto es que comenzó una etapa sin antecedentes en la historia política caudetana, una forma de gobernar que nunca antes había sido contemplada y que abría más interrogantes que respuestas, pero que no por eso debía ser descartada. Con más o menos voluntad, quizá obligados algunos por las circunstancias, los dieciséis concejales electos nos pusimos manos a la obra a gestionar el Ayuntamiento, pero sin una línea clara ni consensuada de acción, la responsabilidad de organización y coordinación de las distintas áreas recayó en el Alcalde, quién, a pesar de comprometerse ya en su discurso de investidura a asumir personalmente ciertos problemas acuciantes de Caudete, no se reservó para sí más que la coordinación entre concejalías.
Durante los poco más de seis meses que hemos trabajado juntos, las relaciones entre los concejales han sido generalmente cordiales, con algún episodio aislado de enfrentamientos que básicamente han sido la excepción que confirma la regla, pero solamente eso, cordiales, no colaborativas ni cooperativas, correctas pero frías y poco cercanas. El tono general ha sido el del aislamiento, el enroque de cada concejal en su concejalía, y podemos asegurar que las aportaciones hechas hasta el momento de cara al futuro, en el presupuesto y en las programaciones de actividades futuras, no sólo no atenúan este grave problema, sino que lo acentúan hasta el extremo.
Por ese camino, vamos a convertir la administración municipal de Caudete en 16 taifas independientes entre sí que se preocupan únicamente de su ámbito de actuación y que compiten por los recursos disponibles, tanto económicos como de personal. El desastre está asegurado si seguimos así. Queremos señalar, igualmente, que en este aspecto también han habido dignas excepciones, y que los concejales de Ganemos pueden tener en este tema la satisfacción del trabajo bien hecho.
¿Quién ha sido el máximo responsable de esta descoordinación? ¿Quién era el encargado de velar por la coordinación entre concejales y concejalías? ¿Quién ha declinado consciente o inconscientemente su responsabilidad? La respuesta es clara: José Miguel Mollá Nieto. El Alcalde es, seguramente, el principal damnificado, a la par que responsable, de la situación que ahora vuelve a ser la del principio del mandato. Durante estos últimos seis meses, Mollá ha tenido la oportunidad de consolidar una forma de gobernar auspiciada y vendida por él mismo como una genialidad. Realmente podría haber funcionado, pero para que funcionara habría hecho falta que él asumiera sus compromisos. Mollá, el único de los 17 que se dedica a la política de forma profesional y cobra un sueldo mensual más que sustancioso por trabajar para Caudete, no le ha dado un palo al agua, tal y como suena.
No solo eso, Mollá en estos seis meses, ha sido la principal rémora para la coordinación entre las diferentes áreas y al funcionamiento de todas y cada una de las concejalías. Él ha sido el que se ha ocupado de generar retrasos, obstáculos y problemas para desarrollar la labor de los concejales delegados. Él ha suscitado los enfrentamientos con los concejales delegados, ha ocultado información, ha negociado a espaldas de los concejales y no ha tenido reparos en ignorarlos cuando lo ha considerado oportuno para sus intereses. Estos seis meses son la constatación del estrepitoso fracaso de José Miguel Mollá como Alcalde de Caudete. Y eso puede traer consigo una situación dramática para nuestro pueblo.
Mollá no ha tenido en consideración a sus 16 concejales ni siquiera en aquello en los que su colaboración es imprescindible. La bomba de relojería en la que él convirtió a GEURSA, ha terminado por estallarnos a todos en las manos. Siempre hemos admitido que el conflicto de esta empresa pública no fue originado por él ni por el PP, pero su gestión en los pasados cuatro años no solo ha sido nefasta, es que ha ahondado el problema hasta niveles inadmisibles. Cuando llegó a la alcaldía por primera vez lo que hizo fue aplazarlo el tiempo suficiente como para que no afectara a su mandato. En contra de todo pronóstico, fue elegido Alcalde de nuevo, con lo que la jugada se le ha vuelto en contra, sumando intereses de demora y provocando la postura inflexible de aquellos que pueden ayudar a Caudete a solventar este problema de la forma menos traumática.
Como siempre, los que pagamos los platos rotos somos toda la ciudadanía de Caudete, poniendo en riesgo los servicios y las actividades municipales. Hemos denunciado ciertas prácticas generalizadas en el pasado mandato respecto a determinadas empresas en las que el Ayuntamiento ha bordeado la legalidad, por decirlo de forma relativa. Era el momento de regenerar las formas de hacer política y de buscar el beneficio común. Mollá buscó primero la complicidad de los demás partidos, y cuando recibió su negativa, optó por el atajo administrativo y la desinformación para no tener que contar con la opinión de los que querían claridad, honestidad y legalidad. Directamente, nos borró del mapa. Los concejales de Ganemos, en reuniones informativas, han sufrido insultos y amenazas por llevarle la contraria al Alcalde. No han sido los únicos.
El Alcalde, en sus intervenciones públicas, tanto en televisión como en los Plenos, siempre ha hablado de lealtad, colaboración y compañerismo, siempre ha tenido el cuidado de decir “mis concejales”, refiriéndose a todos. Todo ha sido un teatro, una farsa, una simulación de cara a la galería. Lo cierto es que si alguien ha pecado de deslealtad ha sido él. No ha dudado en negociar con determinada empresa concesionaria del Ayuntamiento a espaldas de la responsable de la concejalía, después de tener esta concejala cerrada la negociación.
No ha tenido reparos en dar largas a necesidades de asociaciones, comerciantes y vecinos, delegando sus responsabilidades en los concejales al mismo tiempo que intentaba limitar sus actuaciones, poniendo en riesgo permisos, subvenciones y prestaciones, y llevando a “sus” concejales a la picota. La tensión que genera en sus colaboradores es constante y no aporta ningún aspecto positivo, muy al contrario, la presencia de Mollá siempre conlleva incertidumbre y presión, él es el principal problema para el funcionamiento normalizado del Ayuntamiento de Caudete.
Pongamos dos ejemplos cercanos en el tiempo; antes del último pleno ordinario del mes de enero, el Alcalde citó a los portavoces de los partidos media hora antes en su despacho para “consultarles” algo que ellos, como suele ser habitual, no sabían de que se trataba. Las citas a ciegas han estado muy generalizadas estos siete meses, siendo común convocar a los concejales a reuniones sin saber el tema que se iba a tratar y sin disponer, por tanto de tiempo para informarse de ello. Apenas quince minutos después de comenzar dicha reunión nuestro Alcalde le gritaba a un concejal, delante de todos los asistentes, textualmente “que lo que tenía que hacer era darle cuatro hostias y que lo que era es un pedazo de gilipollas”.
Ése es Mollá, y este es un ejemplo de su talla política. Por contra, la última Junta de Gobierno Local, formada por representantes de cinco partidos, y con un orden del día que la presumía larga y posiblemente controvertida, puesto que había que decidir compromisos de gastos en áreas determinadas, discurrió por cauces amables y considerados, prudentes y sensatos, se informó, se debatió y se tomaron decisiones conjuntas. Mollá no estaba, actuaba como presidente el teniente de alcalde. Esto no es casualidad, no ha sido la primera vez: cuando Mollá no está todo es más fácil, y sobre todo, más práctico para Caudete.
Todo esto no son rumores ni maledicencias, son hechos reales y demostrables. Si antes ya sabíamos indirectamente que esto era así, ahora los concejales de Ganemos lo han vivido en primera persona, y lo han transmitido semanalmente a su asamblea, no solo con su testimonio, sino también a través de documentación, por lo que podemos afirmar estos hechos de forma categórica.
Caudete no tiene un problema por la situación generada tras las últimas elecciones municipales, los concejales electos representan los deseos de las más de 10.000 personas que vivimos aquí, y deben entenderse tal y como hacemos los vecinos. Nuestros problemas son económicos y sociales, y nuestros representantes están para hacer lo posible por solucionarlos o, al menos, minorar sus consecuencias. El entendimiento entre todos no sólo debe ser posible, sino también exigible. Pero sabemos que ahora mismo no es factible única y exclusivamente por una persona. Creemos que Mollá, en estos seis meses, ha intentado conseguir una legitimidad que realmente no tiene, intentando manipular la opinión pública caudetana y vendiendo algo que él mismo ha convertido en ficticio.
El 21 de septiembre del año pasado en una entrevista en “el blog de Joaquín Medina”, un concejal de Ganemos Caudete ya advertía que Mollá era la persona menos indicada para llevar adelante este proyecto que ahora acaba, a pesar de lo cual, tenemos la tranquilidad de haberlo intentado con todas nuestras fuerzas. Recuperamos ahora las palabras del concejal de Ganemos en uno de los primeros plenos del mandato, cuando le decía a Mollá que estábamos dispuestos a compartir las responsabilidades de gobierno con quién hiciera falta, pero que con él de Alcalde, NO.
Asumimos de forma sincera nuestros errores y lamentamos de forma humilde que parte de la ciudadanía caudetana pueda verse defraudada por nuestra decisión, aunque nos tememos que los defraudados no sean precisamente aquellos que más comparten formas y voluntades con nosotros. Somos los primeros en devolver las delegaciones, pero presumimos que no vamos a ser los últimos, y no podemos dejar de recordar que somos los primeros en hacerlo en este mandato, pero que en la anterior Mollá ya perdió la confianza de su concejal de Sanidad, de la de Educación, del concejal de fiestas (que incluso abandonó el partido) y de su Teniente de Alcalde, debiendo recurrir además, a los suplentes de la lista de su partido, al renunciar varias de las personas que la conformaron a asumir su responsabilidad. Esto no es casualidad, todo tiene un hilo conductor.
Queremos terminar esta comunicación ofreciendo nuestra colaboración para cambiar las circunstancias actuales de Caudete y terminar con la rémora que supone que José Miguel Mollá sea alcalde de nuestro pueblo. En los últimos días se han producido contactos para realizar una moción de censura que solucione las carencias democráticas del Ayuntamiento, lo que echamos en falta es la participación real de militantes, simpatizantes y votantes de otros partidos en estas negociaciones que tan importantes nos parecen.
Ganemos Caudete no será un obstáculo para un cambio de gobierno, nos dicen que determinados partidos no pueden realizar un pacto con nosotros por representar el extremismo y la radicalidad de izquierdas. Lo que nos jugamos aquí no depende de ideologías ni de catecismos políticos, sino de sentido común y sensatez. La radicalidad no está en las ideas, se demuestra en los comportamientos, y ahora Caudete está gobernado por un auténtico radical antisistema, dispuesto a pasar por encima de todo con tal de perpetuarse en el poder. Nosotros no vamos a contribuir a ello.»
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