Los Últimos de Filipinas tienen una estatua en Madrid en la Plaza del Conde del Valle de Súchil, distrito de Chamberí.

             Han transcurrido 120 años de aquella gesta en una pequeña Iglesia de Baler, pero por fin aquellos militares supervivientes del asedio durante 337 días, tienen en Madrid un precioso monumento digno de aquella acción militar entre los que se encontraba un paisano nuestro: José Olivares Conejero.

     El lugar elegido es la céntrica Plaza del Conde del Valle de Súchil, quien fue Alcalde de Madrid en el siglo XIX, plaza muy alargada entre la calle Alberto Aguilera y Arapiles, en el Distrito de Chamberí  muy cerca de la estatua del Almirante de la Armada Española Pascual Cervera.

      Digo que se ha tardado mucho tiempo en homenajear y aplaudir una gesta militar que le da prestigio a nuestro Ejercito de Tierra como así lo pone de manifiesto Emilio Aguinaldo, Presidente de la República de Filipinas, cuando un 30 de junio de 1899 decía "un puñado de hombres aislados se hicieron merecedores de la admiración del mundo por su valor, constancia y heroísmo, realizando una epopeya tan propia del legendario valor de los hijos de Cid y de Pelayo".

       Es un caso poco común en la historia militar: que tu enemigo defina tu actuación "como una epopeya" y que al mismo tiempo, en tu propio país, si te descuidas, te nieguen el pan y la sal. Es como si nos avergonzáramos de nuestros éxitos y de nuestros héroes.

 Si fuimos el lunes a Madrid  es porque creemos que nuestro paisano y sus compañeros, ademas de tenerlos bien puestos, defendían a la España que los había visto nacer....

    Y esa valiente y decidida actitud de Olivares justificaba, ¡y con creces!, el viaje en una fría mañana a Madrid. Cada uno puede adoptar la actitud que crea conveniente. Pero, que piense por qué en el concierto mundial nos toman por el pito del sereno y por qué tan pocos conocen la historia de Blas de Lezo.

 La tardanza se ha visto recompensada al haberse tomado en serio todos los aderezos y detalles que conformaban el homenaje. Tarde...¡pero acertado!. Una magnifica estatua en bronce del Teniente Saturnino Martín Cerezo realizada por el excelente escultor Salvador Amaya sobre un pedestal de granito. 

Augusto Ferrer-Dalmau.

     El  Teniente Saturnino ha sido diseñado por el prestigioso pintor Augusto Ferrer-Dalmau experto en asuntos militares desde el sable, la vestimenta, la pistola o el calzado. El monumento  ha sido financiado por suscripción popular. Fue la Fundación Museo del Ejercito la que puso en marcha una campaña de mecenazgo para que este homenaje sea ya una realidad: 13 de enero 2020.

    Al acto asistieron una nutrida representación del Ejercito, el Jefe del Estado Mayor (JEME) Francisco javier Varela, el Alcalde de Madrid  José Luis Martínez Almeida, el Viceconsul de Filipinas Ralf G. Roldan, la Delegada de Cultura Andrea Levy, representante del  Psoe Mar Espinar, de Vox Javier Ortega Smith y Rocio Monasterio Diputada de la Comunidad de Madrid, la Asociación Nacional Los Últimos de Filipinas, numerosos familiares de los protagonistas de los Héroes de Baler y algunos Alcaldes de los pueblos de los protagonistas.

     De Caudete asistimos  Manuel Albertos Calero, su mujer Jeralyn Andeza Tumangan natural de Masbate, isla situada al sur de Luzón (Filipinas), Miguel Requena Marco y la ex Alcaldesa Elisa Pagan Morant, los dos  familiares del Cabo Olivares. 

 Allí nos encontramos con Francisco Díaz, Capitán de Navío que nos presento a sus conocidos.  La presencia de nuestro Alcalde no cabe duda de que hubiera sido acertada.... pero no fue. También saludamos a los autores del Libro "!898. Los últimos de Filipinas". Mito y realidad del sitio de Baler, Miguel Leiva y Miguel Ángel de la Asunción.

Salvador Amaya, el escultor.

Nada mas llegar vimos que la cosa iba muy en serio. Fue un honor ser testigos de un acto tan bien representado por políticos y militares donde se estaba homenajeando a un paisano nuestro que en Baler dio la talla. 

    Su nombre queda plasmado para siempre en un pedestal de una céntrica plaza de Madrid  que sostiene la estatua del que fue su superior, el Teniente Saturnino Martín Cerezo. 

   Y no solo para los que fuimos sino para cualquier caudetano de bien que mañana se detenga delante del monumento se emocionará al leer su nombre: José Olivares Conejero. Este es de mi pueblo, dirá con orgullo.

     En la comida coincidimos con Eufemio Sánchez Valero, nieto de uno de los últimos de Filipinas, el soldado Eufemio Sanchez Martinez de la Puebla de Don Fadrique, Granada y con Ulises Bidón Virgil de Quiñones (Sevilla)  nieto del médico del destacamento de Baler que fue el que le regaló a nuestro paisano su reloj por la hazaña de salir de la Iglesia cuando ya no tenían víveres y regresar con alimentos evitando sucumbir por hambre. Olivares, todo un personaje, le devolvería años más tarde el reloj a la familia. 

      A los familiares de los últimos de Filipinas, que hasta ahora no lo habían recibido, la Asociación Nacional Los Últimos de Filipinas les entregó un diploma.

     Creo que también es conveniente conocer que este homenaje no estuvo exento de polémica desde sus inicios ya que durante la anterior Legislatura, mientras que  PP, Ciudadanos y Psoe votaban a favor del homenaje, "Ahora Madrid", partido de Gobierno presidido por Manuela Carmena, vetó su instalación ...¡porque se honraba a un "ejercito colonial"! 

     Curiosa forma de interpretar la historia y de defender lo que durante 300 años perteneció a España  que en las Cortes tenía un representante. Olivares y sus compañeros estaban defendiendo, como auténticos soldados espartanos, territorio español.

José Luis Martínez Almeida, actual regidor de Madrid, prometió levantar el monumento si lograba ser investido Alcalde. El lunes, junto al Jefe del Estado Mayor Francisco Javier Varela, recibía la medalla de la "Asociación Nacional Los últimos de Filipinas" que preside Aurelio Calvo Infante, de la que Manuel Albertos, para los amigos "el Plancha", forma parte.