“El pueblo
unido jamás será vencido.” Esta consigna por la que en mis tiempos mozos uno
podía ir a la cárcel también se la han apropiado los neoliberales, neocons,
conservadores, de centro, de derecha. No han dejado nada para el recuerdo.
Cualquier símbolo de la lucha por la libertad de otro tiempo ha quedado
desposeído de sentido.
Se han quedado con todo. Por eso, muchos jóvenes que
provienen de ese mundo que ellos llaman apolítico afirman que no existe la derecha
ni la izquierda, que son términos obsoletos que no van a ninguna parte.
Pues sí
que existen, y también la extrema derecha a la que pertenecen algunos de los
que hoy desempeñan cargos de responsabilidad. Son aquellos que justifican el
golpe de Estado de 1936. Los que afirman que hubo otro en 1934 para referirse a
la huelga de Asturias. Los que dicen que hacer el saludo fascista o portar
banderas golpistas son chiquilladas sin importancia.....
.....los que equiparan la
bandera republicana, símbolo de una democracia, con la del golpe de Estado,
símbolo de una dictadura. Los que defienden la permanencia de los nombres de
militares y civiles golpistas en las calles y plazas de nuestro país.....
.....los que
se resisten y resistían a la retirada de las estatuas ecuestres del dictador.
Los que afirman, y ahora son legión, que la Segunda República trajo un millón
de muertos. Y dejemos de apuntar signos que delatan la ideología. Porque si nos
metemos en internet con la lista, salen retratados más políticos de los que
desearíamos.
Confundirlo
todo, desvirtuarlo todo, hacer de la política un acto abominable, convertir el
Congreso de los Diputados en una taberna de pendencieros, utilizar la mentira
de forma sistemática para cotidianizarla, convertir el sistema democrático en
una mera herramienta electoral periódica sin ningún tipo de connotación ética o
moral. Abolir la responsabilidad política. Esa y no otra es la meta.
En un
sistema de gobierno que surgiera de esta catarsis estarían solos. No tendrían
que aguantar pamplinas de la chusma ni dar tantas incómodas e innecesarias
explicaciones.
POSDATA.- La autoría de este escrito corresponde al Gran
Wyoming. Amén. En “La mujer
que yo quiero”, Serrat cuestiona la autoridad de los que marcan cómo deben de
ser las relaciones amorosas. Él prefiere una mujer no convencional, que no esté
atada a una moral determinada. Del inolvidable disco de 1971 “Mediterráneo”.
La mujer que yo quiero, no necesita
Bañarse cada noche en agua bendita
Tiene muchos defectos, dice mi madre
Y demasiados huesos, dice mi padre
Pero ella es más
verdad que el pan y la tierra
Mi amor es un amor de antes de la guerra
Para saberlo
La mujer que yo quiero, no necesita
Deshojar cada noche una margarita
La mujer que yo
quiero, es fruta jugosa
Prendida en mi alma como si cualquier cosa
Con ella quieren dármela mis amigos
Y se amargan la vida mis enemigos
Porque sin querer tú,
te envuelve su arrullo
Y contra su calor, se pierde el orgullo
Y la vergüenza
La mujer que yo quiero, es fruta jugosa
Madurando feliz, dulce y vanidosa
La mujer que yo
quiero, me ató a su yunta
Para sembrar la tierra de punta a punta
De un amor que nos habla con voz de sabio
Y tiene de mujer la piel y los labios
Son todos suyos mis
compañeros de antes
Mi perro, mi scalextric y mis amantes
Pobre Juanito
La mujer que yo quiero, me ató a su yunta
Pero, por favor, no se lo digas nunca
Pero, por favor, no se lo digas nunca
El pueblo unido contra la inseguridad ciudadana, jamas será vencida. Pero es más fácil mirar a otro lado.
ResponderEliminarYo propongo que este hombre se monte su blog. Creo que desvirtúa la calidad y el buen hacer de Chimo. Una opinión.
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