A Pepe Claveles fue al primero que hace muchos años se la oí recitar una tarde de verano tomando el fresco en las mesas de la Pastelería Picó. Pepe era excelente rapsoda además de tener el don de saber contar anécdotas. Panadero de profesión, tenía una vena de filósofo. Desde su experiencia, siempre te proporcionaba acertados consejos.
Era, lo que se dice ahora, un animal político. Fue concejal del Ayuntamiento de su pueblo en la década de los 60. Lo recuerdo con mucho cariño y respeto. Echo de menos los debates de asuntos locales, su visión del mundo y sus poesías
Sobre todo, la redondilla que tienen más abajo que Pepe recitaba tan bien. Me llamó la atención que su autora fuera monja. La escribió hace 335 años. Nacida en México, esta religiosa conocía a la perfección la psicología del hombre y su relación con la mujer.
Niña prodigio -aprendió a leer y a escribir muy pronto- su espíritu inquieto la llevaría a convertirse en una mujer de gran intelecto y pensamiento independiente lo que la hizo desafiar los convencionalismos de su tiempo. Fue capaz de expresar sus opiniones en una época en que la mujer era poco más o menos que una esclava. Descubrirán en esta redondilla un claro ejemplo de una mujer valiente, con las ideas claras y adelantada varios siglos a su tiempo:
Niña prodigio -aprendió a leer y a escribir muy pronto- su espíritu inquieto la llevaría a convertirse en una mujer de gran intelecto y pensamiento independiente lo que la hizo desafiar los convencionalismos de su tiempo. Fue capaz de expresar sus opiniones en una época en que la mujer era poco más o menos que una esclava. Descubrirán en esta redondilla un claro ejemplo de una mujer valiente, con las ideas claras y adelantada varios siglos a su tiempo:
Hombres necios que acusáis
a la mujer sin razón,
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis:
Si con ansia sin igual
solicitáis su desdén,
¿por qué queréis que obren bien
si las incitáis al mal?
a la mujer sin razón,
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis:
Si con ansia sin igual
solicitáis su desdén,
¿por qué queréis que obren bien
si las incitáis al mal?
Cambatís su resistencia
y luego, con gravedad,
decís que fue liviandad
lo que hizo la diligencia.
Parecer quiere el denuedo
de vuestro parecer loco
el niño que pone el coco
y luego le tiene miedo.
Queréis, con presunción necia,
hallar a la que buscáis,
para pretendida, Thais,
y en la posesión, Lucrecia.
hallar a la que buscáis,
para pretendida, Thais,
y en la posesión, Lucrecia.
¿Qué humor puede ser más raro
que el que, falto de consejo,
él mismo empaña el espejo,
y siente que no esté claro?
Con el favor y desdén
tenéis condición igual,
quejándoos, si os tratan mal,
burlándoos, si os quieren bien.
Siempre tan necios andáis
que, con desigual nivel,
a una culpáis por cruel
y a otra por fácil culpáis.
que el que, falto de consejo,
él mismo empaña el espejo,
y siente que no esté claro?
Con el favor y desdén
tenéis condición igual,
quejándoos, si os tratan mal,
burlándoos, si os quieren bien.
Siempre tan necios andáis
que, con desigual nivel,
a una culpáis por cruel
y a otra por fácil culpáis.
¿Pues como ha de estar templada
la que vuestro amor pretende,
si la que es ingrata, ofende,
y la que es fácil, enfada?
la que vuestro amor pretende,
si la que es ingrata, ofende,
y la que es fácil, enfada?
Mas, entre el enfado y pena
que vuestro gusto refiere,
bien haya la que no os quiere
y quejaos en hora buena.
que vuestro gusto refiere,
bien haya la que no os quiere
y quejaos en hora buena.
Dan vuestras amantes penas
a sus libertades alas,
y después de hacerlas malas
las queréis hallar muy buenas.
¿Cuál mayor culpa ha tenido
en una pasión errada:
la que cae de rogada,
o el que ruega de caído?
¿O cuál es más de culpar,
aunque cualquiera mal haga:
la que peca por la paga,
o el que paga por pecar?
Pues ¿para qué os espantáis
de la culpa que tenéis?
Queredlas cual las hacéis
o hacedlas cual las buscáis.
Dejad de solicitar,
y después, con más razón,
acusaréis la afición
de la que os fuere a rogar.
Bien con muchas armas fundo
que lidia vuestra arrogancia,
a sus libertades alas,
y después de hacerlas malas
las queréis hallar muy buenas.
¿Cuál mayor culpa ha tenido
en una pasión errada:
la que cae de rogada,
o el que ruega de caído?
¿O cuál es más de culpar,
aunque cualquiera mal haga:
la que peca por la paga,
o el que paga por pecar?
Pues ¿para qué os espantáis
de la culpa que tenéis?
Queredlas cual las hacéis
o hacedlas cual las buscáis.
Dejad de solicitar,
y después, con más razón,
acusaréis la afición
de la que os fuere a rogar.
Bien con muchas armas fundo
que lidia vuestra arrogancia,
pues en promesa e instancia
juntáis diablo, carne y mundo.
juntáis diablo, carne y mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario