Tiene tan solo 20 años y estudia segundo curso de Biología en la Universiad Complutense de Madrid. Y con buenas notas, me dijo mi sobrina. Ayer aparcó la biología (ciencia que estudia el comportamiento de los seres vivos) para impartir una charla en la sede de Ganemos-Caudete con el título "Represión Actual". Criticó la actual Ley de Seguridad Ciudadana, aprobada el 1 de julio del pasado año, Ley basada en la de Protección de la Seguridad Ciudanana de 1992. Sus detractores, que son muchos, la llaman "Ley Mordaza".
Apenas tenía 18 años cuando conocí a Antonio. Fue la tarde del 6 de diciembre del 2013 en el Paseo Luis Golf. Se habían concentrado unos cuantos compañeros suyos de clase aquella tarde, con bandera republicana incluída, para dar un mitin al lado del busto del Presbítero que consiguió, tras muchos esfuerzos, que la Corte -Felipe V- considerara a Caudete pueblo independiente de Villena.
Cuando llegué al mitin, ¡había casi más Guardia Civiles que manifestantes! Me pareció desproporcionado el despliegue de fuerzas para lo que allí se pretendía cocer. Tras ser identificados, procedieron a exponer sus ideas: reclamar una República en sustitución de la actual Monarquía.
Conozco a pocos jóvenes que tengan tan claras las ideas y lo que pretende. Es un digno representante de la primera parte del dicho de Joan Manuel Serrat "..el que a los 20 años no es comunista no tiene corazón..." Termina diciendo que "el que a los 50 sigue siéndolo, no tiene cabeza". Esta parte, ya la juzgarán mañana otros. De momento, Antonio es un militante activo de "Juventudes Comunistas". De haber existido en Galilea esta organización, Jesús y sus Apóstoles, con toda seguridad, hubieran pedido la afiliación.
Aunque no lo aparenta, por su aspecto más bien infantil, tiene pasta de lider y de estar comprometido con lo que piensa. Conozco otro caso similar, encarnado en aquellos jóvenes que, en 1918, se embarcaron en la publicación de un "Semanario Independiente en defensa de los intereses locales", conocido como "El Faro Caudetano". Como ahora hace Antonio, criticaban al poder y este les llamaba la atención y censuraba la revista cuando no le gustaba lo que decían, cosa que era muy frecuente.
Más o menos...como ahora. Antonio contó varios casos de denuncias y detenciones de compañeros suyos que, gracias a la solidaridad de los ciudadanos y a la implicación de los medios de comunicación han conseguido que se anularan y salieran absueltos.
Centró su intervención en contar la denuncia que le puso la Guardía Civil de Caudete tras la abdicación del Rey en su hijo, ocurrido en junio del 2014. Había convocada una reunión en la Plaza del Carmen y Antonio estuvo repartiendo octavillas en la que, entre otras cosas, podía leerse..."necesitamos que se deje de parchear la Constitución para seguir intentando mantener un régimen caduco". Más abajo pueden leerla completa.
"Teníamos derecho a opinar sobre la abdicación del Rey", decía anoche Antonio en tono moderado y sin recurrir a la demagogia en sus apreciaciones. Dijo que llegó el primero a la Plaza. Le había avisado Julen Sánchez, concejal socialista. "...No había ni banderas ni pancartas y todo transcurrió en tono muy improvisado y pacífico. Yo fui de los últimos en abandonar la Plaza y, cuando llegaba a mi casa, la Guardía Civil me paró y me dijo que me identificara que me iban a denunicar por repartir octavillas. Le comuniqué a la Organización que me habían multado por infracción grave de la Seguridad Ciudadana."
" Se da la curiosa circunstancia de que el instructor del asunto no quiso tener en cuenta el testimonio que, por escrito, presentó Julen en el que afirmaba que yo no era el organizador de aquel acto. Recurrimos la denuncia pero, al final, el Ministerio del Interior me puso una multa de 301 euros, cantidad que ya he pagado. Para la defensa de este y otros casos similares, tenemos una caja de resistencia por lo que les pido una colaboración económica".... Se la prestaron.
Santiago Aguilar y Pedro Ortuño tenían una Comisión de Hacienda a la misma hora. Santiago me dijo que la cantidad que recibieran por asistencia a dicha Comisión -90 €- la iban a destinar para ayudar a Antonio.
¡Ya sé que no es bueno mezclar churras con merinas! Pero, sigo considerando una descomunal desproporción que al "animador sociocultural" de Pedro Hernández Moltó lo hayan condenado a pagar una multa de 18.000 € tras desvalijar una Caja de Ahorros -la CCM- y a Antonio, por repartir unas octavillas, 301 euros. "Manda carallo", que decía aquel de Lugo. Le tengo mucho respeto a las fuerzas del Estado que defienden la libertad de los ciudadanos.
En este caso, más bien parece la persecución de un jóven afiliado a un partido que fue legalizado en 1978. Tengo por costumbre conocer las dos versiones para opinar con cierta solvencia. Solo conozco la de Antonio. Pero, después de presenciar la intervención de la Guardía Civil el pasado 6 de octubre de 2013, teniendo como testigo a D. Luis Golf Corredor, me reitero en que hay cosas mucho más importantes que investigar, que llevar a media docena de agentes para tratar de impedir que unos jóvenes opinaran sobre una Monarquía que no pasaba, ¡ni pasa!, precisamente por sus mejores momentos con unos parientes que, además de robar, quieren tomarnos por tontos con las afirmaciones que estan dándole al señor Juez.....
Daniel Viglietti, uruguayo, canta un poema del cubano Nicolás Guillén:
"No sé porque piensas tu, soldado que te odio yo"
A ver si me estoy enterando bien... entonces la Guardia Civil de Caudete se dedica a multar a jovenes por repartir octavillas en una manifestacion pacífica, sin incidentes y casi sin afluencia de público en vez de tratar temas de importancia como son los robos en nuestro pueblo? No me extraña que estemos así... que pasa, que no hay cosas mas importantes que hacer por Caudete, verdad? Que sinvergüenzas .
ResponderEliminarLeyendo la crónica que escribes sobre Antonio Requena he recordado a unas compañeras de trabajo que se llamaban Concepción Valderas, Custodia Gómez y María del Carmen Manzano. Las cito con nombres y apellidos porque se merecen que nunca se extravíen en mi memoria. Tenían en exceso: coraje, solidaridad, empeño. coherencia, lucidez, valor, ternura; en sus defectos, (conocidos por mi), no perdían, por más quebrantos que se le vinieran encima, ninguno de los excesos que anteriormente he descrito.
ResponderEliminarTenían estas chicas, todos los veinte años que podían padecer las mujeres en aquellos años 70 del siglo pasado. Trabajadoras de clase de tropa, pero con mucha clase.
Nos contaban a los ciento y pico de compañeros de trabajo cosas que nunca habíamos imaginado a las que pudiéramos tener derecho: elecciones sindicales libres, horas extraordinarias cotizables, recursos ante los tribunales de trabajo, poder exigir buenos modales a los encargados, reconocimientos médicos “reales” laborales, sindicatos horizontales; no verticales, higiene y seguridad en nuestros empleos. Reuniones éstas que entonces el gobierno las denominaba “subversivas”, por las que estas mujeres podían ir a la cárcel durante mucho tiempo. Pero ellas, debido a los excesos que os he contado antes, seguían intentando hacernos entender las injusticias que nos estaban atropellando a casi todos. Sólo contaré una tropelía muy significativa que sucedía en aquella empresa: El enlace sindical o representante de los trabajadores que disfrutábamos, era a su vez el jefe de personal.
Supimos más tarde que aquellas damas pertenecían a Comisiones Obreras; no cofundamos nunca al esperpento de sindicato que hoy tiene el mismo nombre y que sus fundadores deberían de cobrar en la actualidad derechos de autor.
Hicimos paros parciales, casi huelgas, pedimos un poco menos de lo que nos correspondía, nos encerramos al cobijo de párrocos trabajadores; tampoco confundamos los curas de antes con los de ahora ( salvo las lógicas excepciones).
Al frente de todos nosotros, en primera línea real, cara a cara frente a la dirección de la empresa, siempre, siempre, siempre se encontraban estas amazonas. Ellas y nosotros obtuvimos mejoras laborales jamás soñadas.
Durante 40 años he estado siempre agradecido a estas mujeres, que junto a las canciones de Joan Manuel Serrat me hacen llorar de felicidad al recordarlas.
EPÍLOGO: Años más tarde, el alemán dueño de esta empresa desapareció (como sólo lo saben hacer ellos) de la noche a la mañana, dejando en la calle a todo el personal sin un duro de los de antes