Continúo en mi línea de recordar los hechos y personajes más relevantes de la reciente historia de España porque creo que es una de las mejores formas de poder tener una cierta base de conocimientos necesarios para comprender y llegar a entender los errores cometidos por nuestros anteriores regidores. Hace unos días escribí sobre Cánovas, hoy el turno es del señor Maura.
Tras el agotamiento del turno liberal, volvieron los conservadores al poder con Antonio Maura a la cabeza. Maura era el defensor de las “mayorías silenciosas”, de la “revolución desde arriba” y, cómo no, demostró hasta la nausea las formas antidemocráticas de la vieja casta española.
Tras llegar al poder, orquestando unos comicios que le proporcionaron una mayoría aplastante, Maura sacó adelante una reforma electoral que eliminaba el voto cuando solo se presentaba un candidato, el voto obligatorio con castigo a los funcionarios, nuevas exigencias mucho más duras para presentar candidatos y, además, no garantizaba el voto secreto lo que representó “un cierre de la fortaleza oligárquica.
Además sumó a estos despropósitos una Ley que introducía concejales corporativos, no elegidos por el voto popular y una ley antiterrorista que suponía la supresión de las garantías constitucionales. Junto a otros miembros de la aristocracia hicieron de la oligarquía un lobby.
El despotismo maurista terminaría, sin embargo, con los dramáticos acontecimientos conocidos como la Semana Trágica de Barcelona, en el mes de julio de 1909. Ésta tuvo su origen en la estúpida política española en Marruecos, con un Ejército de raíz colonial, mal armado, mal avituallado y con un sistema de reclutamiento completamente injusto embarcaron a España en la que los sectores populares serían los grandes perjudicados.
Aunque el reclutamiento era obligatorio podía ser evitado por los jóvenes acomodados mediante el pago de una cantidad en metálico que, obviamente, no estaba al alcance de las clases trabajadoras. Solo los pobres iban a la guerra como soldados. Para esta guerra africana adoptó la peor de las decisiones: la movilización de los reservistas.
Esta convocatoria de reclutamiento acabó en lo peor, una Huelga General en Barcelona para el 16 de julio. La represión a esta huelga supuso más de un centenar de muertos, 1.500 detenciones, 1.725 procesos y culminó con la ejecución de tres obreros, un guardia de seguridad que se había sumado a la huelga y con el fusilamiento de Francisco Ferrer y Guardia, ajeno prácticamente a los acontecimientos, pero fundador de la Escuela Moderna y blanco de todos los odios de las derechas más clericales y reaccionarias.
Si el 13 de octubre fue la ejecución, el 18, el Rey, presionado por el escándalo internacional que la ejecución había suscitado, retiró la confianza a Maura, llamando a los liberales al Gobierno.
POSDATA: Datos históricos consultados a la señora Teresa Carnero y al señor Tuñón de Lara.
"Romance de Curro el Palmo" de Serrat dedicado a Óscar que
seguro que le agradará volverlo a oir otra vez.
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