Para los amantes de la fotografía, la primavera y el otoño tienen un encanto especial. Representan el inicio y el final de un ciclo biológico y ninguno de los dos pasan desapercibidos para la mayoría de los mortales... con sensibilidad y alma.
La Naturaleza sabe comportarse sola a pesar de la cada vez más seria amenaza que supone el cambio climático. Para aguantar mejor el invierno, muchos se desprenden de sus hojas tras pasar, en unas semanas, del verde al amarillo.
Les he traído una pequeña muestra del proceso. Antes, sus hojas nos han dado sombra, por las noches han convertido el CO2 en oxígeno para acabar formando parte de un compost muy valioso que sirve para alimentar la repetición de un ciclo que dura 365 días y que viene repitiéndose desde el inicio de los tiempos.
Los 60 litros/m2 de agua caídos desde del día 21 le aportarán un verde más intenso a las nuevas hojas en primavera. Las imágenes están tomadas en la Avenida Virgen de Gracia (el mejor paseo de Castilla La Mancha), el Parque que hay enfrente de la Ermita y alrededores. ¡Que disfruten¡
"Una de dos", de Luis Eduardo Aute.
Los 60 litros/m2 de agua caídos desde del día 21 le aportarán un verde más intenso a las nuevas hojas en primavera. Las imágenes están tomadas en la Avenida Virgen de Gracia (el mejor paseo de Castilla La Mancha), el Parque que hay enfrente de la Ermita y alrededores. ¡Que disfruten¡
"Una de dos", de Luis Eduardo Aute.
Muy bonitas fotos nunca me había parado a disfrutar de este paisaje. Mr gusto mucho
ResponderEliminarEs espectacular ,me gusta
ResponderEliminarA unas deliciosas y melancólicas fotografías les corresponden otros versos poderosos de vuelo melancólico y lírico. La tristeza del otoño está perfectamente descrita, anclada a la propia experiencia personal, y los pareados no lastran en ningún momento las calidades del tema.
ResponderEliminarDel disco “La Paloma” de abril de 1969 la canción “Balada de Otoño”. Os dejo con ella, leedla despacio y paladeadla con la misma cadencia con que fue escrita.
Llueve,
detrás de los cristales, llueve y llueve
sobre los chopos medio deshojados,
sobre los pardos tejados,
sobre los campos, llueve.
Pintaron de gris el cielo
y el suelo
se fue abrigando con hojas,
se fue vistiendo de otoño.
La tarde que se adormece
parece
un niño que el viento mece
con su balada en otoño.
Una balada en otoño,
un canto triste de melancolía,
que nace al morir el día.
Una balada en otoño,
a veces como un murmullo,
y a veces como un lamento
y a veces viento.
Llueve,
detrás de los cristales, llueve y llueve
sobre los chopos medio deshojados,
sobre los pardos tejados
sobre los campos, llueve.
Te podría contar
que esta quemándose mi último leño en el hogar,
que soy muy pobre hoy,
que por una sonrisa doy
todo lo que soy,
porque estoy solo
y tengo miedo.
Si tú fueras capaz
de ver los ojos tristes de una lámpara y hablar
con esa porcelana que descubrí ayer
y que por un momento se ha vuelto mujer.
Entonces, olvidando
mi mañana y tu pasado
volverías a mi lado.
Se va la tarde y me deja
la queja
que mañana será vieja
de una balada en otoño.
Llueve,
detrás de los cristales, llueve y llueve
sobre los chopos medio deshojados...