Hace poco más de un año que Tomás Rubio nos enseñó El Palacio. Estaba interesado en verlo el Prior Antonio Graciá y también nos acompaño en una visita muy didáctica e instructiva. Tomás, su propietario, andaba muy liado pero le agradezco que sacara un hueco y nos lo enseñara. Joaquin Mollá Francés me facilitó los datos históricos de esta edificacion del siglo XVII de caracter religioso situada al lado de la desparecida Ermita del Rosario, que fue residencia veraniega del Obispado de Orihuela, sede de la Orden Franciscanos Capuchinos, enfermería y, más tarde, sede de los Agustinos. Se trata de un edifico sobrio, de forma rectangular en dos plantas, con un pasillo interior que circunda las habitaciones y dependencias con vistas a un patio interior en una distribución similar a la de un claustro como el del convento del Carmen. En este caso, unos grandes ventanales independizan el pasillo en planta baja del patio interior central.
En su fachada principal, orientada al sur, destacan las barandillas de forja delante de unos grandes ventanales así como la puerta de acceso protegida por una fina lámina de cobre recercada de sillares de piedra color rosa y, en la parte superior -la clave-, el emblema de la orden religiosa. En el interior, los azulejos en forma de trencadís del patio interior y los de la escalera lateral denotan el origen valenciano de esta construcción. La puerta aparece desplazada del eje de simetría para acercarse a la escalera interior. Los sillares que la circundan le dan carácter noble a esta singular edificación. La obra homónima de la vecina población de Biar es hoy la Casa de la Cultura.
El edifico se construyó utilizando excelentes materiales -el empleo de cal en abundancia es primordial para que las estructuras perduren- levantándose con muros de piedra de gran espesor -mínimo de 60 cms- y forjados a base de revoltones de yeso sobre vigas de madera de sección adecuada a su longitud. El inmueble hoy se encuentra deteriorado debido a su abandono y a los constantes robos a que ha estado sometido. Sospecho que su propietario no dispone de medios suficientes para rehabilitarlo por lo que asistimos a un lento deterioro de la historia y del Patrimonio arquitectónico de nuestro pueblo. Con que no entraran a robar ...¡ya sería más que suficiente para que se mantenga firme!
De momento... no amenaza ruina. Pero su propietario tendría que ir pensando en una serie de actuaciones, a corto plazo, antes de que su deterioro comience a ser irreversible como le ha ocurrido a "El Paso". Se trata de un edificio protegido por las Normas Urbanísticas vigentes, normas que obligan a su propietario a mantenerlo en condiciones de ornato, salubridad y seguridad y, caso de no hacerlo él, al Ayuntamiento a costa del propietario. Pero, ante la crisis que padecemos....¿qué quieren que les cuente que ustedes no sepan? Como he dicho más arriba, adoptando desde el Ayuntamiento medidas para que no entren a robar ya estariamos dando un paso muy importante en pos de su conservación. En cuanto a su historia, a continuacion pueden leer el resumen cronológico facilitado por el historiador local Joaquin Mollá Francés:
"....Es en 1608 cuando el Obispo Andrés Balaguer da Licencia para que la Cofradía del Rosario venda tierras. En los libros aparece que de la venta de dos bancales obtienen 59 libras que destina a realizar importantes obras invirtiendo además 211 libras que da el Obispo y 30 libras de diferentes fuentes que recibe la Cofradía. Este mismo año, consta que se pagan 187 libras a los maestros y ayudantes por 120 días de trabajo en obras y otras 57 en hierro, madera, cal, cañas, tejas y ladrillos.
Mientras se llevan a cabo las obras, el Obispo estará viviendo en la Ermita. En 1609 las obras se prolongan y aparece en la contabilidad el pago de 43 libras a maestros y jornaleros que han trabajo el tiempo que Andrés ha estado en la Ermita. En 1611 ordena el Obispo que el mayordomo que sea de la Ermita del Rosario lo sea tambien de la Ermita de Santa Bárbara. Que las cuentas se lleven en el mismo libro, pero separadas. En 1619 consta en los documentos que se realizan obras en la "sala vieja" lo cual no lleva a pensar si había otra sala nueva.
En 1631 el Obispo de Orihuela Bernardo Caballero de Paredes compra un bancal de secano en el paraje "Chorrillo de Oliva" frente al Palacio desviando las aguas del minao que pasa por el Rosario para regar el jardín que piensa crear y que lo llama "jardín de buena vista". Construye también una logia y algunos almacenes. Cuatro años mas tarde, en 1635, el Obispo es trasladado a Lérida y entrega el jardín al Provincial de los Capuchinos de Valencia con la condición de fundar un convento de religiosos y permite ser enterrado en él.
En 1709 se reúne en el convento de Capuchinos el arzobispo Belluga para coordinar tropas militares en la Guerra de Sucesión. En 1741 el Obispo Gómez de Teran pide fondos para el Palacio Obispal que necesita reparaciones, junto a la Ermita de Rosario. Es en 1772 cuando el Obispo José Tormo Juliá realiza grandes reparaciones en El Palacio dándole su forma actual. En 1885 El Palacio se convertirá en alojamiento de enfermos sometidos a cuarentena por la epidemia de cólera. En 1891 el Obispado de Orihuela por el precio de 4.000 pesetas vende El Palacio a José Hernandez Almodóvar, natural de Aspe y cura párroco de Santa Catalina y residirá en Caudete.
En 1903 José Hernandez fallece en Orihuela. Era canónigo de la Catedral y no testó y al año siguiente se declaran herederos sus cinco hermanos y dos sobrinas en representación de otro hermano fallecido. En 1905 sus herederos venden El Palacio a la Orden de San Agustín que reforman el edificio para hacer más habitaciones y una enfermería. En 1936 los milicianos arrestan a los Agustinos del Palacio a los que dan muerte ceca de Fuente La Higuera y el edificio es saqueado.
Finalizada la Guerra, los Agustinos le venden "El Palacio" a Jose Antonio Rubio Rodrigo, padre de Tomás, de una forma muy singular. Presten atención. Había salido por la mañana en tren de Alicante en dirección a Alcazar de San Juan para visitar a su hijo que estaba en Almadén. Era una mañana de octubre de 1939. En la estación del ferrocarril sube un cura Agustino que había venido a Caudete a realizar alguna gestión y ya se volvía a Madrid. Coinciden los dos en el mismo vagón y conectan de tal manera que el religioso le propone venderle El Palacio. Insiste hasta el punto de acompañar a Almadén al que acababa de conocer y, más tarde, se dirigen los dos a Madrid.
No fue obstáculo para ir a la Notaría y formalizar el contrato de compraventa que el padre de Tomás no dispusiera de las 40.000 pesetas en que se cierra la operación. "Ya nos pagarás como puedas". José Antonio, poco después, pondrá en marcha una fábrica de conservas y, más tarde, una de caramelos, peladillas y otros dulces que comercializa con el nombre "El Palacio" contando para ello con la ayuda de la orden religiosa de San Agustín. La única condición que le pusieron a Jose Antonio los Agustinos fue que, siempre que pudiera, el edificio no se lo vendiera a ningún caudetano.
(Foto de "El Palacio" realizada por Joaquin Medina Gimenez
hace tan solo un mes con un dron)
¡Habían pasado por una mala experiencia! Según me cuenta Tomás, de 88 años de edad, el Alcalde de entonces pensó que la tragedia no llegaría pero la situación se le escapó de las manos. En El Palacio tenían 11 vacas cuya leche repartían los curas entre los más necesitados de la población. La muerte violenta de sus compañeros les había afectado mucho y los Agustinos no querían saber nada de Caudete hasta el extremo de ponerle esa condición a José Antonio Rubio "que ningún caudetano fuera propietario de "El Palacio".
El 23 de julio de 1936 diez P.P. Agustinos habían sido encarcelados y el 5 de agosto los sacan de la Cárcel y son asesinados por un grupo de Milicianos. El P. Gavino Olaso Zabala natural en Abadiano (Vizcaya) había sido nombrado, en 1933, Superior de la Casa Enfermería (El Palacio) donde le sorprende el comienzo de la guerra. Igual que el resto de compañeros, "padecerá una feroz persecución religiosa". Cuesta creer que personas que solo hacían bien por el pueblo y por los caudetanos....acabaran siendo fusiladas por el solo hecho de ser religiosos. Esta es una parte de la historia de sus moradores y de un edificio que, por falta de medios económicos, hoy no esta bien conservado. Su historia, por lo menos, no nos interesa perderla de vista... ¡para no repetirla!
Me contaba Tomás una anécdota muy humana. Desde Albacete se habían desplazado a Caudete la Pasionaria y un tal "Carnicerito de Albacete" con el propósito de cargarse a los presos que había en los bajos del edificio de la Plaza del Carmen - convertidos en cárcel- propiedad de Jorge Cortina. El "tío Manuel", que después sería el motorista del agua de las Suertes, se enfrentó de forma decidida a sus compañeros y, con un par, les dijo que "..¡de eso nada!". Según Tomás, la acción decidida del tío Manuel salvó de una muerte segura a unos paisanos suyos. No todo era malo: había gente con juicio, criterio y respeto por los demás, aunque no fueran de su partido. De esos que no se cuadran y le dicen, por sistema, a su superior...lo que usted mande, Jefe. ¡Viva el tío Manuel¡
No lo había visto nunca, impresionante. Gracias por publicarlo, esperemos que pueda conservarse porque, no hay duda, es una de las joyas del pueblo. Saludos
ResponderEliminarMuy interesante Chimo.
ResponderEliminarhola, me encanta ver este reportaje me trae recuerdos de cuando era pequeña y jugamos alli, pero una pregunta en el primer piso habia en el suelo un mosaico de una batalla naval sigue estando?
ResponderEliminarLlámame al número 605 95 33 11. Gracias. Saludos y buen fin de semana
EliminarEl palacio es una imagen pegada de mi niñez.Esa zona la siento comoun poco mia . Es un edificio que he visitado muchas veces.Me acordaba perfectamente de la cocina esa de la foto .Como han dicho antes ,lo del mosaico de la batalla naval de la biblioteca lo recuerdo precioso.Tambien recuerdo,pues eso nos asombraba,lo de una estanteria que se abria y era una puerta para entrar a la capilla en tiempo de guerra(no se si sera del todo verdad).Por eso me ha gustado mucho este reportaje,Chimo.
ResponderEliminarMuy bueno el artículo Chimo. Tu aportación en la difusión de nuestro patrimonio es sin duda importante y necesaria para que los caudetanos seamos capaces de no olvidar nuestro tesoro.
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