El pasado 9 de julio publicaba el diario
“El
País” un artículo de la escritora madrileña Almudena Grandes (su último libro publicado este año es El lector de Julio Verne, de la Editorial Tusquets) titulado
Feliz Verano en el que nos da distintas
soluciones baratas y sencillas además de
consejos para capear la crisis. Les
recomiendo su lectura y feliz verano a todos. Dice así:
Hay
muchas cosas buena que salen gratis. Pasear por la mañana temprano, cuando el
sol es tierno, tímido como la brisa que coquetea con las hojas de los árboles.
Caminar por las mañanas por calles tan llenas de gente como en los mediodías del
invierno para asombrarse de la euforia silenciosa de las parejas que se besan
en los bancos o apoyadas en los pilares de las plazas porticadas. Los que viven
cerca del mar lo tienen fácil, pero también es una fiesta meter en una tartera
la comida prevista para consumir en casa, despacharla sobre una manta, en la
hierba de algún parque y tumbarse después a la sombra. Asistir a los conciertos
de las bandas que suelen tocar en quioscos
de parques y plazas mayores los domingos por la mañana y frecuentar las
bibliotecas públicas mientras duren.
Hay muchas
cosas buenas que salen muy baratas. Una botella de vino para beberla despacio,
en casa, al atardecer y entre amigos. Un buen libro de bolsillo, que
proporciona una emoción que dura más que el vino y cuesta casi lo mismo. Un
cine de verano, el lugar ideal para hacer manitas. Una ración de ensaladilla
rusa y dos cañas de un bar cualquiera, antes o después del cine de verano.
Enamorarse es todavía un milagro más barato, tan caro que, sin embargo, no se
puede fabricar. El verano es el tiempo de la felicidad. Apúrenlo y no piensen
en el invierno que nos espera. Porque nuestros abuelos lo tuvieron mucho peor
que nosotros, y si no hubieran vivido, si no hubieran sabido disfrutar de la
vida, si no se hubieran enamorado en tiempos atroces, nosotros no estaríamos
aquí. Si existe una cosa que sabemos hacer bien los españoles, es ser pobres.
Lo hemos sido casi siempre, pero eso no nos ha hecho mas desgraciados, ni más
tristes que los demás. Recuérdenlo y sean felices, porque la felicidad también
es una forma de resistir.
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