Hace
unos días estuve en la oficina que Cáritas
tiene en la calle Sacramento, junto
a la Parroquia de Santa Catalina, para interesarme por la labor que Cáritas Interparroquial viene desarrollando en nuestro pueblo. Me
atendió Amelia Amores, trabajadora
Social, que es la encargada de la gestión y de la atención al
personal. Me facilitó el último Boletín
Informativo de Cáritas Diocesanas de Albacete donde cada uno de los pueblos expone sus experiencias y opiniones de como están soportando muchas personas y colectivos
la crisis que más que crisis podríamos llamar vía crucis. En este Boletín, Amelia firma un artículo que resume a la
perfección y de forma meridianamente clara, la actividad que viene realizando Cáritas. Aunque no me facilitó el
número de personas que mensualmente acuden a pedir ayuda a la calle Sacramento,
de su escrito se desprende que son muchas, lo que pone de manifiesto la grave
situación por la que atravesamos.
Dice Amelia en su
artículo que “como estaba previsto, durante
este año 2012, el desempleo y el número de familias con todos sus miembros en
el paro y sin ningún ingreso se está multiplicando. La situación está cada vez
más difícil y el número de hogares sin ingresos sigue aumentando. Hasta hace
unos años, la población atendida en Cáritas
Interparroquial de Caudete, presentaba un perfil más o menos similar. Por
lo general eran familias en su mayoría desestructuradas, con muchos hijos,
escasos ingresos económicos, consumo de sustancias adictivas, con alguno de sus
miembros en prisión, etc. Después, vino la llegada de los inmigrantes y estos
venían a Cáritas, al S.A.M.I
(Servicio de Atención y Medición Intercultural que tramitaba los asuntos
específicos de los inmigrantes) para
informarse de cómo regularizar su situación, renovar la tarjeta, reagrupar a su
familia, etc. Casi todos trabajaban y no solicitaban ayuda económica”.
El perfil del necesitado ha cambiado
radicalmente. Amelia lo cuenta de la
siguiente forma….”cuando, en los medios
de comunicación o en las misas de los domingos, nos pedían colaboración para Cáritas, a todos nos venía a la mente
la familia gitana, el mendigo que esta en la puerta de la Iglesia, el
inmigrante que viene en patera, los países del tercer mundo y todos estos
colectivos que, por desgracia siempre han pertenecido al mundo de la pobreza
mas severa. Hoy, todo ha cambiado mucho. Cuando oímos los datos de familias sin
empleo y sin ingresos, ya no pensamos en aquellos que siempre han tenido
escasez, sino que cualquiera de nosotros puede formar parte de estos datos.
Todos conocemos a alguien que “lo esta pasando mal” con todos los miembros de
la familia desempleados, con unos ingresos no superiores a los 426 € de la
ayuda del Gobierno o incluso menores y lo que es peor, sin vistas a que la
situación mejore a corto o medio plazo.
Antes, estas familias venían a Cáritas a traer ropa o incluso a dar
algún donativo para los mas necesitados y nunca se habían imaginado que algún
día podría dar la vuelta la situación y
pasar de ser socios o donantes a ser demandantes de ayuda porque les resulta
imposible cubrir las necesidades más básicas de la vida diaria, como es
alimentación, luz, agua… Desde aquí, aunque sabemos que es complicado, seguimos
pidiendo su colaboración. Cualquiera pude hacer un ingreso anónimo en nuestros
números de cuenta o puede acercarse a nuestra sede en los salones Parroquiales
de Santa Catalina para rellenar la solicitud de socio y aportar la cantidad que
quiera al año.”
Nadie pondrá en duda que CÁRITAS (pongo las
letras con mayúsculas por que se lo han ganado a pulso) le esta sacando las
castañas del fuego a muchas instituciones públicas. A la señora Angela Merkel,
y a su Troika particular, solo les
preocupa salvar el euro a fuerza de
recortar sueldos y subir impuestos. Es
una Europa sin alma la que hemos creado. Es una Europa que se ha desentendido
de las situaciones límite de muchas personas que, sin ingresos y sin trabajo,
no tienen ni para comer, ni para pagar la hipoteca ni para atender las
necesidades más básicas. Es deprimente
que ocurran estas cosas. Se siente impotencia al saber que unos pocos corruptos hayan
dilapidado tan alegremente el dinero público,
robándoles el futuro a los que ni
tan siquiera disponen de un triste jornal. Cáritas
se ha comprometido y esta realizando por los necesitados y desheredados más que
en su día hizo Carlos Marx con el dinero que obtiene de la
recolecta de la Iglesia del primer domingo del mes y con las ayudas de personas anónimas,
empresas privadas, Diputación, Ayuntamiento, Junta de Comunidades... Cáritas ha demostrado saber administrar muy bien sus escasos recursos para llegar más
lejos en su cometido social. Tal vez, si no hay ya una revuelta social en la
calle se deba a Cáritas, a Cruz Roja y otras ONgs. Hay que pensar que todo tiene un límite y que la
mayoría de revueltas en Europa tiene su origen en la religión y la falta de
alimentos.
Ángeles
Caso escribía el otro día un artículo titulado “El gran nombre de la democracia” que recogía esta situación de
desamparo que denuncia Amelia y que se desarrolla a nuestro alrededor. Decía “…que España no había llegado ni de lejos al
nivel de protección social existente en otros países de nuestro entorno, cuando
la guadaña de los recortes ha ido a decapitar precisamente ahí. Tratan de
convencernos de que no queda otro remedio. Pero, entretanto vemos cómo los
privilegios de los más ricos y poderosos se mantienen intactos. Como si la
historia no hubiera sucedido. Mientras, millones de españoles se van al paro y
cientos de miles de parados rozan ya la miseria, los políticos y sus colegas
financieros y banqueros siguen impolutos
en su mundo perfecto. Y da lo mismo que malversen o dilapiden el dinero
que hemos aportado entre todos y que debería invertirse en becas, quirófanos o
asilos. Han tirado millones de euros públicos por la ventana, han inaugurado
infraestructuras absurdas adquirido mansiones, arruinado a cajas de ahorros,
viajado en coches supersónicos, pagado cenas, prostitutas y cocaína, con
nuestro impuestos”.
Juan Sánchez,
de Cáritas de Hellín, en su artículo “Otro
mundo es posible”, lanza un SOS
cuando afirma que “urge la necesidad de un nuevo modelo económico, donde todo gire
alrededor del ser humano y ponga a la persona en el centro. La actual crisis
económica ha puesto al descubierto el callejón sin salida al que nos esta
llevando este modelo económico”. “Vive
con sencillez y la economía de la gratitud nos hará felices”, puede leerse
en la Portada del Boletín de Cáritas.
Hasta ahora, hemos ido en sentido
contrario. Ni la sencillez ni
la gratitud han formado parte de los
ingredientes en el montaje de la Sociedad
del Bienestar, que ha resultado ser un negocio rentable para unos pocos y
una quimera para muchos. Mi enhorabuena a todos los implicados con Cáritas en la noble tarea de ayudar al prójimo.
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