Conforme te vas aproximando al término de Caudete, junto a la línea del AVE, puede verse, a la derecha, una casa de campo en ruinas. Ahora está en equilibrio inestable. El otro día paré para hacerle unas fotos a este monumento de piedra con más de 300 años a las espaldas que pone al descubierto cómo se construía y cómo se vivía hace tan solo 60 años. Incluso menos.
Piedra, yeso, palos de madera, teja árabe y cal eran los elementos básicos para levantar una vivienda tanto en el pueblo como en el campo. Sin Arquitectos ni Aparejadores. Como "Arquitectura Popular" se conoce y cataloga este tipo de construcciones levantadas por expertos maestros de obra y buenos albañiles que, durante muchos siglos, dieron cobijo a nuestros antepasados.
La pieza fundamental era el porche con una inmensa chimenea en un lateral y asientos de obra (poyos) alrededor. Un horno de leña para cocer pan, una despensa, los atrojes en la cambra para guardar grano y, en un lateral de la casa, la cuadra que daba a un corral era el esquema básico de distribución. Nada de agua potable, alumbrado eléctrico o alcantarillado.
El agua de lluvia se recogía en el aljibe. Recuerdo cuando no existía papel higiénico ni sabíamos que color tenía. No me pregunten ustedes lo que se utilizaba en lugar del actual rollo de papel. Este tipo de construcción guardan ese secreto. Los que no hayan superado los 50 años...¡ni se lo imaginan!
Observen la gran dimensión de la chimenea. Bajo de la campana se colgaban las morcillas de la matanza para que se secaran y, en las largas noches de invierno, toda la familia se reunía al calor que desprendía un tronco de olivera escuchando a los mayores mil historias de la mili. No había televisión.
La cal era otra constante. El espesor en algunos sitios supera el centímetro. Eso nos dice que cada año se encalaba la casa de color blanco o azul cielo. De paso, se higienizaban las dependencias.
Un buen día, como por arte de magia, llegó el cambio. La piedra fue dejando paso al ladrillo de cara vista, la madera al aluminio, la cal al gotelé plastificado, las chimeneas de leña al aire acondicionado, la mula y el carro al tractor....
El trabajo en el campo, a partir de la década de los 70, empezó a abandonarse por el destajo en la construcción y de este tipo de viviendas se pasó a vivir, en régimen de comunidad, en bloques en altura tras la aparición del ascensor. Las "casas de labor", poco a poco, fueron quedándose solas...abandonadas.
Si. Nuestros abuelos vivían en este ambiente. El cambio... ha sido espectacular. De un consumo de agua de menos de 10 litros/hab/día hemos pasado a más de 175. Ahora nos hablan de ecología, sostenibilidad, ahorro energético...
No. No convendría perder de vista cómo se construían y como se vivía en estas casas por si algún día nos hace falta recurrir a esa técnica heredada de padres a hijos. El futuro...¡nunca sabemos qué puede depararnos!
Piedra, yeso, palos de madera, teja árabe y cal eran los elementos básicos para levantar una vivienda tanto en el pueblo como en el campo. Sin Arquitectos ni Aparejadores. Como "Arquitectura Popular" se conoce y cataloga este tipo de construcciones levantadas por expertos maestros de obra y buenos albañiles que, durante muchos siglos, dieron cobijo a nuestros antepasados.
La pieza fundamental era el porche con una inmensa chimenea en un lateral y asientos de obra (poyos) alrededor. Un horno de leña para cocer pan, una despensa, los atrojes en la cambra para guardar grano y, en un lateral de la casa, la cuadra que daba a un corral era el esquema básico de distribución. Nada de agua potable, alumbrado eléctrico o alcantarillado.
El agua de lluvia se recogía en el aljibe. Recuerdo cuando no existía papel higiénico ni sabíamos que color tenía. No me pregunten ustedes lo que se utilizaba en lugar del actual rollo de papel. Este tipo de construcción guardan ese secreto. Los que no hayan superado los 50 años...¡ni se lo imaginan!
Observen la gran dimensión de la chimenea. Bajo de la campana se colgaban las morcillas de la matanza para que se secaran y, en las largas noches de invierno, toda la familia se reunía al calor que desprendía un tronco de olivera escuchando a los mayores mil historias de la mili. No había televisión.
La cal era otra constante. El espesor en algunos sitios supera el centímetro. Eso nos dice que cada año se encalaba la casa de color blanco o azul cielo. De paso, se higienizaban las dependencias.
Un buen día, como por arte de magia, llegó el cambio. La piedra fue dejando paso al ladrillo de cara vista, la madera al aluminio, la cal al gotelé plastificado, las chimeneas de leña al aire acondicionado, la mula y el carro al tractor....
El trabajo en el campo, a partir de la década de los 70, empezó a abandonarse por el destajo en la construcción y de este tipo de viviendas se pasó a vivir, en régimen de comunidad, en bloques en altura tras la aparición del ascensor. Las "casas de labor", poco a poco, fueron quedándose solas...abandonadas.
Si. Nuestros abuelos vivían en este ambiente. El cambio... ha sido espectacular. De un consumo de agua de menos de 10 litros/hab/día hemos pasado a más de 175. Ahora nos hablan de ecología, sostenibilidad, ahorro energético...
No. No convendría perder de vista cómo se construían y como se vivía en estas casas por si algún día nos hace falta recurrir a esa técnica heredada de padres a hijos. El futuro...¡nunca sabemos qué puede depararnos!
La gente... todos nosotros Chimo, aprendemos cuando las cosas nos "duelen en las costillas"... ¿Cuando hemos "aprendido" a conducir? Cuando además de dinero, nos puede costar la pérdida paulatina o total del carnet, a base de perder puntos (lo cual acarrea más dinero en forma de cursos para recuperarlo, amén de la multa)
ResponderEliminarPues con el agua igual... Dices 175 litros por persona y día??? Te quedas corto. ¿Cuando aprenderemos? Fácil... cuando los pozos comiencen a secarse (ya está ocurriendo) y como no llueve... pues eso... El día que llegue nuestro querido Ayuntamiento y nos comunique a los caudetanos que solo disponemos de agua "los martes y viernes de 12'00 a 15,00" y que no hay más (porque de verdad no hay), verás como espabilamos. De momento, grifos abiertos, refrescar la calle con la manguera, lavar el coche, no reparar pérdidas de agua, regar "a manta", etc., etc...
Lamentablemente aprenderemos y no vamos a tardar...
Me gusta y suscribo tu reflexión. Saludos
EliminarY a todo eso añadiria yo los campos de golf, las piscinas privadas de los campos...etc
EliminarDonde hay campos de golf en Caudete?
EliminarAh perdone usted que la escasez de agua solo afecta a Caudete, en el resto de España y del mundo tampoco hay campos de golf, se bebe solo vino y se bañan con mosto...(notese el tono irònico, por si no se da cuenta).
EliminarSuele suceder cuando el único progreso que se persigue es el material.
ResponderEliminar