El Alcalde no acaba de dar las instrucciones para eliminar los palomos de la calle Mayor y Plaza del Carmen por lo que las aceras continúan llenas de excrementos.

    Ya sé que el Alcalde tiene cosas mucho más importantes encima de la mesa que atender el problema que estoy planteando -no es la primera vez- como son los excrementos de los palomos en las aceras de la calle Mayor, Teatro, Plaza del Carmen y callejón Luis Golf. En el centro de pueblo. 

     Tras comunicárselo al Ayuntamiento por escrito, hace un año, solo un propietario adoptó medidas parciales colocando pinchos metálicos en la estructura metálica que hay en la fachada donde estuvo ubicada Caja Murcia. Una medida que, al ser parcial, no solucionó el problema. Los palomos están por las cubiertas.

   En el resto de edificios no se ha tomado ninguna medida. Hay seis inmuebles deshabitados en la Plaza del Carmen y calle Mayor donde estos animales anidan a sus anchas. De nada sirve que las Normas Urbanísticas obliguen a los propietarios a tener sus viviendas "...en condiciones de salubridad y ornato público", independientemente de que vivan o no.

    Lo cierto y verdad es que esta parte del centro del pueblo da la sensación de abandono al tener las aceras llenas de excrementos. En una ocasión, siendo Pedro Ortuño Concejal de Medio Ambiente, las limpiaron con agua a presión. Pero es que además del aspecto estético tenemos los problemas sanitarios y de salubridad.

     El Alcalde tiene conocimiento de la situación , igual que ocurre en el Edificio de San Cristóbal. Pero...¡cómo definir este comportamiento! De momento, lo vamos a dejar en "falta de interés" y en que el Alcalde "pasa olímpicamente de nosotros", cuando el problema es de todos.

    Si yo pudiera adiestrar a estos bichos para que cada vez que pase el Alcalde o el Concejal de Sanidad por la Calle Mayor les cayera encima de la solapa una cagada de palomo, es muy posible que a partir de ese momento empezara a cambiar la situación. De momento... aquí continuamos estoicamente aguantando la papeleta -en verano, los excrementos huelen más- hasta que alguien quiera dignarse a hacer algo. 

    ¿Que si pagamos el IBI?, ¡claro que sí!. Como todo el mundo. Pero... cada vez con menos ilusión. Y dento de dos meses, a esta situación hay que sumarle el espectáculo -un clásico ya a estas alturas- del botellón que se produce durante el desfile de La Entrada. 

      Me ha llegado la noticia de que la Undef ha solicitado información de lo que ocurre en la calle Mayor y que tiene previsto analizarla en el próximo Seminario Festero a celebrar en la vecina población de Salinas con el título "Del arte de mirar hacia otra parte al paso de Escuadras festeras cuando la cosa no se controla".

De los cuarenta y tantos pueblos que componen la "Unión Nacional de Entidades Festeras" somos el único donde tras finalizar las Fiestas el Alcalde, Concejalía, Comparsas, Festeros, Directivos, Escuadristas, Cabos y el Cronista analizan, comentan, evalúan, opinan, enjuician, calibran y se lamentan ante esta "patología" que se da en el tramo final de uno de los desfiles más vistosos y espectaculares de todo el Levante Español... 

Todos saben que existe el problema. Pero, todos acaban posponiéndo la solución para el año siguiente. Así llevamos 25 años. Esto de los excrementos va tomando un color similar al desmadre de los espectadores en esta parte del desfile.