No se que tienen estos festivales, que atraen a un público sin igual. En el interior de Teruel, allá donde Pedro “El Yanky” tocaba la guitarra, se encuentra El Pobo.
El festival de "músicas de raíz"
POBORINA FOLK se celebra el fin de semana más cercano a la noche de San Juan,
en el Pobo de la Sierra (Teruel) un pequeño pueblo ubicado a 1400 metros de altitud
en la falda de la Sierra del Pobo, a 39 km de Teruel capital.
De la palabra
aragonesa borina (fiesta) y el nombre de El Pobo nació
el nombre de Poborina, y de las tradicionales Albadas nace
este festival que crece año tras año derrochando un ambiente mágico en las
noches de San Juan. Un festival cargado de música pero también de
costumbres, de abrazos, de besos, de aire limpio y fresco, de alegría…
Como cabeza de cartel estaría
Vihuela, grupo saldañés que nace a
finales de los ochenta como una manera de expresar el interés que sus
componentes por la música tradicional,
el viejo repertorio de la dulzaina, las jotas y las rondas de castilla, aunándo
técnica instrumental y arreglos vocales, lo que confiere a su sonido un
carácter fundamentalmente acústico, basado en instrumentos tradicionales como
la dulzaina, la guitarra, flauta travesera, violin, whisteles irlandeses,
cajón flamenco, etc.
El cartel se completaba con grupos como “Pan de Capazo” o la
“Trocamba Matanusca” con un sabor de
cabaret francés y algo circense, y resultaron ser de Ontinyent. Sorpresas como
las del dúo “Vibra-to” fueron para mi la gran sorpresa.
Vibra-tó es un proyecto
didáctico-musical interactivo en el que dos músicos-pedagogos multiinstrumentistas
interpretaban composiciones propias y músicas del folkclore universal con
instrumentos insólitos, no convencionales y fabricados con materiales de
desecho.
Así pudimos conocer la gaita de regadío así como la trompeta de
manguera, también el duduk de regadío, algunas traveseras y sikus o flautas de
pan así como otros aerófonos variados en función del material que tuvieran en
ese momento.
En cuanto a instrumentos de percusión conocimos el Tam tam chim
pum clin o el latopandero. Además de una Cítara de gomas elásticas y un ukelele
de lata o la guitarra de tetra-brik. Su concierto acabó con una
interpretación alocada del Himno del Tubo de Riego.
Un festival que nos recuerda que
todo puede ser sostenible si todos queremos. Que conservar nuestras raíces no
es ser rancio ni antiguo, es saber apreciar de dónde vienes, para mejorar a
donde vamos. Que niños, jóvenes y adultos podemos compartir mismos objetivos.
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