Basilio Zafrilla Rubio impartió una charla, en la Librería Papelería Roma, que llevaba por título ¿Tienes miedo a ser feliz?....

    La pasada semana, Basilio Zafrilla Rubio impartía una charla en la "Librería Papelería Roma Bellas Artes" que llevaba por título ¿Tienes miedo a ser feliz?.  Unas semanas antes había estado en el Instituto "Rafael Requena", invitado por el AMPA, que preside Francisco Manuel Albertos Marín, hablando de "Educar en amor". Zafrilla es Diplomado en Coaching, Asesor ocupacional, Asesor emocional y experto en vivencias espirituales e Hipnosis regresiva. 

   Al emplear una terminología sencilla y amena consigue lo que se propone: acaparar la atención del personal. La técnica que emplea consiste en formular preguntas sencillas consiguiéndo de esta forma que el auditorio reflexione, piense, se implique y participe. Pero, sobre todo, porque Basilo sabe muy bien conectar con el que lo escucha. Os dejo con un extracto de su conferencia.

       "....¿Qué significado tiene triunfar?.. ¿Tener buen sueldo?, ¿que te den la razón en una discusión?, ¿obtener buenas notas?... La sociedad no nos forma y educa para triunfar sino para tener miedo. De ahí que cuando nos sale algo bien, no seamos capaces de celebrarlo. Es un instante... una sensación efímera. Nos creemos que podemos agarrar el triunfo cuando solo podemos sentirlo, saborearlo, disfrutarlo... En realidad, la felicidad se encuentra en la superación de las dificultades.

¿Por qué necesitamos la opinión de los demás? De niños, la opinión de nuestra madre o padre es esencial. En la calle, el riesgo lo corremos cuando recibimos la opinión de la persona que no es la adecuada. En ese momento, el triunfo se nos viene abajo. ¿Somos dependientes de ciertas personas? Sí y tan frágiles que una opinión puede malograrnos la alegría. No somos conscientes que los niños aprenden de sus padres y cuando fracasan por unas malas notas en el Colegio no sabemos comportarnos debídamente lo que hace que no le ayudamos a superarse. 

    Conforme te vas haciendo mayor, los triunfos no son tan importantes. Lo importante es, después de caer, volver a levantarte. ¿Qué es la zona de confort? Cuando una persona sabe de antemano lo que va a ocurrir en su entorno. El ser humano vive inmerso en la rutina y no hace nada por salir de esa zona de confort por no enfrentarse a lo desconocido.

    ¿Es feliz el que hace lo que le gusta?. Sentirse perdedor ...¿puede llegar a ser un hábito? Hay personas que desarrollan esa capacidad y casi todas las acciones que realizan tienden siempre a perder sin darse cuenta de ello y de forma inconsciente. ¿Algunos de ustedes no ha sentido fustración al cabo del día? Hay personas que son propensas a la fustración ¿Es contagiosa?. La fustración es el doble de contagiosa que la alegría. Una mala sensación dura más del doble de tiempo que una buena noticia.

   Es impresionante el poder que tiene la mala noticia. Hasta el extremo, que un Telediario que emitiera solo buenas noticias, no lo seguiría nadie. Tiene una parte positiva: si no hay fustración no hay capacidad ni posibilidad de mejorar. Por lo tanto, la fustración, como el estrés, es necesaria pero sin estar mucho tiempo dentro de él. El estrés hace que una persona se revitalice. 

      Por supuesto, me refiero al estrés positivo: "de esta situación salgo yo", "haber como mejoro esto".... Los que sobreviven, no son los más inteligentes ni los más fuertes. Son los que mejor se adaptan al medio y a su entorno. La agricultura y la ganadería la desarrollo el hombre de una dificultad. No estaríamos aquí de no haber sido así. Sobrevivieron los que supieron ver el problema y adoptaron soluciones.

    ¡Ojo al cristo que es de cera!, me decía mi padre cuando de niño salía a la calle. ¡Pórtate bien!, les decimos en plan amenaza a nuestros hijos. Con esta forma de actuar, no nos damos cuenta salen indefensos a la calle. Si les dijéramos ¡compórtate! pero si tienes un problema aquí esta tu padre y tu madre, la cosa cambia mucho. De salir protegido a salir débil y vulnerable. ¿Preparamos a nuestros hijos a decir que no? Sin saberlo, estamos creando un ser sin opinión, que no aprende a tener una idea distinta a la de sus padres. 

     Pero si los educáramos para que la tuviera, les serviría y mucho para enfrentarse a sus amigos en la calle. Cuando el padre permite y enseña a que su hijo opine, este niño está más protegido y preparado. Le importará menos lo que digan los demás porque tendrá tendencia a tener su propio criterio.. ¿Cuanta responsabilidad tenemos los padres del fracaso de nuestros hijos? Muchas veces, en vez de prepararlos para que hagan lo que nosotros no hemos podido hacer, les pasamos nuestros miedos al triunfo y, sin querer, lo estamos tarando.
   
  ¿Qué siente el niño cuando su padre le dice eres tonto?. De entrada, estamos creando un perdedor. ¿Qué piensas cuando pierdes? Que soy un ser insignificante, un inútil, que no sirvo para nada... No enseñamos a nuestros hijos a saber perder. No les decimos que perder es una oportunidad para volver a intentar ganar de nuevo, triunfo del que saldremos muy fortalecidos. Equivocarse...¡es un fracaso!. 

    Y en la sociedad mediterránea, más todavía. En EEUU, cuando una persona cae y se levanta se le considera un luchador. Aquí, te equivocas y te pisotean. ¿Por qué criticamos a los que en apariencia son mas grandes que nosotros? Porque nosotros  no hemos sido capaces de hacerlo. ¿Por qué cuando nos comparamos lo hacemos con los de arriba? Porque tenemos cierta adicción a la fustración. Nunca nos comparamos con los de abajo. Ahí no miramos.

    ¿Qué debe pasar para que una persona o un grupo consigan estar a gusto y sentirse ganadoras y felices? Según Mario Alonso Puig, deben darse tres formas de actuar y al mismo tiempo: ser hospitalarios (¡tú te vienes a mi casa!), atención (prestarle atención al que te habla) y tener compasión. Si no coinciden estas tres condiciones, será difícil que uno se sienta felíz y ganador".
  
       ¡Nadie nace enseñado!. La vida consiste en ir acumulando conocimientos y experiencias, la mayoría de veces, sobre la marcha. Como educar a un hijo. No me cabe la menor duda de que si asistiésemos a este tipo de charlas con las entendederas bien preparadas cuando tu niño tiene poco más de un año, obtendríamos más beneficios  y mejores resultados ya que, como dice Basilio, estarían mejor preparados para enfrentarse a una sociedad tremendamente competitiva y muchas veces cruel y despiadada. Sería la mejor herencia que les dejaríamos: haber aprendido a enfrentarse a los problemas con más  posibilidades de éxito....

"A menudo nuestros hijos se nos parecen", dice Serrat.