Me ha dicho un directivo del Caudetano que el Presidente le va a hacer llegar un escrito de queja a la Federación por el atolondrado arbitraje que protagonizó el pasado sábado en la Ciudad Deportiva "Antonio Amorós" el señor colegiado Marchante Campillo que estuvo auxiliado en las bandas por Ballesteros Escribano y Rupérez Villaescusa en el partido que jugamos contra el At. Pedro Muñoz, pueblo situado en la punta nordeste de la provincia de Ciudad Real.
Un partido que estaba muy bien encauzado -al descanso se llegó con dos goles a favor- entre unos y otros se torció. Paco el Rubio había organizado y realizado una paella, con 10 kgs de arroz, para animar a la afición -la pagaban los jugadores- y así ayudar a conseguir los tres puntos que tanta falta le hacen al Equipo para conseguir mantenerse en la Categoría Preferente.
Tras el descanso...llegó la tormenta. La segunda parte se jugó lloviendo. Al final del partido cayó lo que no esta escrito en menos de media hora. Más de 20 litros -18 en la calle Santa Bárbara- en tan poco tiempo, anegó los alrededores del campo (las calles parecían ríos) y como la pérgola no protegía de la lluvia porque además hacía aire, la afición acabó empapada de agua hasta los huesos. Pero ...¡eso no fue lo peor!
Minutos antes de arreciar ocurrió una jugada, protagonizada por el arbitro, de las que pueden producir altercados de esos que después son noticia en Prensa Nacional. ¡Vaya forma de complicarse la vida el señor Campillo!. El linier tenía levantado el banderín cuando el árbitro pitaba un penalti contra el Caudetano.
Campillo no atendió ni a las indicaciones de la afición local ni al linier. Tras pitar el gol, no le quedó otro remedio que dirigirse al linier. Este le dice lo que ha pasado y el arbitro anula el gol. Ante el acoso de los jugadores del At. Pedro Muñoz, el señor Marchante cambia de idea y decide darlo por bueno La alegría de la afición caudetana se convertía en malhumor, irritación, enfado...¡disgusto!.
Finalizado el partido, las fuerzas del orden público hicieron acto del presencia en el campo. Muchos aficionados estaban a cubierto en el Bar. Es posible que a la Guardia Civil la llamara el árbitro ante la que se le venía encima. O algún directivo. El agua arreciaba en esos momentos. Un final de infarto. Afortunadamente, no pasó la cosa a mayores. La afición ..¡muy disgustada!. Tenía motivos más que sobrados.
Todo lo que acabo de exponer -yo no vi el partido- ha servido para hacerse la siguiente pregunta: ¿es consciente un árbitro de la que puede liar en un campo de fútbol con una decisión como la que adoptó Marchante Campillo el sábado en Caudete? Veremos qué dice de todo esto la Federación... ¡si es que dice algo!
Un partido que estaba muy bien encauzado -al descanso se llegó con dos goles a favor- entre unos y otros se torció. Paco el Rubio había organizado y realizado una paella, con 10 kgs de arroz, para animar a la afición -la pagaban los jugadores- y así ayudar a conseguir los tres puntos que tanta falta le hacen al Equipo para conseguir mantenerse en la Categoría Preferente.
Tras el descanso...llegó la tormenta. La segunda parte se jugó lloviendo. Al final del partido cayó lo que no esta escrito en menos de media hora. Más de 20 litros -18 en la calle Santa Bárbara- en tan poco tiempo, anegó los alrededores del campo (las calles parecían ríos) y como la pérgola no protegía de la lluvia porque además hacía aire, la afición acabó empapada de agua hasta los huesos. Pero ...¡eso no fue lo peor!
Minutos antes de arreciar ocurrió una jugada, protagonizada por el arbitro, de las que pueden producir altercados de esos que después son noticia en Prensa Nacional. ¡Vaya forma de complicarse la vida el señor Campillo!. El linier tenía levantado el banderín cuando el árbitro pitaba un penalti contra el Caudetano.
Campillo no atendió ni a las indicaciones de la afición local ni al linier. Tras pitar el gol, no le quedó otro remedio que dirigirse al linier. Este le dice lo que ha pasado y el arbitro anula el gol. Ante el acoso de los jugadores del At. Pedro Muñoz, el señor Marchante cambia de idea y decide darlo por bueno La alegría de la afición caudetana se convertía en malhumor, irritación, enfado...¡disgusto!.
Finalizado el partido, las fuerzas del orden público hicieron acto del presencia en el campo. Muchos aficionados estaban a cubierto en el Bar. Es posible que a la Guardia Civil la llamara el árbitro ante la que se le venía encima. O algún directivo. El agua arreciaba en esos momentos. Un final de infarto. Afortunadamente, no pasó la cosa a mayores. La afición ..¡muy disgustada!. Tenía motivos más que sobrados.
Todo lo que acabo de exponer -yo no vi el partido- ha servido para hacerse la siguiente pregunta: ¿es consciente un árbitro de la que puede liar en un campo de fútbol con una decisión como la que adoptó Marchante Campillo el sábado en Caudete? Veremos qué dice de todo esto la Federación... ¡si es que dice algo!
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