Se han dado
ustedes cuenta, benditos lectores de este acogedor blog, que de unas elecciones
a esta parte los socialistas tienen la culpa de una buena parte de los males
políticos que nos apesadumbran. A bote pronto callejero se puede decir
que algunas de las causas tienen que ver con sus cambios de opinión y
principios cada diez minutos, y a que "se la
cogen con papel de fumar".
Cualquier
militante del PSOE estará pensando que su partido va de mal en peor y se está
autodestruyendo y quedando en un ridículo cómico. La cúpula del socialismo
alude el consecutivo desastre electoral argumentando: que los ciudadanos no
saben votar.
Una parte de la militancia convoca elecciones primarias sabiendo
que éstos odian a Rajoy. Los otros, tierra abajo, acunados por los señores del
Castillo del IBEX se lanzan a evitarlo. De esta manera tan infantil Pedro Sánchez
se convierte en el rojo del partido el que hace dos días ha presentado como solución un pacto con
Ciudadanos. ¡Es de traca!
Solo la
desconfianza y la división incrustada en sus innumerables comités, barones,
portavoces, etc.; desde que Zapatero (aquel del optimismo enfermizo) en aquel
muy desagradable mayo de 2010 dijo amén a la “austeridad” de la Troika, la socialdemocracia se balancea mareada.
Los movimientos indignados del 15-M les
significaron el camino de la izquierda y los sociatas les miraron de soslayo.
El independentismo de Cataluña donde el PSC en su zigzag político sostiene blandenguemente,
como futbolista en vulgar rueda de prensa: “Sí…,
bueno…,no…”
Durante el
mandato de Pedro Sánchez se repite una constante que viene a ser la capacidad
de trasladar mensajes de asesores diferentes por impulsos en las redes
sociales, con lo cual dificulta saber cuáles son propios y cuáles no.
Desde el
punto de vista de un votante progresista no se puede entender que se ajuste en
pensiones o salarios públicos y no se toque la fiscalidad a grandes empresas, por no hablar de los
privilegios fiscales de la Iglesia o una política decisiva contra el fraude
fiscal.
El PSOE ha
sido desde casi siempre un partido poco compactado debido a su pluralidad y
libertad ideológica; el carácter abierto a todo el electorado y no sólo a la
militancia, sigue condicionando a día de hoy el futuro del liderazgo en el
PSOE.
La demoscopia lo ha observado primero y las urnas después suelen castigar
estas batallas internas y la división
dentro de los partidos. Llegados a este punto de disensión interior, lo
más coherente debería de ser pedir la baja o crear cortijo propio, lo que lleva a entender, sin duda, que han convertido la política en su medio de
vida, en lugar de un medio para mejorar la vida de la gente. Lo que yo he
siempre he definido como “socialistas sin denominación de origen”.
Finalizaré
este tutti frutti de socialismo de
bisutería con el párrafo de una carta enviada al diario info-Libre de un
militante socialista con treinta y dos años de Internacional: “Siéntense y disfruten de cómo no hay que hacer las
cosas. No nos molesten, que estamos suicidándonos. ¿El país? No sea ingenuo…”
El poema de
hoy es obra del chileno Pablo Neruda, son diez versos que forman parte del
poema “El pueblo”. No tengo argumentos para resumir el poema pues cada verso es
una síntesis.
Creo que los que hicieron tantas cosas
deben ser dueños de todas las cosas.
¡Y los que hacen el pan deben comer!
¡Y deben tener luz los de la mina!
¡Basta ya de encadenados grises!
¡Basta de pálidos desaparecidos!
Ni un hombre más que pase sin que reine.
Ni una sola mujer sin su diadema.
Para todas las manos guantes de oro.
Para todas las manos guantes de oro.
¡Frutas del sol a todos los oscuros!
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