Lo comentó el padre Ramón Maneu hace varias semanas y nos apuntamos a ir Tarragona a presenciar la ceremonia de la "Beatificación de 522 mártires del siglo XX" entre los que se encontraba el caudetano Alberto Marco Alemán, familia de los "monjos" que se desplazó al completo y que, como el resto de familiares de los que se iban a beatificar, tuvieron un lugar destacado en la ceremonia. El acto se celebró a partir de las doce de la mañana en el Complejo Educativo de Tarragona, conjunto de edificios que en su día fue la Universidad Laboral. Entre otros, estuvieron presentes Artur Mas y su mujer Helena Rakosnik, el Ministro de Justicia Alberto Ruiz Gallardón, Jesús Posada Presidente del Congreso, Jorge Fernández Díaz, Ministro de Interior y Ricardo Álvarez Espejo, Inspector del Ejército. Antonio María Rouco Varela, Presidente de la Conferencia Episcopal Española, valoró la presencia de autoridades políticas y militares en el acto. La misa fue oficiada por el representante del Vaticano D. Angelo Amato, cardenal Prefecto de la Congregación para la causa de los Santos. El motivo de celebrarse en Tarragona se debía a que era la diócesis con mayor número de mártires, 147 en total entre ellos el Obispo Auxiliar Manuel Borrás y 66 sacerdotes, de las 33 Causas de Beatificación, en palabras de Monseñor Jaume Pujol, Arzobispo de Tarragona. El acto comenzó con un mensaje gravado del Papa Francisco que llamó a ser cristianos "con obras y no de palabras" elogiando la vida de los mártires. "Me uno, de corazón, a todos los participantes en la celebración, que tiene lugar en Tarragona, en la que un gran número de pastores, personas consagradas y fieles laicos son proclamados beatos mártires".
La de Tarragona ha sido la beatificación mas masiva de la historia del catolicismo: 520 fallecidos tras la Guerra Civil y dos religiosos paúles que murieron en octubre de 1934. Uno de los invitados, que llegó una hora mas tarde, fue Rafael Mª Melus el carmelita que mas libros ha escrito y al que tuvimos ocasión de saludar. Otros conocidos que asistieron al acto llegados de Valencia fueron Salvador Batalla y Rafael Sáez. El día anterior, sábado por la tarde, en la Plaza de Toros, se representó la obra teatral "La Pasión de San Fructuoso" con mas de 100 actores aficionados y que puso en escena la muerte ocurrida en los albores del cristianismo, año 259 -Tarragona estaba sometida al Imperio Romano- de Fructuoso Obispo de esta ciudad y sus diáconos Augurio y Eulogio.
Por la mañana realizamos una turne turística por el barrio antiguo de Tarragona empezando por el anfiteatro, construido en el siglo II. Si observan con atención, verán una iglesia de planta latina en el centro que se edificó a partir de que Constantino abandona el paganismo y hace del cristianismo la religión oficial del Imperio utilizando los sillares una vez que el anfiteatro ha perdido su función original, iglesia que se mantendrá en pié hasta que los árabes invaden la península. Los hechos martiriales de la época paleocristiana del año 259, con similares connotaciones políticas y sociales, se volverán a repetir en 1936. La Conferencia Episcopal no ha querido aplicar el término “mártires de la Guerra Civil” porque, argumenta, “no fueron combatientes, ni estaban con las armas en la mano. Murieron por no renegar de su fe”, según palabras del Secretario del Episcopado Juan Antonio Martínez Camino. La Iglesia tiene 2000 años de historia y ha sobrevivido a vicisitudes de todo tipo. La clase política ha manifestado opiniones enfrentadas en los medios de comunicación sobre el acto de beatificación. Mientras que para Alberto Ruíz Gallardón es "un acto de justicia y reconciliación", para el Presidente del Congreso se trataba de "una manifestación que reafirma nuestra fe". La izquierda lo analiza desde otro angulo. Para Jaume Collboni, portavoz del PSC, "los socialistas respetan la beatificación, aunque solicitaban a la Iglesia que confesara su “apoyo” al franquismo y pidiera perdón por ello". Lo cierto es que el ya beato Alberto Marco Aleman murió como consecuencia de un enfrentamiento inútil y sin sentido en una lucha fraticida, que son las peores, al igual que le ocurre a Miguel Díaz -beatificado en octubre del 2007 por Benedicto XVI- que, a pesar de la defensa que de él hace el "Comité Antifascista de Elda" para que no lo fusilen, sus correligionarios caudetanos no escucharán ni las súplicas ni los argumentos de peso que intentaban salvar la vida de un hombre recto, honesto y amigo de pobres y necesitados. La historia del género humano es siempre impredecible: unas veces quemamos las Iglesias y otras nos gastamos el dinero en iluminar sus fachadas. No tenemos término medio. Ese es nuestro eterno problema.
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