Además de hacernos pasar por el aro, esta crisis nos esta llevando a recuperar costumbres que ya dábamos por perdidas. Estábamos tan inmersos en una burbuja consumista de proporciones tan descomunales, que no podíamos perder tiempo en tonterías. Seguíamos a rajatabla la máxima del Capitalismo que no es otra que consumir y consumir, aunque sean cachivaches que no sirvan para nada. Y a eso le llamábamos irónicamente "sociedad del bienestar". Recuerdo que vivíamos para trabajar ....¡y para consumir! Ahora que, de malas maneras, nos han tirado del guindo, estamos descubriendo que no hace falta correr tanto. Que con menos consumo incluso somos más felices y que es mucho mas sensato trabajar para vivir y no al revés. Por eso nos hemos puesto a recuperar costumbres abandonadas hace mas de 40 años... como aliñar aceitunas, hacer jabón o conserva de tomate casero, productos que comprábamos en el Centro Comercial con tan solo cogerlos de la estantería, pagándolos con tarjeta de crédito. Todas esas comodidades, para mucha gente, son historia. Inmersos en ese consumismo ....hasta se nos olvidó que existían tiendas en nuestro barrio. Afirmaba ayer el banquero Emilio Botín en Panamá, con motivo de la XXIII Cumbre Iberoamericana: .."en España esta entrando dinero a espuertas", basándose seguramente en que el índice de la Bolsa se acerca a los 10.000 puntos mientras que aquí, si entras a un Banco a pedir 100 €, se disparan todas las alarmas y hasta te pueden detener por pedir. Y no exagero. Unos días antes, Cáritas denunciaba el incremento de gente que no tiene ni para comer. A ver quien nos explica realmente que pasa aquí porque, de forma paralela, otro índice se ha disparado: ha aumentado el 12% el número de gente millonaria. Así las cosas, el otro día no me extrañó ver a un amigo y a su mujer haciendo, como hacía mi madre hace 40 años, conserva de tomate casera. El fuego lo habían encendido en una vieja pastera metálica de esas que utilizaban los albañiles para amasar mortero. Encima habían colocado una olla de chapa con dos asas, de unos 30 litros capacidad, suficiente para el volumen de conserva que pretendían realizar.
Los utensilios y la materia prima no pueden ser mas asequibles: 30 kgs de tomates, -si son de pera mejor, me dijo-, un cuenco de plástico, un cuchillo para quitarle la piel al tomate, un palo para empujarlo en los tarros de vidrio y una maya de plástico para introducirlos en la olla con agua hirviendo. La operación es sencilla. Primero se hierve el tomate y, después de quitarle la piel y trocearlo, se mete en tarros de vidrio- nuestras abuelas utilizaban botellas ya que este tipo de envases no existía entonces- y a continuación se introducen en la olla con agua hirviendo colgados de una malla de plástico durante mas de media hora. El truco esta en que no quede aire en el tarro. Si queda aire, el tomate se deteriora y no vale. Con este tomate en conserva, olivas aliñadas en una orza, dos huevos duros, un poco atún y bacalao... puedes chuparte los dedos y, por lo menos, aunque sea por un rato, olvidarte que una vez, no hace mucho, fuimos millonarios y que por culpa de un mal giro dado por los señores y entidades que tenían a su cargo el control económico-social-financiero como las cajas de Ahorro, los Sindicatos UGT y CCOO con los ERES y la formación, los allegados al Monarca, los Bárcenas, los de las preferentes y otras criaturas similares nos hemos quedado como el gallo de Morón: cacareando y sin plumas. Estamos retrocediendo en prestaciones sociales mas de 30 años y nuestro patrimonio -vivienda- se ha depreciado mas del 60%. Botín tendrá sus motivos para ser optimista pero, el que no tiene trabajo que son muchos, están que echan las muelas. Ni brotes verdes ni gaitas. En la próxima entrega les contaré como se hace jabón casero. Todo un producto de lujo, de gran valor sanitario, barato, sostenible y ....¡ecológico!
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