“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo, lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa, que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
Horacio Verbitsky, periodista y escritor argentino
Comunicado Importante

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lunes, 19 de agosto de 2019

"Sobre las imágenes de la Virgen de Gracia", es el título del artículo publicado por Miguel Requena Marco en el Programa de Fiestas.

    En 1974, el carmelita P. Simón M. Serrano Montoliu y D. Andrés Bañón Martínez, como Secretario del Ayuntamiento de Caudete, hicieron gestiones ante el Jefe del Servicio Nacional de Información Artística, Arqueológica y Etnológica, D. José G. Moya Valgañón, para que este emitiera un informe sobre la imagen de la Virgen de Gracia, habiéndole proporcionado una fotografía de ésta y una sucinta narración de la leyenda asociada a su origen. 

   El señor Moya Valgañón, lamentando “que la fotografía no fuese más nítida para haber podido precisar mejor la fecha de ejecución de la imagen”, con fecha de 11 de noviembre de 1974, enviaba firmado al Secretario del Ayuntamiento este informe:

La antigua imagen de Santa María de Gracia, patrona de Caudete, parece, a juzgar por las fotografías que de ella se conservan, un ejemplar característico de la escultura gótica de la segunda mitad del siglo XIII o incluso de comienzos del XIV.

El tipo de sitial en que aparecía entronizada corresponde a esa época. Lo mismo sucede con el manto, muy amplio, el vestido, de mangas apretadas y ceñido en la mitad superior del cuerpo, y la toca.

Una piadosa leyenda hace suponer que esta imagen fuera anterior a los musulmanes, traída nada menos que en el siglo VII desde Italia. Esto no deja de ser sino una manifestación más de la devoción popular que sembró a España de imágenes enterradas u ocultas cuando la invasión musulmana y descubiertas con la reconquista o poco después. 

  Sin ir muy lejos, la Virgen de los Llanos en Albacete, la de la Caridad en Villarrobledo o la de Belén en Almansa, tienen en sus leyendas muchos puntos de concomitancia con la de Gracia de Caudete.

Sobre esta última, el único dato que parece irrefutable es que en 11 de octubre de 1568 Gonzalo Polanco, paje del obispo D. Gregorio Antonio Gallo de Andrade, afirmaba haber visto los autos del hallazgo de la santa imagen. Según él apareció acompañada de una imagen de San Blas el 16 de diciembre de 1414 bajo una retama en las ruinas de un convento que allí había.
Si algún día apareciesen dichos autos se podría precisar mejor los orígenes de la leyenda. El caso es que la imagen que desapareció con la guerra civil no puede ser hecha en ninguna manera antes de 1250.

Todas las leyendas suelen tener un fundamento histórico. No sería imposible que la imagen procediese de Bugarra, que pasó a poder de Caudete en 1355, cuando ya estaba despoblado, y fuese hallada luego accidentalmente.

Los cánones prescribían que todas las imágenes sagradas, cuando se considerasen inútiles para el culto fuesen enterradas en lugar sagrado. No es imposible que esta imagen quedase entre las ruinas de su iglesia y andando el tiempo fuese encontrada entre ellas. Caudete, como Bugarra, hubo de ser reconquistada dos veces, dentro del siglo XIII. De ahí provendría la supuesta ocultación a los moros.

Antes, en 1957, el cura párroco de Caudete D. Vicente Dimas Soler había solicitado una autorizada opinión sobre el origen de la sacra imagen al monasterio benedictino de Monte Casino, desde donde Dom Rafael Caracciolo le escribió:

Monte Casino (Italia), 6 nov. 1957
Reverendo P. D. Vicente Dimas
Párroco de Caudete (Albacete)
No es posible dar un juicio, ni siquiera aproximado, sobre una obra de arte, sin tener al menos una fotografía. Las hipótesis son inútiles a priori si no se puede ver, por lo menos, una imagen de lo que se trata.
Pero siempre habrá que excluir que la estatua se pueda remontar hasta el tiempo de San Benito, ya que de hecho en aquella época no se usaban las estatuas para el culto.

Por otra parte en Monte Casino jamás han existido imágenes (estatuas) hasta el siglo XV. La tradición, sea cual fuera su valor, de que la estatua (esa) proviene de Monte Casino, no se puede afirmar de que haya que hacerla llegar hasta San Benito. 
  Estatuas de ese tipo de iconografía son comunes después del año mil, especialmente en los siglos XII, XIII y XIVEn los Abruzos, zona muy próxima a Monte Casino, hubo una gran producción de estatuas de este tipo, hoy muy apreciadas.

Por lo tanto no se puede excluir la posibilidad de que pueda tratarse de una estatua procedente de Italia, o de Monte Casino, como regalo o como compra hecha en la región; pero en todo caso sería necesaria una fotografía para poder discernir si se trata de una obra italiana o más particularmente abrucesa.

Sea como sea, la estatua no puede tener su origen de la época bizantina, ya que entonces jamás fueron usadas estatuas, sino sólo pinturas, o a lo más bajorrelieves. La citada imagen (esa estatua) habría que compararla con otras muchas como ella, que existen en España, para poder apreciar si tiene características diferentes de las imágenes fabricadas en territorio ibérico.

Con religioso afecto,
D. Rafael Caracciolo, O.S.B.
Secretario

(El original italiano, en "Caudete, perla de tres Diócesis", p. 107, y esta traducción en una hoja mecanografiada, muy probablemente hecha por el P. Simón M. Serrano, en la carpeta con los folios procedentes del Libro segundo viejo, en el Archivo Parroquial.)


Ya en 1956, D.Jesús Sánchez Díaz, en su Historia de Caudete y su Virgen de Gracia (p. 37), narrando la leyenda caudetana, hace un inciso para decir:

Acabamos de referir lo que oímos desde muy pequeñitos a nuestros padres sobre el origen de la venerada imagen de Nuestra Señora la Virgen de Gracia, y cuya historia siempre consideramos poco menos que artículo de fe, habiéndonos servido para el relato, en líneas generales, del texto transcrito en la "Historia de la Santa y Milagrosa Imagen María Santísima de Gracia", impresa en 1922, bajo el cuidado y dirección del sacerdote caudetano don Francisco Díaz Alcover, que la amplió con la reseña de los centenarios de 1907 y 1914.

Nada atañe a nuestra devoción mariana lo que a este respecto pueda decir la crítica. Sin embargo, bueno será que nuestros lectores conozcan el criterio actual de los arqueólogos sobre las imágenes antiguas, que hemos visto consignado en un libro hace poco aparecido (1) y que, inopinadamente, ha llegado a nuestras manos:

"Mas esta representación de la Virgen en imágenes comenzó por la iglesia de Constantinopla (La Virgen sentada y con el Niño sobre Ella entre sus dos rodillas, como "fruto bendito de su vientre"). Según los estudios más recientes, hasta el siglo X no se comienza en España a imitar las imágenes bizantinas, y en los siglos XI y XII ya existe profusión de imágenes marianas. 

Las del X y XI están sentadas en un trono con el Niño Dios sentado de frente en ambas rodillas y la mano derecha en actitud de bendecir, mientras que en el siglo XII ya se ven bastantes con el Niño sentado en la rodilla izquierda. Las del siglo XIII y XIV son de un tipo que puede llamarse de transición del románico al gótico. Las del siglo XV son ya de tipo humano, con la Virgen de pie y el Niño en el brazo izquierdo".

(1) P. Manuel Ibáñez, O. Carm. "Historia de la Virgen del Henar y su Santuario" Segovia, 1955 pág. 17-18.
Y un poco más adelante (pp. 40-41), continuando con la leyenda, vuelve a hacer otra consideración de carácter histórico:

Según lo da a entender la “Historia de la Virgen de Gracia”, citada anteriormente, a pesar de la tranquilidad que se disfrutaba en el reino de Teodomiro, verdadera isla de paz en medio del turbulento y agitado mar de la España de entonces, los monjes del monasterio caudetano no se confiaron, y, enterados de la suerte que en otras partes habían corrido las cosas y personas sagradas, decidieron dejar la santa Casa de San Martín y trasladarse al reino de Asturias, no sin antes guardar en lugar seguro las sagradas imágenes de la Virgen y San Blas.

  Estos hechos, si hemos de dar crédito al autor anónimo de la expresada "Historia de la Virgen de Gracia", ocurrieron el año 714.

No creemos que pueda darse con exactitud la fecha del enterramiento u ocultación de las santas imágenes, que aparecieron milagrosamente el año 1414. El Padre carmelita Fr. Manuel M.ª Ibáñez refiere en su obra citada (1) la ocultación de la Virgen del Henar con motivo de la invasión árabe de España y dice sobre el particular:

"Y cuanto al fondo de verdad de la tradición sobre el ocultamiento de la imagen a la llegada de los moros, tiene fácil compaginación, si se tiene presente que la invasión del 711 fue bastante tolerante, hasta el punto de poder seguir los cristianos con su culto aún en las poblaciones sometidas al yugo sarraceno (mozárabes)

Hay otra invasión más terrible para España y posterior: la de los almohades en 1144, en que entraron cometiendo más crímenes y derramando más sangre que los árabes en el 711. 

Colocar el tiempo de la ocultación de la Virgen del Henar en el año de la invasión de los almohades es lo más probable y lo que mejor armoniza con la arqueología, único documento cierto que poseemos de la imagen nuestra, como de tantas otras imágenes envueltas en otras tantas leyendas".
Sea como y cuando fuere, año más o año menos, seguiremos con nuestra tradición caudetana.

(1) "Historia de la Virgen del Henar y su Santuario", pág. 20.

Sobre la imagen de la Virgen de Gracia quemada en 1936
En la Revista de Moros y Cristianos de 1980 viene un artículo titulado “Caudete en Fiestas”, firmado por “X.”, firma bajo la que yo tengo, por lo que dice, que se esconde el P. Simón M. Serrano Montoliu (no sé el motivo por el que el P. Simón utilizaría este ocultamiento; quizá para no escandalizar, pues recordaría que años antes, sacando a relucir, en una homilía en la iglesia de San Francisco, la no posibilidad histórica de remontar la antigüedad de la imagen de la Virgen de Gracia y el convento de los benedictinos al tiempo de los godos, una persona devota se levantó y le dijo que dejara ese tema; el P. Simón siguió con la homilía, pero después volvió a insistir en el tema, y de nuevo se levantó esa persona y le dijo que no siguiera por ahí). Lo citaremos por extenso, porque es importante para determinar el origen de la imagen de la Virgen sacrílegamente quemada en 1936. Lo comienza así:

El entusiasmo del pueblo de Caudete por su Patrona la Virgen de Gracia se remonta a los tiempos de su reconquista por Jaime I el año 1240. Desde entonces han habido tres Imágenes distintas de la misma advocación.
El mismo Conquistador les regaló la primera Imagen de la Virgen María, y la trajeron los Caballeros de Calatrava, procedentes de Alcañiz. A estos frailes militares se les encargó la custodia de la frontera entre Caudete y la de Yecla, donde aún estaban los moros.

Ellos levantaron su convento-cuartel justamente donde ahora se halla la ermita de la Virgen de Gracia a las afueras de Caudete […].
Durante 22 años en Caudete hubo paz entre moros y cristianos, pero en el año 1262 se sublevaron los moriscos del reino de Murcia, al que pertenecía Caudete, y durante los cuatro años que duró su gobierno, persiguieron a los cristianos y destruyeron sus iglesias. 

Entonces los Caballeros de Calatrava antes de retirarse escondieron en el subsuelo de su convento las Imágenes sagradas y demás objetos del culto para evitar su profanación.

En el año 1266 los ejércitos cristianos volvieron a conquistar a Caudete, pero los Gobernantes cristianos se establecieron en el Castillo del pueblo, y ya nadie se preocupó de las ruinas del convento-cuartel dejado por los Caballeros de Calatrava.

A causa de las desavenencias entre Fernando IV de Castilla y Jaime II de Aragón, los ejércitos de éste en el 1295 invadieron parte del reino de Murcia. Luego, por la sentencia arbitral de Dionís de Portugal, se rectificaron las fronteras entre Valencia y Murcia, y desde 1305 Caudete fue asignado al reino de Valencia.

Hubo entonces más de un siglo de paz, y a últimos del 1414 aconteció cerca de Caudete un hecho muy beneficioso para esta Villa. Lo narra don Gonzalo Polanco de esta forma: «La Virgen de Gracia se apareció (fue hallada) a XVI de Diciembre Anyo M CCCC XIIII (1414), baxo de una rethama entre las roínas del convento (de los calatravos) que ante havía en la Vila de Capdet (Caudete), aconpaniada de Sent Blay. E yo vi los autos (documentos) del hallasgo en Capdet. Oy (hoy) XI de Octubre M D LX VIII (1568). Gonçalo Polanco. Page del Senyor Obispo (Gregorio) Gallo de Origuela». (Libro I, folio 0 vto. de Confirmaciones de Caudete). Las palabras entre paréntesis son aclaratorias del texto.

Así de sencillo fue el hallazgo de las Imágenes de la Virgen María y de San Blas, las mismas que en el 1262 enterraron allí los frailes de Calatrava. Por lo tanto permanecieron enterradas sólo 152 años.
[…]
Pasaron siglo y medio, desde este hallazgo, cuando aconteció otra efeméride muy importante para Caudete, cual fue la venida de los Carmelitas en el 1578, para cuidarse de la ermita de la Virgen de Gracia. […]
Entonces la Mayordomía se trasladó a la Parroquia de Santa Catalina de Caudete, a donde se llevaron a su Imagen antigua, donde se conservó hasta el año 1936, como todavía la recuerdan algunas personas ancianas de ahora.

 Se ignora si de esta Imagen de la Virgen de Gracia se llegó a sacar alguna fotografía, pero por fortuna el escultor don Francisco Martínez Marco, modeló e hizo su Imagen reducida, que aún la conserva su nieto don Cristóbal Graciá Martínez, residente en Madrid.

A la segunda Imagen de María, traída por los Carmelitas el 1578, ellos la llamaban su «Fundadora», porque era costumbre de entonces el llevarla a las nuevas fundaciones de sus conventos. Su historial comenzó a mitad del siglo XIII, cuando la llevaron desde Narbona (Francia) hasta Montpeller (a. 1257), de allí pasó a Perpiñán (1265), luego a Lérida (1272), a Valencia (1281), a Zaragoza (1290), a Requena (1332), a Calatayud (1371), a Onda (1436), a Játiva (1570) y por fin a Caudete el 1578. Aquí quedó en la Ermita de la «Virgen de Gracia», y con este título la proclamó el pueblo de Caudete.
Porque, cuando los Carmelitas en el 1586 se trasladaron junto a Caudete, se dejaron su Imagen en la ermita de la Virgen de Gracia a petición de todo el pueblo y de la misma Mayordomía. A esta Imagen en el 1636 se le puso por primera vez el vestido con el manto, porque estaba bastante deteriorada, y en lugar de retocarla con pintura, optaron por vestirla.

Como esta Imagen era «Fundadora» tenía un hueco en su espalda, donde se conservaba un pergamino, en que se anotaban los conventos y las fechas de su fundación. Este dato parece que ya lo sabía don José Vergé, obispo de Orihuela, quien durante su visita pastoral a Caudete el año 1670, manifestó su deseo de abrir el hueco de esa Imagen para saber el contenido de ese pergamino.

En efecto, según dice la «Historia de la Virgen de Gracia» (Madrid, 1957, pp. 54-55) dicho señor Obispo acudió a la Ermita, acompañado de un pequeño grupo de testigos selectos, y mandó que dos sacerdotes bajaran la Imagen a la Iglesia, pero, cuando el cerrajero iba a abrirla, dijo el señor Obispo: «Hermanos, antes de abrir este secreto vamos a orar al Señor para que nos inspire si es ésta su voluntad». Al poco rato se levantó el señor Obispo y les dijo: «Desistamos del intento comenzado, pues conozco que no es tiempo ahora de averiguar el secreto».

Si hubieran sacado el pergamino, al leerlo hubieran encontrado la lista de los conventos carmelitas con las fechas de sus fundaciones. Pero esto para aquel público les hubiera caído como una bomba, por su ignorancia de la historia, porque aquel pergamino les probaría que aquella Imagen gótica era de mitad del siglo XIII, y que procedía del sur de Francia, y no, como se pretendía por algunas leyendas, el remontarla a principios del siglo VII.

Esta Imagen el 7 de septiembre del 1907 fue coronada canónicamente por don Pedro Rocamora García, obispo de Tortosa. […]
Esta Imagen traída por los Carmelitas, fue quemada el 22 de julio de 1936.
La tercera Imagen de la Virgen de Gracia… es la actual,


Descripciones antiguas de la talla de la Virgen de Gracia
En las descripciones antiguas de la talla de la Virgen de Gracia encontramos, especialmente, una divergencia significativa: que el Niño con su mano izquierda sujeta sobre su muslo un libro cerrado plantado, o que tiene esa mano dirigida hacia el rostro de la Virgen, variante esta que aparece en la última de las cuatro descripciones que siguen, debidas a la pluma de mosén Antonio Conejero (s. XVIII).

Veamos estas descripciones:

En el Libro primero de Administración de Ntra. Sra. de Gracia (1617-1726) inserta mosén Antonio Conejero la “Leyenda de los Predicadores”, que es la que se entregaba a los predicadores contratados para los días de la Fiestas a la Virgen. Dice así (folio 109 r-v):

La Sacratíssima Imagen de María Sma. de Gracia es de madera, sin que en ella aya corrompido la carcoma parte alguna; y solamente tiene señales de ella el Globo o expressión del Mundo que tiene en su mano derecha; en la siniestra mano tiene a su Santíssimo Hijo Jesús, que con su mano diestra da su bendición, y con la siniestra tiene un libro cerrado; bien es verdad que dichas manos del Divino Jesús no se dexan ver, porque están cubiertas con la túnica y ropas de seda y oro de la Sta. Imagen. 

Su fisonomía es más agradable, algo morena y arrebolada; su altura tres palmos y tres quartas, toda de talla sobredorada, sentada en silla de respaldo de la misma materia, tiene calzado puntiagudo. La espalda tiene llana y lisa, sin sobredorar con solo matiz blanco de una tabla que, ajustada con puntas de yerro, oculta un seno o vacío en dicha Imagen, donde se cree contiene algún secreto para tiempos venideros.

En los folios procedentes del Libro segundo viejo (folios 89v-90r, n.º 9), hace también mosén Antonio Conejero esta descripción:

Esta divina estampa de la Madre de Dios de Gracia es de madera, sin que en ella aya corrompido parte alguna la carcoma, y solamente tiene señales de ella en el Globo, o expresión del mundo, que le tiene en su mano derecha; en la siniestra tiene a su Santíssimo Hijo el Divino Jesús, que con su mano diestra da su bendición, y con la izquierda tiene sobre su muslo un libro cerrado: bien es verdad que dichas manos del niño Jesús no se dexan ver, porque están cubiertas con la túnica y manto de sedas y oro de la santa Imagen....

.... su fisonomía es muy agradable, algo morena y arrebolada; su altura tres palmos y tres quartas, toda de talla sobredorada, sentada en silla de respaldo de la misma materia, con calzado puntiagudo; la espalda tiene llana y lisa sin sobredorar, con solo matiz blanco, ajustada con puntas de yerro una tabla, que oculta un vacío o seno en dicha S.ª Imagen, donde se cree tiene reservado algún secreto para tiempos venideros.

En un apunte inédito que dejó el malogrado investigador caudetano Francisco José Doménech Mira (fallecido en 2013 a los 53 años), escribía esto:

Mosén Antonio Conejero Ruiz (1685-1765) describió en 1730 la talla de la Virgen de la siguiente manera:

Esta Sagrada Ymagen de Nª Sª es de tres palmos poco más de alta (aproximadamente 63 cms., pues el antiguo palmo valenciano equivalía a 21 cms.), sentada en silla de respaldo, esculpida en madera, toda sobredorada, con corona en la cabeza; la fisonomía es muy agraciada, de color algo moreno y arrebolado.

 En su mano izquierda tiene al divino Jesús sin corona ni diadema, y éste en su izquierda tiene un libro cerrado plantado; y el brazo derecho tiene algo elevado y le falta su manecita de tiempo inmemorial. Su cuerpo está vestido con túnica sobredorada de la misma materia que lo es la Ymagen de Nª Sª. Esta en su mano derecha tiene un globo sobredorado, algo maltratado de la carcoma, a distinción de la Sª Ymagen, pues no le ha llegado a roer por otro puesto alguno. 

Tiene sus pies con calzado puntiagudo. La espalda tiene llena y tiesa y está de una tabla de alto abajo puesta con clavos de hierro, con la que se oculta un seno hueco donde se piensa tener reservado algún secreto para los tiempos venideros.
No dice Francisco José de dónde toma esta descripción de mosén Antonio Conejero. Si, como es de suponer, lo hizo de los folios que proceden del Libro segundo viejo, ese folio ha desaparecido.

    Notemos, de paso, que mosén Antonio Conejero murió en 1762, y que hay un error de lectura en la frase La espalda tiene llena y tiesa”, por “llana y tiesa” (o, más probablemente, “llana y lisa”), y conviene mejor esta que está.

Pero en la primera publicación impresa de la Leyenda piadosa de Caudete, que fue la que incluyó el jesuita Juan de Villafañe en su Compendio histórico, en que se da noticia de las milagrosas y devotas imágenes de la Reyna de Cielos y Tierra, María Santíssima, que se veneran en los más célebres santuarios de España (Madrid, 1740, págs. 281-285, segunda impresión, aumentada; la primera, de 1726, en Salamanca, no la trae), cuya propia autoria nos certifica el mismo mosén Antonio Conejero en los folios procedentes del Libro segundo viejo (APSC, CAU-49, fol. 95v), se describe así la sagrada talla (en la p. 284):

Esta prodigiosa Imagen de la Madre de Dios de Gracia es de madera, sin que en ella haya introducido la carcoma corrupción alguna, y solamente tiene señales de ella en el globo, expressión del Mundo, que mantiene en su mano derecha. En la izquierda tiene a su Santíssimo Hijo el Divino Jesús, con su manecita derecha envuelta en sus ropas de escultura, y la siniestra, descubierta y abierta, sobresale y la endereza azia el rostro de la Santísima Madre

El rostro de la Santa Imagen es muy agradable; su color tira a moreno y arrebolado; su estatura es de tres palmos, algo más, toda de talla, sentada en una silla de respaldo de la misma materia, y toda ella sobredorada, con el calzado puntiagudo; la espalda tiene plana y lisa, sin sobredorar, con matiz blanco, y ajustada una tabla con clavos, la qual oculta un vacío o seno de la Imagen, donde se cree tiene reservado algún secreto para tiempos venideros.

La talla con el Niño sujetando un libro con su mano izquierda correspondería a la que el P. Simón llama “Fundadora”, la que trajeron los carmelitas y que procedía de Francia. Esta fue la quemada en 1936, modelo en el que se inspiró el escultor caudetano Miguel Bañón Díaz para hacer la imagen actual.
   La otra talla, la del Niño Jesús con su mano izquierda vuelta hacia el rostro de la Virgen sería la que trajeron los calatravos, la que ocultaron bajo tierra y luego apareció en 1414, según la anotación de Gonzalo Polanco.

 Muy posiblemente Manuel Ibáñez Díaz era sabedor del secreto de la verdadera imagen, y en ella se inspiró en 1935 para hacer la talla que la Mayordomía de la Virgen de Gracia le encargó para sustituir la imagen venerada en la Ermita en caso de que esta pudiera correr peligro en tiempos tan turbulentos (el Niño Jesús levanta ostensiblemente su manita izquierda, que puede interpretarse como para alcanzar la fruta que la Virgen tiene en su mano derecha, una manzana o una pera, según interpretaciones alegóricas de textos bíblicos). 

En un cuadro antiguo pintado en lienzo que tiene la Mayordomía también se ve al Niño con la mano izquierda apenas levantada. (Vemos que en la imagen de Manuel Ibáñez le falta la bola en la mano derecha a la Virgen; por la carta que hemos visto de Miguel Bañón, le faltaba la mano con la bola, que él le puso; pero quizás entonces ya había perdido la bola, y la esculpió sin ella).

(Sobre lo que se dice en la descripción tercera de que al Niño le falta su manecita derecha de tiempo inmemorial, puede que, efectivamente, se refiera a la imagen carmelitana  —no se puede apreciar bien en la fotografía conservada—, o que sea una transferencia de la imagen antigua, si es que Manuel Ibáñez quiso reflejar esa carencia no esculpiéndole el brazo derecho al Niño).

Vemos, por las descripciones, que ambas tienen características comunes: tamaño, calzado puntiagudo…, y también llama la atención que ambas tallas tengan espalda lisa con una cavidad, y, sobre todo, que ambas tengan la bola algo carcomida por la polilla, características estas que pueden explicarse por contaminación. D. Antonio Conejero debió de basarse en descripciones anteriores.
Carta de Miguel Bañón Díaz al P. Simón Serrano Montoliu
El P. Simón M. Serrano Montoliu iba tras el rastro de la verdadera imagen descubierta en 1414 y escribió una carta al escultor Miguel Bañón Díaz, autor de la actual escultura de la Virgen de Gracia expuesta al culto en la Ermita, quien el 18 de marzo de 1979 le respondía lo siguiente:

Sobre lo que usted me pregunta en su carta del 11 de septiembre, no será la auténtica Virgen de Gracia sino una idéntica de Gracia. Recuerdo de chiquillo de haberla visto en la cambra de la vivienda del sacristán; es la que yo arreglé para llevarla a La Zafra (según la historia en la sierra de La Zafra se le apareció al Manco Pastor); dicha imagen de Gracia le faltaba la mano con la bola, este fue el caso que yo viese a la auténtica sin ropaje.

Para hacer yo la mano que le faltaba a la que había que llevar a Zafra, los hechos fueron los siguientes: en aquella época yo hacía poco que me había casado, en la actualidad tengo 83 años, y por aquel entonces uno de los sacerdotes que pertenecía al clero, D. Miguel Esteve, el Solchantre, este Señor tenía automóvil y se puso de acuerdo con el Cura de la Virgen, y estando yo presente le quitó todo el ropaje quedando al natural como apareció en su enterramiento; esta fue la ocasión de conocer la auténtica Imagen como la encontraron. 

Me llevé barro y modelé mirando la mano de la Virgen para después tallarla en madera y ponérsela a la que habían de llevar a La Zafra; antes le retoqué la pintura, pues estaba muy sucia de cagadas de mosca. El tamaño era algo mayor que la auténtica, el parecido muy aproximado y esta imagen fue la que quemaron cuando la guerra. Esta es mi historia, el por qué tuve la ocasión de ver la Virgen sin el manto y demás ropas que le ponen ocultando la talla.

M. Bañón

Poco después de 1923 (pues en ese año se casó), el escultor fue llamado a restaurar una imagen que había visto de niño en la cambra de la vivienda del sacristán, que estaba junto a la sacristía de la iglesia, donde ahora están los salones parroquiales. Y no sabía, como sí sabía el P. Simón, que la imagen a la que restauró la mano y bola era la auténtica, y no aquella de la Ermita que desvistieron para que le sirviera de modelo. 

El parecido de ambas imágenes, como dice el escultor, era notable, pero el tamaño de la imagen que iba a restaurar (la de la cambra) era algo mayor que el de la imagen de la Ermita.
Aquí es de notar que en las descripciones de las dos imágenes se dice que la carcoma había atacado algo a la bola que la Virgen sostenía en su mano derecha. Esto debió de notarse en la imagen descubierta en 1414, la de los calatravos, y después, muy probablemente, se mantuvo, por inercia, en la descripción de la imagen carmelitana, cuando esta sustituyó a la auténtica (téngase en cuenta el parecido de ambas tallas). 

Puede ser prueba de ello el que a la imagen de la cambra, la auténtica, le faltara la bola y la mano, que, podemos suponer, fue por el avance de los inicios de carcoma que mucho antes se le había descubierto en la bola, y que, precisamente, la bola de la imagen “Fundadora” sea la que, salvada de la hoguera de 1936, aún perdure en la actual imagen, tallada por Miguel Bañón Díaz en 1941.

El P. Simón era muy amigo de D. Andrés Bañón Martínez, que fue cronista de la Villa, y este le habría descubierto un secreto que él sabía muy bien y que años antes de su muerte en el 2015 habría contado a otras personas: que el ilustre caudetano D. Antonio Martínez y Martínez, Deán y Vicario General de la Diócesis de Tortosa, Protonotario Apostólico, insigne orador sagrado, honrado con el título de Hijo Predilecto de Caudete, muy amante de la Virgen de Gracia, de cuya Mayordomía era mayordomo honorario, y mártir durante la guerra civil, le decía a su sobrino D. Cristóbal Graciá Martínez, entonces un muchacho: “Nene, esta es la verdadera imagen de la Virgen de Gracia”, refiriéndose a la imagen arrumbada por vieja. 

 No olvidó esto su sobrino, otro ilustre caudetano, también nombrado Hijo Predilecto de la Villa, gobernador que fue de Murcia y de La Coruña, y también amante de la Virgen de Gracia y de las tradiciones caudetanas. 
Como dice D. Jesús Sánchez (Historia de Caudete y su Virgen de Gracia, p. 5), fue miembro de la Junta pro-Historia de Caudete; de su interés por los textos relativos a la tradición de la historia de la imagen de la Virgen de Gracia, es testimonio lo que escribía el fray Elías M.ª Bañón en la Revista de Fiestas de 1963 (“Documentos vivos de nuestras fiestas tradicionales): 

“Por fin hemos logrado depositar en la biblioteca privada de D. Cristóbal Graciá una linda copia de los mismos [Autos de la historia de Ntra. Señora de Gracia], hecha con paciencia benedictina por el Sr. Alcalde de la población, D. José Puche; custodiaba dos viejas banderas de la Antigua; en 1928 hace, siendo capitán, una nueva bandera de los Moros; representó en los Episodios el papel de Abenzoar y también el del Chuano. 

Pero también era devoto de la Virgen de Gracia, de cuya Mayordomía fue mayordomo, y en 1951, en los Estatutos de la erección de la “M. I. Mayordomía y Cofradía de Nuestra Señora de Gracia” el Obispo de Albacete lo nombró Presidente (a propuesta del párroco D. Vicente Dimas, según confiesa este en Caudete, perla de tres Diócesis, p. 51), cargo que ostentó hasta 1968, por dimisión, siendo nombrado entonces Presidente Honorario, Hermandad a la hizo varios regalos (así, en 1952, la bandera propia de la nueva Mayordomía y Cofradía; en 1953, una casulla; en 1960, un armónium, y él y su familia un manto de seda natural a la Virgen de Gracia; y de las pinturas que el famoso pintor caudetano Perezgil realizó en el Santuario de la Virgen, fue benefactor de la nombrada “La Asunción”).

 En 1950, junto con el Sr. Obispo de Albacete, los Ayuntamientos de Caudete y Yecla y autoridades religiosas de Caudete, presidió la segunda coronación de la Virgen de Gracia; y durante su mandato como Gobernador de Murcia, se construyó en la capital un barrio de viviendas al que se le quería poner el nombre de “Cristóbal Graciá”, y pidió se le pusiese el de “Nuestra Señora de Gracia” (barrio con el cual habría que tener alguna relación, ya que en el 2008, por parte de ese barrio hubo interés en iniciarla; véase la Revista de Fiestas de 2008, p. 142).
Así pues, no nos extraña lo que ya hemos visto que escribe “X.” (el P. Simón M. Serrano Montoliu) en la Revista de Fiestas de 1980 (“Caudete en Fiestas”) sobre la antigua imagen arrinconada en la cambra de la casa del sacristán, que él tiene por la auténtica aparecida en 1414

“Se ignora si de esta Imagen de la Virgen de Gracia se llegó a sacar alguna fotografía, pero por fortuna el escultor don Francisco Martínez Marco modeló e hizo su Imagen reducida, que aún la conserva su nieto don Cristóbal Graciá Martínez, residente en Madrid”.

En la iglesia de Santa Catalina se honraba también desde antiguo otra imagen de la Virgen de Gracia. Según escribe mosén Antonio Conejero en 1758 (“Imagen de María Stma. Madre de Dios con el sagrado título de Gracia, distinta realmente de la principal que se aclamó y se venera por mui milagrosa en esta villa de Caudete y toda España con el mismo título de Gracia”, ff. 77v-78v de los folios que proceden del Libro segundo viejo), en la capilla de la Sacristía de Santa Catalina había una imagen, “verdadero retrato en su fissonomía y demás posturas de [la] escultura echa de madera sobredorada de la sacratíssima Imagen de la Madre de Dios de Gracia que fue milagrosamente hallada en el término de esta misma villa, partida de los Santos”, que ocupaba “el segundo cuerpo del sagrario viejo y más antiguo que, desde antes del año 1500, sirvió en el altar de la presente Iglesia Parroquial, cuio sagrario y Sta. Imagen (según y como de presente extan) fueron removidos y apartados de dicho altar mayor, poniendo en su lugar de dicho altar mayor otro sagrario nuevo, hecho en la ciudad de Valencia en el año 1600, y es el que al presente año de 1758 se halla sirviendo de capilla de comulgatorio en la misma Parroquial y capilla de los de familia de Benitos, el mismo que fue extrahído del citado altar mayor en el año mil setecientos y uno, por haver hecho la fábrica en dicho año 1701, el retablo nuevo con distinto sagrario guarnecido por dentro con espejos; y como en dicho año mil y seiscientos la fábrica, edifficó la sacristía tan decente que aora persevera con la capilla que allí se dexa ver al lado derecho como se entra en aquella, pusieron los superiores por titular de la misma capilla de sacristía al sobredicho sagrario que por segundo cuerpo tiene a la Sta. Imagen de María Stma. Madre de Dios, hecha de mazonería (obra de las más antiguas que se pueden reconozer) para que allí tuviesse el culto possible, teniendo el altar ara consagrada, cruz y demás ornamentos para celebrar el Sto. Sacrificio de la Missa; y el citado sagrario sirve y ha servido de conservar en él el Lignum crucis y otras reliquias auténticas de esta Parroquial Iglesia”. Vindica, con pruebas, mosén Antonio el título de Gracia para esta imagen, contra el que alguien le impuso de “Virgen del Espino”.

Esta tradición de tener una imagen de la Virgen de Gracia en el templo parroquial continuó. Y así, antes del incendio de la iglesia parroquial en 1936, había, en el altar frontal de al lado de la Virgen del Rosario, donde ahora está la imagen de la Inmaculada, una imagen pequeña de la Virgen de Gracia, la cual el ya centenario cura D. Antonio Pascual de Teresa siempre vio con vestidos, por lo que no sabe si era de talla, o era, lo más probable, de vestir (como la imagen de la Virgen de Gracia, aunque muy pequeña, que actualmente se venera en la ermita de Santa Ana, procedente, junto con un vestido antiguo que lleva bordado “Estañ”, de una antigua finca de los Estañ, muy posiblemente de Francisco, verosímil oferente del cuadro-exvoto que se conserva en el Museo de la Ermita de la Virgen de Gracia, llamado de Salvador Martínez). 

También, cuando, una vez acabada por D. Miguel Bañón en 1941 la talla que ese mismo año se le encargó, solicitó D. Manuel Ibáñez Díaz la talla que él había hecho en 1935, la Mayordomía le respondió que no tendría inconveniente, pero que, ateniéndose al Derecho Canónico, no podían hacerlo, “aunque verían con gusto que se le diese culto en la Iglesia Parroquial” (acta de la Mayordomía de 31 de agosto de 1941), cosa que no llegó a suceder.
 La auténtica imagen de la Virgen de Gracia que se trajo la Mayordomía al pueblo cuando llegaron los carmelitas con su imagen al Santuario en 1578, quizás no tendría la suficiente decencia, aun habiendo sido restaurada por D. Miguel Bañón Díaz, para ser expuesta en la pequeña iglesia de La Zafra, ni, mucho menos, en la iglesia parroquial de Caudete, volviendo otra vez a ser arrinconada y casi completamente olvidada en el templo parroquial.

Hemos visto que “X.” (el P. Simón) deja entrever que la imagen auténtica sucumbió en el incendio de Santa Catalina, cuando decía: “Entonces la Mayordomía se trasladó a la Parroquia de Santa Catalina de Caudete, a donde se llevaron a su Imagen antigua, donde se conservó hasta el año 1936, como todavía la recuerdan algunas personas ancianas de ahora”. Y también era esa la creencia del escultor Miguel Bañón Díaz, aunque este no tuviera por la auténtica la imagen a la que él añadió la mano con la bola. 

Pero el mismo P. Simón, en un escrito mecanografiado en las dos caras de un folio, conservado entre los documentos de CAU-49 del Archivo Parroquial de Santa Catalina con el título de La Virgen de Gracia de Caudete”, fechado en agosto de 1981, admite la posibilidad de que la imagen auténtica no fuera quemada en 1936: 

      “Cuando los Carmelitas llegaron a la ermita de la Virgen de Gracia en el año 1578, sus Mayordomos se llevaron a su Imagen antigua a la Parroquia de Santa Catalina de Caudete, donde permaneció hasta julio del 1936. Desde entonces se ignora su paradero, pues, aunque algunos dicen que fue quemada, pero otros aseguran que la escondieron, y que en el 1942 se llevó a la iglesia del término de La Zafra”.

Efectivamente, la auténtica imagen aparecida en 1414 no ardió la fatídica tarde del 22 de julio de 1936 en la Ermita, ni tampoco en el incendio del templo parroquial ocurrido el mismo día. La imagen de la Virgen de Gracia que ardió en el incendio de la iglesia parroquial fue la imagen pequeña que estaba donde ahora está la Inmaculada.

La imagen auténtica, cuya mano y bola restauró el escultor Miguel Bañón Díaz, no se llevó finalmente a La Zafra, a pesar del interés del sacerdote D. Miguel Esteve Ruiz (tío del también cura D. Juan Carpena Esteve), quien, acompañado de su resobrino Juan José Esteve Bañón como monaguillo (maestro nacional y alcalde después de la guerra), iba los domingos y fiestas de guardar a celebrar a La Zafra en su coche, haciéndole de chófer José M.ª Azorín cuando él ya no podía conducir por estar mal de la vista. 
Y en la iglesia parroquial no se expuso. (Tampoco más tarde, en 1942, fue llevada a la iglesia de La Zafra, como algunas personas le dijeron al P. Simón).

Y así es como en 1941, el escultor caudetano D. Miguel Bañón Díaz, residente entonces en Pedreguer (Alicante), realizó la actual imagen de la Virgen de Gracia por encargo de la Mayordomía, tras estar expuesta al culto, desde 1939 a 1941, la imagen que el también escultor caudetano D. Manuel Ibáñez Díaz hizo en 1935, con el fin de sustituir a la venerada en el Santuario en caso de peligro de ser destruida en el turbulento periodo prebélico. 

   Y, en efecto, en 1936, agravada la situación, incluso algunos Mayordomos, Francisco Cantos Sánchez, que vivía, de añaguero, en la casa frente a la Ermita, y el santero José María Carrión hicieron guardia algunas noches para proteger la Ermita, hasta que vieron que la situación era insostenible. Entonces la Mayordomía sustituyó la imagen de la Virgen por la de Manuel Ibáñez, que había sido hecha para ese fin. 

   Pero los temores del capellán Secretario de la Mayordomía, D. Pedro Díaz Gil, de que fuera notada la sustitución hicieron que se volviera a poner en el camarín la imagen de origen francés traída por los carmelitas, para evitar males mayores. 

Una persona también me ha dicho que D. Pedro Díaz Gil creía que nadie se atrevería a quemar la imagen. Sobre esto, escribe el P. Simón en el citado escrito mecanografiado: «La tercera Imagen de la Virgen de Gracia, llamada la "provisional", la hizo D. Manuel Ibáñez Díaz, por el año 1932. Para ello sacó las mascari­llas de las caras de la Virgen y del Niño.
 Esta Imagen se hizo para tenerla preparada, para que en caso de emergencia sustituyera a la "auténtica", como aconteció algunos meses antes de comenzar la guerra del 1936. Mas, por las exigencias de algunas 'devotas’, el 21 de julio del 1936 se volvió a colocar la Imagen "auténtica'' en su camarín, y al día siguiente fue quemada». (Nótese que en este escrito el P. Simón habla de cuatro imágenes de la Virgen de Gracia: incluye la de Manuel Ibáñez como la tercera, y la cuarta es la de Miguel Bañón).

Miguel Gil Hernández (hijo del sacristán Manuel Gil Pérez, el que escondió durante la guerra las Formas Incorruptas) vio cuando era niño (nació en 1942) en el Carnero de la iglesia parroquial una imagen muy vieja, puesta sobre un cajón grande, a la que ponía dos velas y, como si estuviera puesta en un altar, con un misal jugaba a decir misa, y, como era monaguillo, recitaba de memoria las partes dialogadas del celebrante y monaguillo en latín.

 Recuerda Miguel que cuando sus hermanos y él limpiaban esta habitación, le decían a su padre que si tiraban esa vieja imagen, extremadamente ajada, que ya no servía para nada. Pero su padre, muy serio, les decía que no la tocaran. Nunca les contó nada sobre esa imagen, pero ahora sospecha que sabía que era la auténtica imagen de la Virgen de Gracia

Como su padre, Manuel Gil, era muy amigo del deán Martínez, ambos sabían que esa era la auténtica imagen de la Virgen de Gracia. Y es a través de Manuel Gil, del que también Andrés ‘Basé’ era muy amigo, como este se enteraría de lo que le decía el deán Martínez a su sobrino Cristóbal Graciá. 

D. Manuel estaba encargado del archivo parroquial, y Miguel Gil veía a su padre muchas veces en el archivo con Andrés ‘Basé’, y también veía en él frecuentemente a D. Jesús Sánchez Díaz, el autor de la Historia de Caudete y su Virgen de Gracia.

  Hablando yo con Miguel Gil sobre si esa vieja imagen podría ser la auténtica Virgen de Gracia, las posibilidades se desvanecían cuando me decía que le faltaba la mano derecha. Le conté que el escultor D. Miguel Bañón le había añadido a la imagen auténtica la mano con la bola, que le faltaban. Entonces Miguel Gil recordó claramente un detalle, que es importantísimo para su identificación: que esta imagen en el muñón de su mano derecha tenía un agujerito redondo. 

Ese agujerito era el que sin duda D. Miguel Bañón le había hecho para encajarle la mano con la bola, y que, por cualquier causa, había perdido. Resulta así que esta era la imagen auténtica, que no fue quemada el 22 de julio de 1936 en la Ermita, ni tampoco el mismo día en la quema del templo parroquial. Miguel Gil ha sido carpintero, y ahora, al recordar ese agujerito, sabe la finalidad con que fue hecho. También recuerda que, por atrás, la imagen era toda lisa.
Esta imagen aún estaba en el Carnero cuando Miguel Gil entregó las llaves de la iglesia y dejó la casa del sacristán en la Semana Santa de 1963, tras la muerte de su padre. Miguel Gil Hernández hubiera sido un buen sacristán, como lo fue su padre Manuel Gil Pérez, a quien prometió, como este le pedía, que ejercería de sacristán, como él lo había hecho. Pero, desgraciadamente, el párroco, D. Narciso Baguñá Golobart, lo despidió.

Pero ¿cómo se salvó esta imagen? Lo más probable es que el sacristán D. Manuel, quien salvó otras imágenes que había entonces en la iglesia, llevándolas a su casa, que entonces era una casa grande (después se dividió), con el número 5 de la calle del Santísimo Sacramento, casi enfrente de la casa parroquial del sacristán que había ocupado, junto al templo parroquial, se llevara también esta vieja imagen de la Virgen, sabiendo la importancia que tenía.

 Esta casa tenía una amplia bodega, donde metió las imágenes, los ornamentos y vasos sagrados, y otros objetos relacionados con el culto (cálices, copones, sacras, patenas, candelería, portapaz, reliquias, lígnum crucis, misales y todos los libros del archivo parroquial…, además de las Formas Incorruptas). 

La deuda de Caudete con este popular sacristán es impagable. Después, en 1939, al ser trasladadas las imágenes al templo parroquial, la vetusta imagen de la Virgen de Gracia sería depositada en el Carnero, donde Miguel Gil, el hijo del sacristán D. Manuel Gil, la vio hasta que dejó la sacristanía en 1963. 

    D. Manuel Gil Pérez hizo un inventario de todo lo que se salvó, que depositó en el archivo parroquial, inventario que ahora no aparece. Será interesante ver, cuando aparezca, si también consignó esta imagen y qué anotó para identificarla.

Esta vieja imagen desapareció, no se sabe cuándo. Es posible que la imagen fuera retirada en una limpieza que se hiciera de trastos del Carnero, una vez que no quedaban personas que tuvieran memoria de la historia de esta imagen, que, por otra parte, fueron muy pocas y ocultaban cuidadosamente esa noticia como un secreto. Quizás fuera pasto del fuego, pero de un fuego purificador.

(Artículo escrito por Miguel Requena Marco, publicado 
en el Programa de Fiestas)
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3 comentarios:

  1. Sin duda uno de los mejores articulos que he leido en la revista de fiestas en los último años. Merece la pena su lectura. Enhorabuena a su autor.

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  2. Muchas felicidades, me ha gustado mucho.

    Diego Martín Matillas

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  3. Si aquí lo que uno no sabe pues se lo inventa. Así nos va.

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