“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo, lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa, que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
Horacio Verbitsky, periodista y escritor argentino
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sábado, 3 de agosto de 2019

El acordeón de Rafael Martínez "El Rita" amenizó durante más de medio siglo un sinfín de verbenas, fiestas, bodas, encuentros de amigos....

     Más conocido por "el Rita", Rafael Martínez Balaguer (1937) ha sido, entre otras cosas, un excelente acordeonetista. A lo largo de medio siglo amenizó un sinfín de verbenas, fiestas, bodas, reuniones de amigos...Lo de "el Rita" es porque este era el nombre de su abuela. Cosas de entonces.

Recuerdo que hace 60 años, y con motivo de la festividad de San José, mi padre lo contrató para que un domingo por la tarde bailaran más de veinte parejas en la calle San Joaquin.

    Sentado encima de una mesa, Rafael derramaba sus piezas musicales  mientras mis padres y sus amigos bailaban en el porche de la casa. A veces se disparaban los "plomos" y la pista de baile se quedaba momentáneamente a oscuras. En la parte superior de la foto pueden ver ustedes al Rita y a las parejas en plena función. ¡Lo que ha cambiado la cosa!

A Pedro "el Patillas" le compró su primera acordeón y más tarde otra a Daniel Lillo  que fue el que le enseño solfa por las noches después de la jornada laboral en el campo. Empezó a tocar el instrumento con 18 años. 
    "Lupita del Sur", "Marina", "Paquito el Chocolatero"... entre otras, eran piezas muy demandadas por la juventud de entonces que, por cierto, ¡nada tiene que ver con la de ahora! Amenizó veladas y fiestas en muchas casas y era el músico más demandado del momento por el ritmo bailón que imprimía a sus piezas acompañándose del bombo con el pié.

     Recuerda haber actuado en "El Agrícola" de Villena para más de 100 parejas y en Yecla en el "Brandy", "el Siso" y "el Levante". Ganó dinero con su acordeón. Su mujer, una yeclana muy guapa  (que lloró mucho la muerte de su hija Sandra), le dijo un buen día que dejara de actuar para así poder disfrutar ellos del baile. Rafael le hizo caso y se hicieron adictos de una Sala de baile muy famosa entonces: "El Coto".

    Como muchos de su edad, empezó muy joven trabajando en el campo, labrando detrás de una mula. Más tarde se hizo empresario realizando bolsos de mimbre. Muchas vecinas de la calle San Joaquin, entre ellas mi madre, hacían trabajos en sus casas para Rafael.

    Ha sido, y es, una muy persona afable, encantadora y con un excelente sentido del humor. A sus 82 años mantiene bastante bien el tipo, la memoria y las ganas de contar anécdotas. Me lo encontré la pasada semana en la Plaza del Carmen. Nos sentamos en uno de los bancos a la sombra de la torre. 

   De forma muy resumida me contó cómo había transcurrido su relación con la música. Lo que me dijo ha sido más que suficiente para realizar esta breve semblanza y que ustedes conozcan a una persona muy querida y apreciada en el pueblo que, en sus ratos libres, entretenía y hacía feliz a la gente con su acordeónRafael Martínez Balaguer, más conocido por "el Rita".

4 comentarios:

  1. Todo lo reconocimiento a Rafael.
    Estuve trabajando para él unos cuantos años, vendiendo cestería y artículos de artesania China (no tenía nada que ver con lo chino de hoy).
    Hemos pasao muchas anécdotas y muchos ratos juntos.
    Me alegro de que se encuentre bien.
    Ya hace tiempo que no lo veo.

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  2. Una pequeña rectificación: Rita no era su abuela, era su madre. Y como curiosidad todos sus sobrinos lo tratan como el “chache”.

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  4. Isabel Saez Martinez4 de agosto de 2019, 1:00

    Para nosotros siempre será nuestro Chache. Rita era mi bisabuela, y su madre y la de mi abuelo Pepe que era su hermano. Siempre nos cantaba canciones y nos bailaba cuando mis primos y yo éramos pequeños e íbamos a Sax o a Caudete a las fiestas.

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