En estos
últimos tiempos en que el término “socialista” se desvanece de las siglas PSOE,
como en su día sucedió con el adjetivo “obrero”, es delicioso encontrarse con
la imagen y con las palabras de un alto dirigente socialista hablando en el
televisor con mucha sencillez y claridad de lo que viene a ser cosa muy rara de
encontrar entre la cúpula del socialismo español: coherencia.
Como viene
ocurriendo en el socialismo, caracterizado desde hace mucho tiempo en cambiar
de opinión cada diez minutos; paso, diccionario en mano, a comunicarles a estos
responsables la segunda acepción de la
palabra coherencia: “Actitud, lógica y consecuente con los principios
que se profesan”.
Comenzando desde este criterio, las
declaraciones que formuló ante el señor Évole y las acciones previas a este día
son un evidente y plausible demostración de coherencia, acertada o no (yo
estimo que sí, pero ya se verá), pero siempre muy de agradecer y felicitar.
Aseguró, como
ya sospechábamos algunos, que determinados partidos políticos eran una cuerda
de transmisión de los deseos de “los
mercados”; lo que toda la vida de dios se han llamado “los ricos”. Dio un
nombre propio al respecto para que los espectadores avispados buscaran en las
páginas salmón de cualquier diario el nombre del resto de los forajidos.
Hizo un acto
de contrición que le congratula muy mucho al confirmar que erró al tachar de
populista a Podemos. Y vino a exponer lo que cualquier socialista que conserve
todavía el sentido común: un socialista con denominación de origen y estando en
posesión de su sano juicio, con quien tiene que tratar de ponerse de acuerdo,
pactar, ceder, negociar acuerdos, traspasar líneas rojas, etc; es, sin duda,
con alguien que tenga ideas , deseos, criterios, afinidades parecidas a las
propias; en ningún caso con agrupaciones políticas que fehacientemente puedan
ser corruptas, practiquen el soborno como moneda de pago, defrauden a la Administración
Pública con libros de contabilidad paralelos, etc...
Otra
justificación de coherencia del señor Sánchez de profundo socialismo supone la decisión de viajar por las “Casas
del Pueblo” de España para intentar hacerles comprender a simpatizantes,
afiliados y todas aquellas personas que tengan curiosidad por escuchar lo que
para él supone ser socialista; y no lo
que ha ocurrido desde que cayó el Muro de Berlín, al quedar la socialdemocracia
como el único referente de la izquierda frente al capitalismo, la
socialdemocracia tenía una tarea tremenda: ser un referente del anti
capitalismo, no en el sentido negativo de antes, sino con otra política. Y ha
fracasado palmariamente.
Creo que vino
a decir que los auténticos defensores del socialismo deberían de hacer una
revolución (no se alarmen benditos lectores) de creatividad. La de aquellos que
puedan conseguir apoyos para el cambio sin hacer del susto un escudo al
servicio de los privilegiados.
Para que el
miedo cambie de bando hace falta mucha inteligencia, no simple fuerza bruta. En
vez de hablar sin más de la debilidad dentro de la correlación de fuerzas,
entrar en las grietas del sistema. En vez de gritar enfadados, situarse en una
hipótesis de victoria que genere optimismo. En vez de dar al pueblo lo que ya
no le puede dar el sistema del partido, elevar el tiro y construir un modelo
más decente que exija corresponsabilidad. No resistir, ¡crea!
Poner a dialogar
a las tres almas que el señor Monedero cree que debe tener la izquierda:
revolución, reforma y rebeldía, a ver si esta comunión convoca nuevos espíritus
santos. Si la izquierda revolucionaria cayó en el culto de la violencia, si la
izquierda reformista cayó en el culto a las instituciones, si la izquierda
rebelde cayó en el culto a la indisciplina y al desprecio por lo logrado, el
necesario encuentro de estas tres almas de la izquierda reinventa las formas de
lucha y reclama poner fin a su divorcio.
Hay que saber
que los nuevos socialistas de verdad tienen que saber hacer un proceso
constituyente que gane más corazones que diez huelgas generales. Teniendo en
cuenta que si se olvida la historia, ésta, inexorablemente vuelve a repetirse,
recordando que: cuando la calle cede, regresa al pasado. Y, por favor se lo
pido señores socialistas: no ofender el sentido común de la gente.
Es casi imprescindible para el corazón, acabar endulzando estas letras con otras mucho más deliciosas y sensibles. Para ello colocaré un poema de uno de los maestros que me hacen llorar de felicidad al leerlos o escucharlos: Mario Benedetti, de su libro de poemas “Letras de emergencia” de 1969-1973 el poema “Me sirve, no me sirve”.
-La
esperanza tan dulce,
tan pulida, tan triste;
la promesa tan leve,
no me sirve.
-No me sirve tan mansa
la esperanza,
la rabia tan sumisa,
tan débil, tan humilde,
el furor tan prudente
no me sirve.
-No me sirve tan sabia
tanta rabia.
El grito tan exacto
si el tiempo lo permite,
alarido tan pulcro
no me sirve.
-No me sirve tan bueno
tanto trueno.
El coraje tan dócil,
la bravura tan chirle,
la intrepidez tan lenta
no me sirve.
-No me sirve tan fría
la osadía.
-Si me sirve la vida
que es vida hasta morirse,
el corazón alerta
si me sirve.
-Me sirve cuando avanza
la confianza,
me sirve tu mirada
que es generosa y firme,
y tu silencio franco
si me sirve.
-Me sirve la medida
de tu vida,
me sirve tu futuro
que es un presente libre,
y tu lucha de siempre
si me sirve.
-Me sirve tu batalla
sin medalla,
me sirve la modestia
de tu orgullo posible,
y tu mano segura
si me sirve
me sirve tu sendero
compañero.
Una bella cancion de Joan Manuel Serrat que se la dedico a Óscar´,
sabedor de la admiración que le tiene a este gran compositor y cantante.
tan pulida, tan triste;
la promesa tan leve,
no me sirve.
-No me sirve tan mansa
la esperanza,
la rabia tan sumisa,
tan débil, tan humilde,
el furor tan prudente
no me sirve.
-No me sirve tan sabia
tanta rabia.
El grito tan exacto
si el tiempo lo permite,
alarido tan pulcro
no me sirve.
-No me sirve tan bueno
tanto trueno.
El coraje tan dócil,
la bravura tan chirle,
la intrepidez tan lenta
no me sirve.
-No me sirve tan fría
la osadía.
-Si me sirve la vida
que es vida hasta morirse,
el corazón alerta
si me sirve.
-Me sirve cuando avanza
la confianza,
me sirve tu mirada
que es generosa y firme,
y tu silencio franco
si me sirve.
-Me sirve la medida
de tu vida,
me sirve tu futuro
que es un presente libre,
y tu lucha de siempre
si me sirve.
-Me sirve tu batalla
sin medalla,
me sirve la modestia
de tu orgullo posible,
y tu mano segura
si me sirve
me sirve tu sendero
compañero.
Una bella cancion de Joan Manuel Serrat que se la dedico a Óscar´,
sabedor de la admiración que le tiene a este gran compositor y cantante.
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