Parece que fue ayer pero este artículo se lo hice a Molina cuando tenía 88 años es decir, hace 6. Muy pocos detalles, eventos y rincones de Caudete han escapado al objetivo de la cámara de Francisco Molina Pérez (15 de enero de 1922). Hasta hace unos pocos años todavía seguía haciendo fotos por placer y entretenimiento. Hoy tiene 94 años y ya no esta para muchos trotes después de una vida dedicada a la fotografía.
"Hablar de Molina es recorrer la historia fotográfica de Caudete y una profesión que empezó siendo en el siglo XIX revolucionaria y novedosa. Una fotografía, que hoy es una cosa corriente para todos gracias al teléfono móvil, hace tan solo unas décadas era un verdadero artículo de lujo. No exagero si digo que todos los caudetanos hemos pasado por el objetivo de Molina.
A los 18 años no sabía leer
ni escribir y trabajaba en el campo con su familia. Iba con el carro a los mercados de Yecla, Almansa y Villena a vender
productos agrícolas, como patatas,
tomates… Fue el médico de Yecla que ejercía en Caudete, Rafael Yago,
quien le dijo que en la fotografía veía futuro y un negocio que podría ser rentable. Dio en el centro de la diana.
Ripoll,
empresa fotográfica ubicada en Yecla,
puso por aquellos entonces un despacho en la Plaza del Carmen y Molina empieza con esta empresa repartiendo fotografías además de trabajar con los "Hermanos García" quienes en Alicante tenían un laboratorio. Estos repartieron una docena de cámaras por los pueblos de los alrededores y una de ellas calló en las manos de Molina. Realizaba las fotografías en Caudete y las mandaba al laboratorio de Alicante y, tras venderlas, se repartían las ganancias.
A partir de 1946 Molina monta su propio negocio llegando a tener 24 sucursales en lugares tan diversos como Denia, Mallorca, Játiva, Alcira, Almansa, Jumilla Alcaraz.... Uno de los fotógrafos que trabajó para nuestro paisano se hizo rico y famoso. Me refiero a José Rubio que se convertiría con el tiempo en el fotógrafo oficial de Manuel Benítez “El Cordobés”.
A partir de 1946 Molina monta su propio negocio llegando a tener 24 sucursales en lugares tan diversos como Denia, Mallorca, Játiva, Alcira, Almansa, Jumilla Alcaraz.... Uno de los fotógrafos que trabajó para nuestro paisano se hizo rico y famoso. Me refiero a José Rubio que se convertiría con el tiempo en el fotógrafo oficial de Manuel Benítez “El Cordobés”.
Aunque su especialidad eran las bodas
también ha fotografiado a muchos personajes como Antonio Machín, Carmen Sevilla, Chicuelo II…Otra faceta es la de
reportero gráfico en la revista "Semana".
Recuerda cuando se desplazaba en bicicleta
para hacer fotos de carnet de Identidad
por toda la provincia y del reportaje que hizo en La Roda “a una falla”.
“Me resulta imposible calcular las
fotos que habré hecho”, me comentaba. En el año cuarenta y seis, una fotografía costaba cinco pesetas y una postal cuatro …..¡en blanco y negro!. El color
empezó a utilizarse a partir de 1950
y no se hacían muchas ¡porque eran muy
caras!: “había muy poca gente que
pudiera pagar 60 pesetas por una foto
en color”. A partir de 1970 la fotografía se hace más popular.
Se abarata y se hace más asequible al bolsillo de nuestros padres. En las Fiestas de septiembre, que era cuando mas trabajo tenía, llegaba a
realizar….¡15 rollos de 36 fotos!
También recuerda cuando para hacer una
foto de interior utilizaba magnesio porque el flash llegó a partir de 1950.
Hasta entonces, tenían que hacer la foto entre dos personas: una con la cámara y otra para provocar el fogonazo producido con un gramo de magnesio.
Él mismo se hacía los artilugios con tubos de madera, hasta que más tarde llegaron de Barcelona unos aparatos revolucionarios que llevaban una especie de disparador simplificando el proceso. Una cámara Kodak costaba 24 pesetas cuando Molina empezó como fotógrafo. En Barcelona se saca el carnet de conducir y allí es donde compraba el material del laboratorio como una ampliadora de 35 mm y otra de placas.
Él mismo se hacía los artilugios con tubos de madera, hasta que más tarde llegaron de Barcelona unos aparatos revolucionarios que llevaban una especie de disparador simplificando el proceso. Una cámara Kodak costaba 24 pesetas cuando Molina empezó como fotógrafo. En Barcelona se saca el carnet de conducir y allí es donde compraba el material del laboratorio como una ampliadora de 35 mm y otra de placas.
Las hermanas “Berenguer” ya tenían un estudio de fotografía en la calle José
Olivares cuando Molina se inicia
en la fotografía. Un hermano de ellas era el fotógrafo de la empresa pero el morir en la Guerra serán sus hermanas las que continuaran con el negocio hasta 1970.
Pueden observar más abajo el carnét de la Revista "Semana" de la que fue corresponsal al mismo tiempo que compaginaba esta actividad con su negocio. También pueden ver el de la "Asociación Provincial de Fotógrafos Profesionales de Albacete" y el de Identidad tal y como se expendía
después de la Guerra. Molina es un
claro ejemplo de adaptación a las
circunstancias. Me enseño una foto donde con 17 años aparece agarrado al arado detrás de una mula labrando un bancal.
Cuando le volví a insistir para que me
diera una cantidad de fotos que ha realizado me respondió “muchas”. Si esta profesión empezó siendo
revolucionaria y novedosa, poco a
poco se ha ido popularizando hasta las actuales cámaras digitales que nos permiten tener,
con poco dinero, el equivalente al laboratorio
que tenía Molina en la calle Mayor, hace 60 años.
Una parte de los datos para completar este artículo los he obtenido de un trabajo que realizó Silvia Molina Marco hace unos años sobre su abuelo. Cuenta que "en 1955 lo tuvieron que operar de una muela infectada que le dañaba el ojo izquierdo y que por ello estuvo hospitalizado un mes en Madrid. En aquella época daba mucho miedo operarse ya que no sabías si ibas a salir vivo del quirófano. Tuvo que enfrentarse a la operacion porque se quedaba sin visión".
Molina supo aprovechar los consejos de Rafael Yago y pasar a convertirse, por méritos propios, en el fotógrafo oficial de su pueblo. Repito que muy pocos habremos escapado a su objetivo. Su hijo Pepe y sus dos nietos han heredado la afición a la fotografía y han continuado el negocio con bastante éxito -"Molina fotógrafos"- que un dia inició su padre huyendo de una actividad que no daba para comer: la agricultura.
Una parte de los datos para completar este artículo los he obtenido de un trabajo que realizó Silvia Molina Marco hace unos años sobre su abuelo. Cuenta que "en 1955 lo tuvieron que operar de una muela infectada que le dañaba el ojo izquierdo y que por ello estuvo hospitalizado un mes en Madrid. En aquella época daba mucho miedo operarse ya que no sabías si ibas a salir vivo del quirófano. Tuvo que enfrentarse a la operacion porque se quedaba sin visión".
Molina supo aprovechar los consejos de Rafael Yago y pasar a convertirse, por méritos propios, en el fotógrafo oficial de su pueblo. Repito que muy pocos habremos escapado a su objetivo. Su hijo Pepe y sus dos nietos han heredado la afición a la fotografía y han continuado el negocio con bastante éxito -"Molina fotógrafos"- que un dia inició su padre huyendo de una actividad que no daba para comer: la agricultura.
ó
Ahora con la recogida de la almendra al menos en mis campos he sufrido robos de almendra, parece ser que van por la noche en silencio y cogen todo lo que pueden. Me gustaría saber si conoces más casos de robos de almendra, por suerte nos hemos dado prisa para cogerla y no han conseguido robarnos más, pero por lo menos 3 o 4 sacos si que se han llevado, han ido justo a por los arboles que mas tenían. Es un caso preocupante sobre todo para aquellas personas que viven del campo, y cada vez más, vista la crisis y lo difícil que es tener un trabajo estable hoy en día sin que te puten. Había decidido vivir del campo pero cosas como estas te hacen replanteártelo, si vivo del campo y algún día consiguen robarme mucho, me tocaría pasar hambre y no poder hacer frente a mis gastos principales.
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