Treinta y cinco años cumple este mes la rehabilitación y ampliación del Paseo Luis Golf al servicio de todos los caudetanos. La Fuente y el Escudo fueron los elementos más admirados De la fuente, Francisco Molina hizo un icono. Fotografiar a los novios en los setos del Paseo y al lado de la Fuente era un recuerdo obligado. Era una obra que fue muy bien aceptada por todos. Vicente Lillo, que gobernaba en minoría, rentabilizó la remodelación del Paseo Luis Golf y sobre todo de su fuente hasta el punto de que al año siguiente, como Independiente, obtuvo mayoría absoluta. El Concejal de urbanismo era el socialista Pepe Bordallo.
Si bien mi compañero Manolo Beltrán había realizado algún boceto, el diseño de la fuente fue del Arquitecto Rodríguez Fernández. No había ningún precedente de una fuente tan espectacular en el pueblo. Desde el Moto hasta el barrio de San Francisco, existieron más de 30 para acopio de agua potable y dar de beber a las caballerías. Tres de ellas hicieron historia: la que estaba situada frente al Mercado -hoy en lugar desconocido- la de la Plaza la Iglesia y Plaza del Carmen, ambas restauradas por la Sociedad "Aguas de Sierra Oliva".
A "Talleres Ima" se le encargó una plataforma metálica que cubría toda la taza superior de la fuente ocultando los chorros. Encima de esta tarima se subió, a primeros de septiembre, la Banda de Música de Liria para dar un concierto. La inauguración fue por todo lo alto. Como si fuera una boda. No era para menos.
El Paseo Minerva -más tarde Luis Golf- la Fuente y el Escudo marcaron época. Por estas fechas, "el Rojico" estaba liado en su taller confeccionando el Escudo de Caudete con piezas de latón para ensamblarlas delante de la fuente. El encargado de colocar el hormigón con distintos colores y pulir la superficie corrió a cargo de Camilo Requena, experto en fabricar baldosas hidrahulicas.
A finales de este mes de agosto se cumplen 35 años de la inauguración de la obra de más entidad y empaque se acometió en la primera Legislatura Democrática, denominada del consenso. El Paseo tenía 180 años y se había quedado desfasado.
Necesitaba un arreglo. ¡Vaya si se lo dieron. Hasta el punto de que Caudete pasó a ser, tras su inauguración, de pueblo a ciudad. La pasada semana se ponía en marcha la fuente después de cuatro años seca por culpa de la crisis. En reparaciones, ya llevamos mucho dinero invertido. ¡Una ruína! Se les olvida que el escudo también necesita algún retoque. ¡Vamos a ver si se lo damos!
Voy a aprovechar la ocasión para reproducirles un artículo de Manuel Martínez Vinader (1910-2006), más conocido por "el Rojico", que escribí en julio de 1994, publicado en el Pregón Moro cuando el encargado de su edición era José Luis Carrión. No cabe duda de que esta vida es muy ingrata. Te vas al otro barrio y ya no se acuerda de ti ni dios. Era un personaje al que hace tiempo debimos haberle dedicado una calle para honrar su memoria. Porque, muy pocos caudetanos tienen en la Oficina de Patentes en Madrid registrados tres inventos muy útiles para la sociedad. Voy a transcribirles lo que de él dije en1994.
"Un 12 de diciembre de 1910, el mismo año que Francisco Albalat inauguraba la Plaza de Toros "Las Arenas", venía al mundo uno de los caudetanos más originales de este siglo. Lleva entre nosotros 84 años sin hacer ruído y, al igual que el buen vino, el paso del tiempo le ha dado más solera y prestigio. Autodidacta y con una imaginación poco común, muchos ingenieros se han quedado admirados al ver cómo resolvía o afrontaba Manuel Martínez Vinader, alias "el Rojico" cualquier asunto de mecánica que cayera en sus manos.
Con 22 años inventa un aparato fonador con el fin de que hablaran los que eran operados de garganta. Esta primera patente, de 1932, esta relacionada con la medicina y su afición a la música. Busco un socio capitalista para comercializarlo, pero este se le volvió atrás.
La segunda patente esta directamente conectada con la gastronomía y con realizar las tareas en la cocina más llevaderas como es el popular paellero. Este invento lo desarrolla en 1954. Dos años más tarde, y relacionado con la hidráulica, el Rojico patenta una válvula de retención.
Y eso que no fue, como muchos en su tiempo, a la Escuela. A la edad de 15 años deja de ir al campo a recoger leña para el horno de su padre y de realizar tareas agrícolas y entra a trabajar como aprendiz de macánico con Francisco Sivó "el Monecillo" que tenía el taller frente al Mercado en lo que hoy es el "Bar Miami". Al poco tiempo era quien abría y cerraba el taller demostrando interés y unas cualidades extraordinarias en el manejo de las herramientas y el metal.
En 1941 y tras realizar el servicio militar se establece por su cuenta montando el taller en la misma casa donde vivía, calle José Olivares, curiosamente la misma en la que años antes moría el maestro de música Benjamin Serrano. Apunto este detalle porque nuestro protagonista desde muy joven fue un buen músico alternando el saxofón con la fragua hasta hoy mismo. Salvando las distancias, y sin ocultar verdadera pasión por él, al Rojico lo comparo con el artista malagueño Pablo Picasso por su capacidad de trabajo e inspiración.
La mecánica no tenía secretos. Lo mismo arreglaba una pistola que realizaba un trabuco o una espindarga o cualquier atuendo festero, construía una máquina segadora, reparaba la maquinaria de una almazara o fabricaba un original artilugio para cortar tortas de gazpachos. También arreglaba los instrumentos de música de la banda. El estudio del movimiento continuo le ha llevado muchas horas, al igual que a otros genios. Obras suyas se pueden admirar como el escudo de metal que hay en el altar de la Iglesia del Carmen realizado en 1957 o el del Paseo Luis Golf realizado en el verano de 1981. En 1948 le construía un coche a Juan Revenga.
Me dijo que en aquella época eran tan escasos los coches en Caudete que todos los chiquillos iban detrás de él. Son más de 70 años dedicados a transformar un trozo de metal en un utensilio o una herramienta. Todavía hoy, a sus 84 años podemos verle en el taller realizando armas de abancarga en miniatura de gran valor artístico. "Es una forma de entretenerme", me dice el maestro junto al banco de trabajo que es su vida aunque. Ha trabajado para vivir y no lo contrario.
Algo bohemio, de mente lúcida, sentimental y extrovertido, amigo de todos, nuestro paisano es una institución en su pueblo. Armero, inventor, artesano, músico, fontanero, mecánico, herrero, artista... su carnet de indentidad podría llevar cualquiera de estas profesiones. Yo prefiero llamarle maestro... por que lo es. Ya van quedando pocos. Hace 550 años hubiera sido un destacado representante del Renacimento que surge en Florencia y Siena.
De joven practicaba el frontón y el fútbol aunque su verdadera pasión ha sido y es la música. Desde los 13 años ha recorrido todos los puesblos de alrededor tocando en la banda. En 1942 rehusará una oferta que le hace su primo Manuel Vinader Díaz (44 años solista en la banda municipal de la capital de España) para irse a Madrid como músico profesional en una orquesta. Recuerda el premio que recibieron en un certamen en Almansa en 1934 bajo la batuta de Juan Ángel Amoros en la interpretación del pasodoble "Ese es el mío", donde interpretaba un solo de saxo.
Ha tocado en la banda con siete directores: Benjamin Serrano, Luis Gil, Manuel Angel Amoros, Antonio Gilabert, Antonio Peña, y el actual Vicente Puchades con el que solo ha participado en una procesión. Durante todo este tiempo ha sido el mantenedor de los instrumentos de la banda. El mismo día que le hice la entevista acababa de arreglar una flauta. "Me considero -dice- de la escuela del maestro Luis Gíl". Para él, uno de los mejores músicos que ha pasado por la banda es el trompeta José Camus, que actualmente se encuentra en el Japón. Otra de sus aficiones era el cine. Durante muchos años llevó la máquina del cine Calderon.
El Rojico, que se define "festero de los de ayudar" es de los primeros socios de la Comparsa de Guerreros. También pertenece a la de los Mirenos. Ha sido coetáneo de otros muchos artistas locales de otros gremios, algunos ya desaparecidos que, a su modo, han creado escuela. Se trata de una singular generación de hombres ilustres que les tocó salir adelante con pocos medios y mucha miseria -entonces se pasaba hambre- pero con un elemento común a todos: su "caudetanismo".
Por esa escuela caudetana de posguerra -todos nacidos a principio de siglo-donde la asignatura sobrevivir era la más difícil de aprobar, han pasado alumnos como Agustín Vila, los Campaneros, Pérez Gil, Jesús Sánchez Díaz, Pedro Sánchez (Notario), Evaristo Bañón, Pedro Torres Cotarelo, Ángel Lillo, el padre Elías Bañon, Rafael Requena, D. Julian, Manuel Ibáñez, José Pérez Gíl, Juan el Marqués, Juan Ángel Amorós, Francisco Molina... Algunos de ellos hacían rancho aparte en la famosa "Academía" que presidía el pintor Pérez Gil.
Ya sé que al dar nombres he corrido de dejarme en el tintero el de algún alumno destacado de la época de "el Rojico". Pero, es un riesgo que ha valido la pena intentar. A Manuel Vinader, alias "el Rojico" y a todos los compañeros de su escuela, un fuerte abrazo".
Hermosa fuente y más aún su historia, ojalá las autoridades den el debido mantenimiento, este año no se encendieron las luces que lleva como ornamento.
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