El lunes día 22, a media mañana, tuve que salir corriendo al Hospital de Almansa. Como vocal no pude asistir a la Mesa de Contratación del expediente que se venía tramitando para adjudicar, a una de las tres empresas que se habían presentado -Fobesa, Talher y Secopsa- para la "prestación del servicio del mantenimiento y conservación de las zonas verdes y del arbolado viario y limpieza de las vías públicas adyacentes a los parques y jardines de Caudete". Después me enteré que se le había adjudicado a Fobesa, con la abstencion del Psoe, empresa que esta trabajando en Caudete y que había presentado una excelente oferta de la que ya les contaré más adelante. Cuando entré en el Hospital, todavía estaban liados en Madrid con la Lotería de Navidad. Pude comprobar lo que quiere decir "el día de la Salud".
Todo fue muy rápido. A las tres y media de la tarde y después de someterme a cinco exámenes, la Doctora Feliz Díaz me decía que en el momento quedara el quirófano libre me iba a operar de apendicitis. Tenía la suerte de que no había almorzado y a las ocho y media ya había salido de la Sala de operaciones sin la apéndice, el único órgano que no sirve para nada, salvo para dar sustos. Cada uno habla de la Feria...según le va. Yo les puedo afirmar que el Hospital de Almansa funciona ...y muy bien. Que tiene gente muy profesional y muy atenta. De uno a diez, la nota sería un nueve. Hace dos meses tramitamos la Escritura de un chalet a un inglés y nos dijo que tenía problemas de salud y que se iba a operar. Le pregunté donde y me dijo que aquí. La explicación que nos dio era contundente: mucho mejor Almansa que Londres. La Sanidad Pública ....¡funciona!
Todo fue muy rápido. A las tres y media de la tarde y después de someterme a cinco exámenes, la Doctora Feliz Díaz me decía que en el momento quedara el quirófano libre me iba a operar de apendicitis. Tenía la suerte de que no había almorzado y a las ocho y media ya había salido de la Sala de operaciones sin la apéndice, el único órgano que no sirve para nada, salvo para dar sustos. Cada uno habla de la Feria...según le va. Yo les puedo afirmar que el Hospital de Almansa funciona ...y muy bien. Que tiene gente muy profesional y muy atenta. De uno a diez, la nota sería un nueve. Hace dos meses tramitamos la Escritura de un chalet a un inglés y nos dijo que tenía problemas de salud y que se iba a operar. Le pregunté donde y me dijo que aquí. La explicación que nos dio era contundente: mucho mejor Almansa que Londres. La Sanidad Pública ....¡funciona!
Desde la ventana nº 332 del Hospital, este es el paisaje que
se hubiera visto un paciente hace 307 años,
un 25 de abril a las tres de la tarde.
Desde la ventana de la habitación nº 332 donde me ingresaron y a lo largo de tres días estuve observando el campo de batalla donde en 1707 se enfrentaron el Duque de Berwich, al mando de las tropas Borbónicas, y el Marqués das Minas y Henrri de Massue comandando las tropas partidarias del Archiduque Carlos. Siete años antes, Carlos II moría sin descendencia y dejaba la Corona española en el aire. España había dejado de ser una potencia en Europa desde Rocroy (Holanda) en favor de Francia. Unos Reyes que necesitaban de validos para gobernar, mientras ellos se dedicaban a la caza, no era la mejor forma de gestionar una Nación.
Hace unas semanas dimitía Ana Mato, Ministra de Sanidad, tras conocerse el Auto que la declaraba "participe a título lucrativo". No hay mucha diferencia entre los casos de corrupción protagonizados por el Conde Duque Olivares y sobre todo por el Duque de Lerma -claro antecedente de los pelotazos urbanísticos- y algunos Ministros actuales... ¡por omisión!. Felipe VI, en su primer comunicado Navideño, insistía anoche en que "hay que combatir la corrupción con todas las armas". Ahí es donde radica el meollo de la cuestión: teniendo buenos trabajadores y profesionales en todos los campos, la Función Pública deja mucho que desear. "Dios, que buen vasallo de tener un buen señor", es una frase conocida gracias a los romances y al Poema del Mío Cid que desgraciadamente hoy sigue tan vigente como entonces.
El pasado domingo estuve en el mercadillo de Salinas y compré dos libros. Uno de ellos lo estuve leyendo en el Hospital. Lleva el sugestivo nombre de "A qué llamamos España" escrito por un turolense, doctor en Medicina y Licenciado en Ciencias Químicas, autor de numerosos libros y, entre otros galardones, poseedor del Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en 1989: Pedro Laín Entralgo. Escrito en 1972 y publicado por el Círculo de Lectores, Laín realiza una descripción personal de las tierras y las ciudades expresando la forma de vivir y los modos de ser y actuar de los españoles. Os traigo como finaliza Pedro su libro, escrito hace hace 42 años, con unas consideraciones que siguen siendo, a mi modo de ver, exportables a todo el mundo y que tienen más valor teniendo en cuenta el régimen político imperante en aquella época en la que tiene que bregar este científico e historiador, texto con el que quiero felicitaros y desearos unas Felices Navidades:
"...A mí dadme, os lo ruego, españoles sin trampa ni disfraz. Los que sin mesianismo y sin aparato trabajan lo mejor que pueden en la biblioteca, el laboratorio, el taller o el pejugal. Los que saben conversar, reír o llorar con sencillez, y a través de sus palabras, sus risas o sus lágrimas os dejan ver, allá en lo hondo, esa impagable realidad que solemos llamar "una persona". Los que saben moverse por la anchura del mundo sin abrir pasmadamente la boca y sin pensar provincianamente, recordando las truchas, las novenas o los entierros de su pueblo, que "como aquello, nada" o que Dios reina en su tierra "más que en todo el resto del mundo". Los que por hombría de bien, cristiana o no cristiana, saben ver y tratar como personas, a quienes con ellos conviven. Los que frente a la jactancia ajena dicen "no será para tanto" y ante la desgracia propia saben decir "no importa". Tantos y tantos así, entre los que todavía andan y esperan por las avenidas estruendosas o por las silenciosas callejuelas de España. Para que el vivir en mi tierra me sea de cuando en cuando consuelo o regalo, a mí dadme, os lo ruego, españoles sin trampa ni disfraz".
FELIZ NAVIDAD.
El pasado domingo estuve en el mercadillo de Salinas y compré dos libros. Uno de ellos lo estuve leyendo en el Hospital. Lleva el sugestivo nombre de "A qué llamamos España" escrito por un turolense, doctor en Medicina y Licenciado en Ciencias Químicas, autor de numerosos libros y, entre otros galardones, poseedor del Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en 1989: Pedro Laín Entralgo. Escrito en 1972 y publicado por el Círculo de Lectores, Laín realiza una descripción personal de las tierras y las ciudades expresando la forma de vivir y los modos de ser y actuar de los españoles. Os traigo como finaliza Pedro su libro, escrito hace hace 42 años, con unas consideraciones que siguen siendo, a mi modo de ver, exportables a todo el mundo y que tienen más valor teniendo en cuenta el régimen político imperante en aquella época en la que tiene que bregar este científico e historiador, texto con el que quiero felicitaros y desearos unas Felices Navidades:
"...A mí dadme, os lo ruego, españoles sin trampa ni disfraz. Los que sin mesianismo y sin aparato trabajan lo mejor que pueden en la biblioteca, el laboratorio, el taller o el pejugal. Los que saben conversar, reír o llorar con sencillez, y a través de sus palabras, sus risas o sus lágrimas os dejan ver, allá en lo hondo, esa impagable realidad que solemos llamar "una persona". Los que saben moverse por la anchura del mundo sin abrir pasmadamente la boca y sin pensar provincianamente, recordando las truchas, las novenas o los entierros de su pueblo, que "como aquello, nada" o que Dios reina en su tierra "más que en todo el resto del mundo". Los que por hombría de bien, cristiana o no cristiana, saben ver y tratar como personas, a quienes con ellos conviven. Los que frente a la jactancia ajena dicen "no será para tanto" y ante la desgracia propia saben decir "no importa". Tantos y tantos así, entre los que todavía andan y esperan por las avenidas estruendosas o por las silenciosas callejuelas de España. Para que el vivir en mi tierra me sea de cuando en cuando consuelo o regalo, a mí dadme, os lo ruego, españoles sin trampa ni disfraz".
FELIZ NAVIDAD.
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