Decía en el Programa de Fiestas del 2002 el investigador Jose Luis Masanet Ribes que "...la arcabucería es el carnet de identidad de la Fiesta y que sin ella no es nada. Sería una fiesta más o algo peor". Si desde hace 33 años hubo que superar las trabas administrativas con aquel Reglamento de Armas de 1981 cuyo artículo 100-c puso en pie de guerra a todas las entidades festeras ante el peligro de que desapareciera la pólvora de la Fiesta, ahora es la crisis económica la que ha reducido su consumo a menos de la mitad y, al contrario que en las viviendas, ha aumentado su precio cuando lo razonable es que se hubiera reducido.
Si en el 2003 se repartieron 2.460 kg a partir de entonces esta cantidad fue bajando: en el 2011 el reparto fue de 1.700 Kg, en 2012, 1.400 kg y el pasado año descendió a 1.350 kg. Este año, según el representante de la empresa Trabucos el Rojo, la cantidad que se repartió ayer fue de tan solo 1.140 kg. Por contra, el precio ha ido subiendo hasta situarse este año en 32,5 €/ kg, incluído una caja de pistones.
Si en el 2003 se repartieron 2.460 kg a partir de entonces esta cantidad fue bajando: en el 2011 el reparto fue de 1.700 Kg, en 2012, 1.400 kg y el pasado año descendió a 1.350 kg. Este año, según el representante de la empresa Trabucos el Rojo, la cantidad que se repartió ayer fue de tan solo 1.140 kg. Por contra, el precio ha ido subiendo hasta situarse este año en 32,5 €/ kg, incluído una caja de pistones.
Es la Asociación de Comparsas quien se encarga de solicitarla y la cantidad que teníamos autorizada era de 1.500 kg que es transportada hasta la Plaza de Toros Las Arenas en un furgón especial que lleva un vigilante armado. Con las correspondientes medidas de seguridad, y la presencia de las Fuerzas Públicas, desde las 9 de la mañana se fueron repartiendo hasta 1.140 kg, con un máximo de 5 kg por festero.
Esta pólvora, que curiosidad, la importamos de Alemania -este puede ser el origen de su alto precio- y se almacena en la vecina localidad de Montealegre del Castillo desde donde se reparte a todo el Levante español. La cosa ha cambiado mucho tanto en en medidas de seguridad como en el transporte. Hace 80 años mi abuelo "el Almanseño" -antes lo habían hecho otros- el día 15 de agosto salía a las dos de la mañana con un carro en dirección a La Encina a esperar un tren que, desde Huelva, traía una carga de 400 kg de pólvora que acababa almacenada en la bodega de la vivienda de la calle Las Eras y, poco a poco, era distribuida entre los festeros. ¡Como ha cambiado la cosa!
El reparto de la pólvora en la Fiesta no ha estado exento de polémica. Carlos III en 1771 prohibió la pirotecnia y los disparos de arcabuz o escopeta dentro de los pueblos. Alcoy, 14 años después, fue el primer pueblo en conseguir su restablecimiento. Hasta 1981, la fiesta se desarrolló a su aire seguramente porque se entendía que "la arcabucería era fiesta y no arma". El Reglamento de Armas de 1981 si afectó a la fiesta.
El art. 100-c decía: "...las armas cortas y largas de avancarga se utilizaran exclusivamente en galerías y polígonos de tiro". Dos años más tarde, en 1983, se logró la modificación, solo en parte: "...salvo en los casos de festejos tradicionales en los que previa autorización del Gobierno Civil se podrá utilizar en lugares públicos". Ante la incongruencia de un Reglamento de Armas que permitía armas de avancarga en los festejos tradicionales y un Reglamento de Explosivos que no permitía distribuir ni un kilo, la solución sería el control por parte de la Delegación de Gobierno marcando el lugar, fecha, condiciones y el reparto de 1 kg de pólvora por festero y día de fiesta. En nuestro caso, 5 kg por festero.
La crisis ha reducido el uso de la pólvora a pesar de haberse recuperado, para delite del público, las Guerrillas, espectáculo de arcabucería en el que por las calles señaladas se enfrentan Moros contra Cristianos a tiro limpio acto que desde hace unos pocos años, cada vez tiene más espectadores ávidos de sensaciones fuertes, sobre todo en la Plaza del Carmen que es donde finaliza el enfrentamiento simulado conocido como "guerrilla".
El reparto de la pólvora en la Fiesta no ha estado exento de polémica. Carlos III en 1771 prohibió la pirotecnia y los disparos de arcabuz o escopeta dentro de los pueblos. Alcoy, 14 años después, fue el primer pueblo en conseguir su restablecimiento. Hasta 1981, la fiesta se desarrolló a su aire seguramente porque se entendía que "la arcabucería era fiesta y no arma". El Reglamento de Armas de 1981 si afectó a la fiesta.
El art. 100-c decía: "...las armas cortas y largas de avancarga se utilizaran exclusivamente en galerías y polígonos de tiro". Dos años más tarde, en 1983, se logró la modificación, solo en parte: "...salvo en los casos de festejos tradicionales en los que previa autorización del Gobierno Civil se podrá utilizar en lugares públicos". Ante la incongruencia de un Reglamento de Armas que permitía armas de avancarga en los festejos tradicionales y un Reglamento de Explosivos que no permitía distribuir ni un kilo, la solución sería el control por parte de la Delegación de Gobierno marcando el lugar, fecha, condiciones y el reparto de 1 kg de pólvora por festero y día de fiesta. En nuestro caso, 5 kg por festero.
La crisis ha reducido el uso de la pólvora a pesar de haberse recuperado, para delite del público, las Guerrillas, espectáculo de arcabucería en el que por las calles señaladas se enfrentan Moros contra Cristianos a tiro limpio acto que desde hace unos pocos años, cada vez tiene más espectadores ávidos de sensaciones fuertes, sobre todo en la Plaza del Carmen que es donde finaliza el enfrentamiento simulado conocido como "guerrilla".
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