“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo, lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa, que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
Horacio Verbitsky, periodista y escritor argentino
Comunicado Importante

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Por eso nos hemos visto obligado a crear un nuevo blog para poder seguir exprensándonos de forma libre. Aquí está la nueva dirección.

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sábado, 15 de octubre de 2016

"Se ha desvirtuado el término austeridad", articulo que analiza las perversidades del sistema capitalista, de Óscar de Caso.


       Antes de comenzar con el escrito desearía cambiar la palabra austeridad por sobriedad, vocablo éste más acertado  como lo definió así el expresidente de Uruguay José Mugica en su libro “Una oveja negra al poder”.

     Quisiera cambiarlo, porque en estos últimos años se han cometido muchas tropelías por los señores del castillo en nombre de la maldita austeridad, ya que el concepto de austeridad que se viene aplicando se da de bruces con la actual manipulación que este término sufre por parte de los distintos gobiernos, como sinónimo en la práctica de ataques contra el Estado de Bienestar, los Derechos Humanos y de la Tierra y la propia Constitución de 1978. 

¡Otro caso más de la corrupción de las palabras! Ni la austeridad es sinónimo de políticas antisociales ni vivir bien debe ser sinónimo de alienación autista en el consumismo depredador. Si usamos el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, en su segunda acepción nos dice que austeridad es ”sinónimo de sobriedad, ausencia de adornos”.

          Y es evidente que la educación, la salud, la vivienda, la asistencia social, un salario digno ,etc. no son en absoluto cuestiones superfluas o innecesarias. No se trata de asumir la austeridad como resignación, sino como propuesta en positivo, de vanguardia. Ese giro es muy importante porque puede pensarse que la austeridad es la renuncia a determinadas cosas, o por el contrario como en este caso, la austeridad no es sino el pórtico para una nueva etapa.
          Ha llegado la hora de poner el acento en el consumo y no en la producción. Se trata de definir las necesidades reales de los seres humanos frente a las necesidades artificialmente creadas por el sistema capitalista. Un sistema que ha entrado en crisis estructural y de fondo, es decir, lo que ahora llamamos una crisis sistémica. 

    Así, austeridad no puede ser derroche consumista e individualismo extremo. Tampoco puede consistir en nivelar en la indigencia a las poblaciones. Por supuesto que, además, no podía ser corrupción, laxitud y negligencia en la administración o en todos los órdenes de la vida social. Sinónimo de austeridad es rigor, eficiencia, seriedad y justicia. Igualmente se debe consumir menos y mejor para que todos pudiesen consumir lo necesario. La austeridad debe ser, en definitiva, el motor de la necesaria revolución democrática.

          Comenzamos  a intuir la mayoría de la población que la crisis no es como otras ya pasadas; sin embargo, todavía  hay resistencia a asumir que la respuesta no pasa por las salidas clásicas. Como base para la reflexión y la toma de conciencia debe de quedar claro que ya no volverán los tiempos dorados del consumismo, del derroche y del dinero fácil más o menos generalizado, conviviendo con capas de la población instaladas en la precariedad y la marginalidad.
       Toda expectativa basada en el supuesto de un nuevo ciclo que repita el anterior es una quimera, cuando no puro escapismo. Posiblemente no haya economista, sindicalista o estudioso de cuestiones económicas y sociales que no sepa la imposibilidad de que haya trabajo con una jornada de ocho horas, para todos y cada unos de los habitantes del planeta Tierra. 

Y esto que afirmo para el planeta lo afirmo para España. Ahora mismo, solamente es posible que haya tres grandes posibilidades de crear empleo: Sanidad, Educación y regeneración del Medio Ambiente como motor de una economía basada en el Desarrollo Sostenible.

    Sería estúpido olvidar que en los años del ladrillazo y el despilfarro, el paro no bajó nunca de porcentajes de dos dígitos. En la economía capitalista, por definición, ya hemos visto que las crisis sirven para desmontar el aparato productivo y sustituirlo por otro con menos mano de obra y además más barata. Hablan de riqueza pero no de reparto.

Sería muy conveniente que el sector público se encargue de la macroeconomía, se impone la nacionalización de la energía tras comprobar los desmanes que se han producido anteriormente; así mismo, los transportes, los recursos y los grandes complejos que constituyan un sector estratégico de la economía. Creo que se impone la creación de una Banca Pública tras haber nacionalizado la privada. 

"El Poder del Dinero", del Arcipreste de Hita (1284-1351)
cantado por Paco Ibañez
"Poderoso Caballero es Don Dinero", poema de Francisco de Quevedo,
cantado por Paco Ibañez.


           

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