Supongo que ustedes ya lo han observado. Por casualidad, yo lo pude comprobar el otro día en una zapatería de Elche. Mientras que el hombre se prueba un zapato y anda un poco sobre la moqueta para ver si se le acopla al pie y le va a permitir desplazarse sin dolor la mujer, lo primero que hace, es acercarse al espejo para ver cómo "le para".
Es todo un ritual ver, no si le aprieta, sino cómo analiza y estudia el zapato que le ha llamado la atención de forma lenta, sin prisas, de frente, de lado, de perfil, de cerca, de lejos....Cuando parece que ha acabado, se gira y repite la operación una o varias veces más. Se concentra en ello ¡y de qué manera!. Yo diría que hasta se abstraen. Por contra, a nosotros nos importa solo que el calzado que pretendemos comprar sea cómodo y llevadero.
A ellas ...la estética, el color, el diseño, que conjunte con la falda o el bolso, la marca y, sobre todo, que sea el último grito de la temporada. Son conceptos radicalmente distintos. Nosotros vamos a comprar calzado para andar. Ellas a verlo, a observárlo, a probárselo, a compararlo... Yo diría que a soñar con ellos. Y no un par solamente. ¡Ahí esta la madre del cordero! Los fabricantes del calzado, ya sean chinos o ilicitanos, van locos con el zapato de mujer.
A ellas ...la estética, el color, el diseño, que conjunte con la falda o el bolso, la marca y, sobre todo, que sea el último grito de la temporada. Son conceptos radicalmente distintos. Nosotros vamos a comprar calzado para andar. Ellas a verlo, a observárlo, a probárselo, a compararlo... Yo diría que a soñar con ellos. Y no un par solamente. ¡Ahí esta la madre del cordero! Los fabricantes del calzado, ya sean chinos o ilicitanos, van locos con el zapato de mujer.
Si la moda del calzado y, por ende, las demás prendas que utiliza la mujer, dejara mañana de interesarle, pasado mañana el país entero entraba en banca rota. La cotización del Ibex bajaba a 5.000 puntos inmediatamente. Por lo tanto, para que la economía funcione, cuantos más pares de zapatos compren ¡mejor!. Aunque no se los pongan. ¡Eso es lo de meno! Es la filosofía de comprar para ser feliz. La compra como terapia, como medicina... como remedio a nuestros males. Con un par de zapatos bien comprados en época de rebajas, les cambia el semblante. Añadiría que las hace felices. Y, de paso, salvan la economía de la Nación. ¡Que no es poco!
Ya estamos otra vez de rebajas. Pronto vendrá el día de la madre, el del padre, el del sobrino y después el del espíritu santo. Todo esta perfectamente organizado y planificado para comprar. Seguramente no te hace falta ni necesitas lo que te llevas a tu casa pero ....eso no importa. Es el culto a la moda y el hábito a consumir lo que nos salvará del infierno este, además de hacernos más felices. Haber si nos enteramos de una vez y empezamos a mirarnos más en el espejo para ver cómo nos para el calzado. Ánimo señores. No entren en una zapatería donde no haya, por lo menos, un par de espejos.
La italiana Rita Pavone se quejaba en la década de los 60. Su novio la dejaba en casa sola por el fútbol. Era cosa de hombres...
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