Dicen los mayores que "desde Navidad hasta San Antón, fiestas son". El domingo se cumplió el dicho ya que, en un ambiente festivo debido al buen tiempo que hizo, la participación tanto de personas que llevaron a sus mascotas para que Ramón Maneu les diera la bendición como la presencia de público fue muy alta. Parecía que iba a llover pero no fue así y la temperatura bajo hasta -4 º C el sábado por la noche. Así las cosas, peligran los arboles frutales por las heladas -muchos ya estan en flor- y las siembras por falta de lluvia. Nos vemos haciendo rogativas para ver de salvar algo. No sería la primera vez.
Como en el fútbol, cada Cofadía tiene su calendario, sus seguidores y sus simpatizantes. La de San Antonio Abad, protector de los animales y, entre otros, patrono de los enterradores, monjes, ermitaños y carniceros, desde siempre fue una de las más activas y populares, creada el año 1597, junto a la de San Blás y la del Niño Jesús. Su actual Presidente es Miguel Albero quien nos enseñó lo cuidado que tienen tanto el interior como los alredededores de la Ermita.
Antonio Gracía ofició la misa en honor al Santo bendiciendo los rollos que al día siguiente repartieron por todo el pueblo. Se contó con la actuación de la Coral del Grupo Renacer y de un cuarteto de clarinetes de la Unión Musical Santa Cecilia. Por la mañana, un grupo de jóvenes, muchos son hijos de cófrades, acompañaron a San Antonio en procesión hasta San Francisco a golpe de tambor. Una procesión austera, como a él le gustaba vivir.
Antonio Gracía ofició la misa en honor al Santo bendiciendo los rollos que al día siguiente repartieron por todo el pueblo. Se contó con la actuación de la Coral del Grupo Renacer y de un cuarteto de clarinetes de la Unión Musical Santa Cecilia. Por la mañana, un grupo de jóvenes, muchos son hijos de cófrades, acompañaron a San Antonio en procesión hasta San Francisco a golpe de tambor. Una procesión austera, como a él le gustaba vivir.
Al lado de la Ermita se encendió, al finalizar la misa, la tradicional hoguera y fuegos artificiales. Recuerdo cuando esta fiesta se realizaba en las cuatro esquinas, enfente del horno de perucha donde la casa de Alberto Benito "el Muñequero" tenía en la fachada una hornacina con azulejos de la imagen de San Antonio Abad que daba nombre a la calle.
Cuando hizo la casa nueva, en 1993, estos azulejos los colocó en un chalet cerca del molino de San Miguel. Francisco Domenech Mira nos dejo escrito, en el libro "Retablos Cerámicos de la Villa de Caudete" que durante la Guerra Civil el retablo cerámico sufrio varias agresiones por disparos de arma de fuego que afortunadamente no causaron daños irreparables en su superficie. Tambien nos consta el especial cuidado que el propietario puso en su restauración.
Retablo cerámico que estuvo colocado en la calle de San Antonio hasta 1993.
Hasta mediados de la década de los cuarenta, los vecinos celebraban la festividad del Santo en esta calle que consitía en "la izada de una cucaña con un premio en su extremo, juegos con polvo de harina y reparto de dulces y bebidas calientes". Las tradiciones, como vemos, van cambiando y acoplánadose al devenir de los tiempos con sus ventajas e inconvenientes.
Una de ellas tiene mucho que ver con la salubridad. Hace 40 años, incluso menos, las vecinas por donde transcurría la procesión competían por recoger los excrementos de los caballos que utilizaban como abono considerado, para los que no lo sepan, como uno de los mejores tipos de estiercol para las plantas. Ahora, es el Ayuntamiento el que tiene que contratar a un operario para recoger los que se producen a lo largo del recorrido. ¡Lo que ha cambiado la cosa señor! Con el paso del tiempo nos hemos hecho muy señoritos y necesitamos ayuda para cualquier cosa.
Otra de las costumbres perdidas tiene que ver con el número de hogueras. En sus orígenes era una sola, alrededor de la que se celebraba la Fiesta -antes se comía, bailaba y cantaba a su alrededor- y no varias. ¡Y hemos adelantado bastante! porque, hace tan solo unos cuantos años, se encendían una gran cantidad de hogueras con el consiguiente peligro añadido.
Esta otra tiene que ver con la rifa del cerdo -en las tentaciones representa a la lujuria para que San Antonio pecara abandonando el ayuno- que antaño iba suelto por el barrio donde celebraban al Santo y que los vecinos alimentaban de residuos vegetales. Esta costumbre desapareció por cuestiones de higiene y ahora se sigue rifando -y una bicicleta- pero el agraciado recibe, no el animal para matarlo, sino el importe.
A pesar de todos estos cambios, la tradición de recordar y celebrar a San Antonio -que nació en un pueblo de Egipto a mediados del siglo III y que se le considera el fundador del movimiento eremítico- sigue viva y en auge, sobre todo en lo tocante a la bendición de animales. Caballos y perros, sobre todo. Si tienen ocasión, visiten la Ermita que se erigió en honor de San Antonio. La tienen muy bien conservada. La próxima fiesta esta ya a punto de celebrarse: San Blás.
Cuando hizo la casa nueva, en 1993, estos azulejos los colocó en un chalet cerca del molino de San Miguel. Francisco Domenech Mira nos dejo escrito, en el libro "Retablos Cerámicos de la Villa de Caudete" que durante la Guerra Civil el retablo cerámico sufrio varias agresiones por disparos de arma de fuego que afortunadamente no causaron daños irreparables en su superficie. Tambien nos consta el especial cuidado que el propietario puso en su restauración.
Retablo cerámico que estuvo colocado en la calle de San Antonio hasta 1993.
Hasta mediados de la década de los cuarenta, los vecinos celebraban la festividad del Santo en esta calle que consitía en "la izada de una cucaña con un premio en su extremo, juegos con polvo de harina y reparto de dulces y bebidas calientes". Las tradiciones, como vemos, van cambiando y acoplánadose al devenir de los tiempos con sus ventajas e inconvenientes.
Una de ellas tiene mucho que ver con la salubridad. Hace 40 años, incluso menos, las vecinas por donde transcurría la procesión competían por recoger los excrementos de los caballos que utilizaban como abono considerado, para los que no lo sepan, como uno de los mejores tipos de estiercol para las plantas. Ahora, es el Ayuntamiento el que tiene que contratar a un operario para recoger los que se producen a lo largo del recorrido. ¡Lo que ha cambiado la cosa señor! Con el paso del tiempo nos hemos hecho muy señoritos y necesitamos ayuda para cualquier cosa.
Otra de las costumbres perdidas tiene que ver con el número de hogueras. En sus orígenes era una sola, alrededor de la que se celebraba la Fiesta -antes se comía, bailaba y cantaba a su alrededor- y no varias. ¡Y hemos adelantado bastante! porque, hace tan solo unos cuantos años, se encendían una gran cantidad de hogueras con el consiguiente peligro añadido.
Esta otra tiene que ver con la rifa del cerdo -en las tentaciones representa a la lujuria para que San Antonio pecara abandonando el ayuno- que antaño iba suelto por el barrio donde celebraban al Santo y que los vecinos alimentaban de residuos vegetales. Esta costumbre desapareció por cuestiones de higiene y ahora se sigue rifando -y una bicicleta- pero el agraciado recibe, no el animal para matarlo, sino el importe.
A pesar de todos estos cambios, la tradición de recordar y celebrar a San Antonio -que nació en un pueblo de Egipto a mediados del siglo III y que se le considera el fundador del movimiento eremítico- sigue viva y en auge, sobre todo en lo tocante a la bendición de animales. Caballos y perros, sobre todo. Si tienen ocasión, visiten la Ermita que se erigió en honor de San Antonio. La tienen muy bien conservada. La próxima fiesta esta ya a punto de celebrarse: San Blás.
Al cura Ramón Maneu se le posó un periquito en la cabeza.
No pude estar presente, pero por la foto me parece que no era un cuarteto de flautas lo que sonaba, sino de clarinetes. Llamemos a los instrumentos por su nombre, Sr. Medina...
ResponderEliminarGracias por la aclaración. Se te va el santo al cielo a pesar de ver en la foto que son clarinetes. Saludos.
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