Esta es la crónica de lo ocurrido hace treinta y tres años en la Plaza del Carmen. La Arquitectura tiene una ventaja: todas las personas pueden opinar, aportar su criterio y su punto de vista independientesmente de la profesión que tengan.
Esta anécdota la cuento para que, ante alguna actuación similar, suscite debate. En el fondo, la estética de una fachada no deja de ser una cuestión de sensibilidades que, por estos lares, ya lo he dicho alguna vez, escasea.
Esto es más o menos lo que ocurrió. El Arquitecto al que le encargaron el proyecto de la sede de Caja de Castilla La Mancha, -en el solar donde estaba el Bar París- no se molestó ni mucho ni poco, cosa rara, por conocer las costumbres y aficiones arquitectónicas de Caudete.
De haberse dado una vuelta por la población, que digo, ¡por la Plaza del Carmen! no habría utilizado madera en los balcones ni en los aleros. Mi teoría es que lo llamaron por teléfono para encargarle el Proyecto y como la portada de la guía Telefónica de aquel año, 1984, -hagan memoria- era una vista de la plaza de Tarazona de la Mancha, pensó que en Caudete el uso de la madera estaba tan extendido como en esa población manchega.
Solo hay otros dos casos similares que emplearon madera -frente al antiguo Centro de Salud y en la residencia San Juan Evangelista-, pero al no estar en el casco antiguo, la cosa no tiene importancia ni trascendencia.
Solo hay otros dos casos similares que emplearon madera -frente al antiguo Centro de Salud y en la residencia San Juan Evangelista-, pero al no estar en el casco antiguo, la cosa no tiene importancia ni trascendencia.
En la fachada que se proyectó en la Plaza del Carmen, ya digo, por encargo de la Caja de Castilla La Mancha, se observa enseguida que la madera ....¡no pega ni con cola! en un entorno donde todas las fachadas utilizan forja en los balcones! ¿Se despistó? Lo cierto es que no estuvo atinado al elegir madera en los atepechos y los aleros.
Observen más abajo una pequeña muestra de la extraordinaria riqueza que tenemos en balcones y rejas de forja de una gran variedad de modelos lo que pone de manifiesto que en el pueblo había excelentes herreros, destacando, entre ellos, a Francisco Sivó. Ahí están sus nietos que son excelentes profesionales en varias disciplinas, como el padre. Toda una saga Sivó desde principios del Siglo XIX.
Observen más abajo una pequeña muestra de la extraordinaria riqueza que tenemos en balcones y rejas de forja de una gran variedad de modelos lo que pone de manifiesto que en el pueblo había excelentes herreros, destacando, entre ellos, a Francisco Sivó. Ahí están sus nietos que son excelentes profesionales en varias disciplinas, como el padre. Toda una saga Sivó desde principios del Siglo XIX.
Se conoce como la Edad del Hierro la aparición de este metal en el Siglo XII antes de Cristo en tres lugares distintos: Oriente Próximo, la India y Grecia. Si bien el punto de fusión era mas elevado que el bronce, pronto se convirtió en una metal muy apreciado por su dureza y por su abundancia en la naturaleza.
Su uso fue todo una revolución en el arte de la guerra y la agricultura. Un ejército con espadas de hierro era invencible. Junto con la madera y el barro cocido es el elemento mas utilizado por el hombre desde Noé.
Su uso fue todo una revolución en el arte de la guerra y la agricultura. Un ejército con espadas de hierro era invencible. Junto con la madera y el barro cocido es el elemento mas utilizado por el hombre desde Noé.
A mediados del Siglo XIX, de nuevo el hierro es protagonista de otra revolución conocida como Revolución Industrial. Mas tarde, con nuevas técnicas de fabricación se transforma en acero al añadirle carbono y vuelve a marcar otro hito en el desarrollo tecnológico.
En Caudete tenemos más de 300 balcones y rejas realizados en distintos tipos de forja, similares a los que podemos ver por todos los pueblos de España, y gran parte de Europa, repartidos por todo el pueblo, especialmente en el casco antiguo: calles Mayor, Virgen de Gracia, Plaza el Carmen y Plaza la Iglesia, Nueva, Estrecha, Juan López, San Antonio, Santa Bárbara, Las Eras, El Molino...
El uso de rejas artísticas coincide con una época de pujanza y despegue económico local, basado en la agricultura y, en concreto, la vid y sus derivados. Los beneficios económicos que proporcionaron el vino y el alcohol, en gran parte se invirtieron en la construcción de muchas casas nobles con excelentes diseños de balcones y rejas de forja. ¡Ninguno es de madera!
Las hay de muchos tipos y formas, como podrán observar. Uno de los cerrajeros más conocidos era Francisco Sivó, que tenía la cerrajería en la calle El Molino. Todavía pueden apreciarse en la puerta del taller su iniciales, "F" y "S", adornadas con motivos florales. Muchas rejas, como las de la casa del que fuera Alcalde, Pedro Revenga en la calle Mayor, o las de la Casa de la Cultura, salieron de la fragua y del ingenio de Francisco Sivó.
Reja en las viviendas que Francisco Albalat levantó en el Barrio.
Reja empleada por Francisco Albalat en la Plaza de Toros.
Reja realizado por Antonio Amorós en la calle Pintada
Barandilla de forja en los Talleres Sivó e Hijos
Rejas del Palacio. Sobrias y sencillas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario