A este sencillo becario se le ha vuelto a insinuar don Chimo para que escriba unas letras sobre el alboroto que se viene produciendo en las jefaturas de los partidos políticos Podemos y lo que un día fue llamado PSOE, hoy gestora de centro-centro casi izquierda con opinión cambiante cada diez minutos.
Comenzaré escribiendo que me agrada mucho que de vez en cuando se alborote el gallinero de las formaciones políticas. Ello conlleva, en la mayoría de los casos, una limpieza general donde desaparecen manchas, se lustran metales y se abaten las telarañas donde no se había aseado desde hacía mucho tiempo.
En las formaciones políticas de derechas esta higiene suele efectuarse muy raramente debido a la idolatría que profesan sus correligionarios; actuando el líder como “mamá protectora” en el caso de que alguien salga movido en la foto de familia.
En las zonas de izquierda del espectro político viene ocurriendo casi lo contrario. Para bien o para mal se debate demasiado. Yendo al caso concreto de la gestora casi provisional de lo que fue el PSOE, éstos, vienen jugando los últimos meses a lo que en mi juventud se llamaba “el escondite inglés”; ya sabéis, si el jefe se daba la vuelta y te veía moverte, estabas eliminado.
Como los que fueron una vez casi socialistas “se la cogen con papel de fumar” y tienen miedo a ser jefes y que les señalen como duros ejecutores, para salvar el enorme bache de vergüenza que ha supuesto la intensa degradación ideológica que ha merecido esta formación, están manteniendo a flote una gestora que debiendo de ser muy provisional, como son casi todas las gestoras, parece que va a durar bastante más de lo aconsejable.
El mantenimiento de dicha gestora sería provechoso si se hiciese una catarsis profunda de los motivos de porqué han llegado a esta deplorable situación, provocando con ello la necesaria limpieza general de ideas y buscando la lógica coherencia de lo que se piensa y se dice, con lo que se debe de hacer con posterioridad.
Pues no, parece que no van por ahí los que mandan en estos momentos en el socialismo actual de baja intensidad. Mantienen una actitud infantiloide, con la estúpida pretensión de que a sus simpatizantes se les olviden lo mal que lo han venido haciendo estos últimos años. Faltando al respeto a su militancia, tratándoles de bobos.
Un partido lleno de varones y varonesas con alguna que otra momia lujosamente resucitada muy venidos arriba, que tan sólo se dedican a criticarse entre ellos; que nada más enseñan la punta de la patita, que no quieren mojarse el trasero, pero que si quieren seguir comiendo peces. Tienen pavor de que les adelanten por la izquierda y para que esto no ocurra se disfrazarán de Caperucita Roja o del Lobo si es menester.
No es extraño, pues, que estos partidos políticos difuminen crecientemente su ideología, no tanto para llegar a más gente, sino para molestar a menos votantes y para que la credibilidad de los partidos no descienda en la escala de la valoración ciudadana. En lo que hoy llamamos Estado de partidos, los partidos son un tipo de asociaciones que dejan paulatinamente de formar parte de la sociedad para entrar a ser parte esencial del propio Estado. ¡Terrible y cotidiano error!
Ahora le toca el turno a los señores de Podemos. Aquí escribiré una valoración muy personal de lo que a un servidor le ha tocado por suerte o infortunio padecer. Partiré de la base que ser segundo en una empresa o formación política es una de las situaciones más comprometidas que le puede suceder a una persona.
Te encuentras en un plano en el que conversas e intercambias ideas con el jefe, con el primero, (que posiblemente te seleccionó como segundo). Por otro lado estás situado con más cercanía de la tropa trabajadora o militante y escuchas comentarios que tu consideras acertados y que, por consiguiente, trasladas a tu superior que éste no los considera realizables por los motivos que sean. Es en ese momento en el que el segundo está obligado a no mostrar frustración alguna, al contario, debe derrochar serenidad, templanza, obediencia y, por supuesto, rotunda lealtad.
EL primero debe de llevar a cabo lo que hoy viene llamándose su “hoja de ruta”, y se verá si es acertada o no solo al final de la misma. El segundo está obligado a ayudarle en esta tarea; y solo en el final, en el caso de haber sido errónea esta ruta, proponer la suya. Tengo la sensación de que estas situaciones están ocurriendo estos días entre los señores Errejón e Iglesias, con un claro perjuicio al partido político de ambos.
Los partidos políticos tienen una función importante en esa vida cotidiana que siempre tiene tantas tensiones que puede hacer que estallen las costuras. Su misión es taparlas, sellar las grietas en la presa social. El problema en nuestras sociedades es que el sellado de esas costuras se lo hemos entregados a mecanismos automáticos que son sobre todo ideológicos.
Los políticos dejan de ser los que gestionan esos conflictos de la vida colectiva para dedicar mucho tiempo a pensar en sí mismos y en su reproducción como empresas, y por tanto ....no sirven.
Oscar de Caso, eres muy pesado... Te vas de un tema a otro sin sacar conclusiones del por qué de las cosas... La izquierda socialista y podemos son partidos que dicen mucho pero eso que dicen seria interesante saber como lo van hacer... Por que hablar cuesta poco y a la hora de la verdad sólo saben dejar deudas y mucho paro...
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