Un viaje a Madrid me impidió estar presente en las
pasadas "V Jornadas de Teatro de Frontera 2012". Le pedí a Joaquin Mollá que me
recogiera unas notas del evento para hacérselas llegar a ustedes. Me ha
mandado un resumen de todo lo que aconteció
y se dijo en estas Jornadas. Le
estoy muy agradecido por su
colaboración. Esta es la nota.
Joaquin Molla, el caudetano que mejor conoce la vida y obra de
D. Francisco Albalat Navajas, Conde de San Carlos.
El día 5
por la tarde y con una excelente asistencia de público Pedro Agulló, Presidente de la Comisión para la declaración de los
Episodios caudetanos como BIC, presentaba al doctor José Fernando Domene, quien disertó de manera muy amena sobre las
representaciones teatrales en las fiestas de Moros y Cristianos. Luego y en la
sala de exposiciones de la Casa de Cultura Joaquín
Mollá, Secretario de la Comisión BIC, Antonio
Caerols, presidente de la Comparsa de Mirenos y José Miguel Mollá, alcalde, inauguraban la exposición Bandidos. Proyecto concebido y realizado
des esta misma Comisión. Con la representación de “El galán de la Membrilla” de Lope
de Vega acabaron los actos de este día. El día 6, sábado por la mañana,
Pedro Agulló se felicitaba por la inminente declaración de BIC de los “Episodios Caudetanos”, dando las gracias todos. Y
avanzaba necesarios cambios en la Comisión pero que no alcanzarían a estas
Jornadas. La presidenta de la Asociación de Comparsas, Isabel Úbeda, reiteró los agradecimientos y la concejal de cultura Amelia Verdú informaba que no se han
producido alegaciones que impidieran la declaración de BIC y se pone al
servicio de esta Comisión en su nueva andadura tras la inminente declaración.
El
profesor Emilio Soler expuso con
claridad numerosos argumentos que la imagen romántica y casi caballeresca de
los bandoleros nos viene de los viajeros extranjeros. La situación que
describen no es tal sino que aparece contaminada por la necesidad de vender sus
relatos y no defraudar al editor que sufraga su viaje. La realidad española es
totalmente diferente, se trata de una sociedad mayoritariamente pobre, con escasos
recursos y donde los bandoleros lo son por pura necesidad o por huir de la
Justicia. La vida real de los bandidos era dura, vivían en el monte de sus
rapiñas y siempre en cuadrillas, aunque algunos se servían de fondas o posadas
para encubrir y, a la vez, facilitar sus trabajos. Contaban algunos con el
apoyo de muleros, cortijeros o terratenientes, ayuda desinteresada algunas
veces pero las más con vista a garantizar su propia seguridad o bien para
beneficios particulares del cacique local. El fenómeno del bandolerismo también
ha sido tratado por escritores españoles y se adentra hasta principios del
siglo XX.
Joaquin Mollá
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