En este
escrito intentaré analizar del modo menos complicado el pensamiento, la
diferencia, la tolerancia, las contradicciones del llamado bloque electoral de
“derechas”; siempre con el auxilio de personas preparadas en el tema.
Lo que diferencia
a una persona conservadora de una progresista es la confianza o desconfianza en
las capacidades de cooperación del ser humano. La derecha ve el futuro del
lugar que ocupe cada cual dictado tan solo por su capacidad de consumo. La
derecha ha conectado con la aspiración consumista de las mayorías, esa
necesidad de necesitar cosas, y por eso les promete convertir cualquier sueño
en un derecho siempre y cuando se mercantilice.
Por ejemplo: El derecho a ser
padres –con los vientres de alquiler-, el derecho a tener sexo –obligando a las
mujeres a tener relaciones con hombres que no satisfacen sus deseos fuera de la
relación mercantil- o el derecho a consumir donde, cuanto, cuando y como se
quiera dejando una huella ecológica descomunal.
Aunque pueda
no parecer cierto, la derecha no es más tolerante con otras gentes de derechas,
sino que en su relación con ellas hay menos fricciones, bien porque su comportamiento
se amolda a las reglas del juego asumidas, bien porque les resulta indiferente
algo que no les afecta a su manera de vivir.
Hay un valor de fondo en la
derecha: si has fracasado, eres culpable (siempre la derecha va a ser más
amable con la víctima de un terremoto que con un “perdedor”).
Pongamos, acto
seguido, ejemplos palmarios: ¿se sostendría un gobierno de Podemos si tuviera
las decenas de casos de corrupción que afectaron al Gobierno conservador de
Mariano Rajoy? ¿Imaginamos una ilegalidad e inmoralidad como la del secretario
general del PP Pablo Casado con su máster –obtenido sin ir a clase ni hacer los
trabajos perceptivos – si fuera un político de la izquierda? ¿Se podría
mantener en el poder en España, un jefe de Estado de izquierdas si hubieran
saltado a los medios declaraciones como las que se conocieron de Corina
respecto de su amante, Juan Carlos I?
Traigamos a
lectura otro ejemplo de cómo nos obligan a comportarnos las personas de
derechas y el consumo desmedido: las huelgas en el sector industrial afectan de
manera indirecta a la ciudadanía, mientras que las huelgas del sector servicios
afectan a los “usuarios” (palabra siempre en boca de los partidos de derecha).
El capitalismo nos ha convertido en” usuarios” y nuestro comportamiento se basa
en los consumos diarios que hacemos como tales “usuarios”. El fetichismo de los
servicios vuelve invisible cualquier explotación. Por eso puedes ser empleado
en una tienda de ropa, donde eres maltratado durante ocho horas por los
“usuarios”; y luego tener tus minutos “de gloria” maltratando a un taxista en
los quince minutos de su trayecto.
Y puedes llegar a creer que te compensa.
Porque lo que te pasa a ti lo ves irremediable, pasajero, fruto de la mala
suerte, mientras que lo que haces fuera de tu relación laboral crees que es una
capacidad ligada a tu libertad.
Lo hemos
comprobado en pasado y presente; las personas de derechas respetan a quien
tiene poder, sea un banquero, un obispo o un cacique local. Primero
argumentaban que lo mandaba Dios.
Luego, que esos privilegios eran naturales.
Aseguraban que el bienestar de los ricos era el futuro bienestar de las
mayorías. Al final terminarán diciendo que las desigualdades curan el cáncer.
Algunos, más
torpes, creen incluso que como los ricos tienen mucho dinero no necesitan robar
más. La sentencia del caso de las “tarjetas black” nos lo aclara plenamente. La
rapiña va consustancial con su naturaleza. En el caso de que “se les vea el
culo” inventarán una izquierda terrible, aviesa y encanallada e intentarán
identificarla con algún país en donde se hayan depositado todas las maldades.
Por desgracia, son muy sistemáticos en sus declaraciones en estas ocasiones delictivas.
Se les ve llegar desde muy lejos. Cuando “meten
los marines” en otros países, su objetivo no es nunca tumbar el sistema, sino
ser ellos quienes lo administren. Pueden hacer negocios con Gadafi o Bin Laden
o colaborar en su ejecución. Como la derecha tiende a convertir todo en
mercancía, alimenta la parte más depredadora del ser humano siempre y cuando se
convierta en un negocio.
No sé si
habrán observado, benditos lectores, el creciente “feminismo neoliberal” que se
ha desconectado de las luchas que protagonizaron las oleadas feministas. Este
nuevo feminismo no cuestiona el capitalismo; estas mujeres, como ocurre con
muchos hombres que reivindican su liberalismo ajustado a sus capacidades, interpretan
el mundo desde su única estatura y repiten: yo soy una persona capaz con muchos
recursos intelectuales y corporales; a mí me ha ido muy bien compitiendo con
hombres y mujeres en cualquier mercado; por tanto, no tienen que existir
cortapisas para que las personas capaces puedan hacer lo que quieran en la
sociedad.
Es decir, como en la Grecia clásica, los poderosos tienen derecho a
sus privilegios, aunque necesiten una legión de esclavos para cubrir sus
caprichos.
Otro
escenario novedoso son los componentes de la comunidad de gays y lesbianas de
la derecha o extrema derecha. La pregunta es: ¿puede compatibilizarse la
diversidad sexual y al tiempo apostarse por posiciones excluyentes en términos
de inmigración, gasto social, política internacional o derechos humanos?
Podríamos pensar que la comunidad gay, que viene de sufrir un enorme maltrato
en todo el mundo, habría desarrollado una especial sensibilidad ante cualquier
explotación, discriminación o abuso de cualquier persona. Sin embargo, una
parte de este sector ha olvidado las luchas que generaron sus derechos. Una vez
que opera la radical falta de memoria, priman únicamente los deseos, que se
satisfacen de manera egoísta en el mercado.
Ser de
derechas no es una cuestión meramente electoral. Se puede votar a la derecha y
ser una persona decente. No es tan sencillo ser una persona de derechas de
verdad y ser decente.
Aunque, como
becario del abogado del diablo, escribiré: que ser de derechas es algo
profundamente humano…
POSDATA. - Me han servido de ayuda básica en la composición
de este escrito los señores: Joaquín Estefanía, José Antonio Zarzalejos,
Alberto Garzón y Juan Carlos Monedero. Siempre agradecimiento.
Hasta los
fieles perros le inspiraron al señor Serrat para componer “Malasangre” hace tan
sólo 43 años. Una costumbrista y deliciosa historia en el que relata la figura
de un perro que deserta continuamente de los cuidados de su ama. Pertenece al
disco “Para piel de manzana”.
Malasangre se escapó al doblar la esquina.
Le abrió su capa la noche y le escondió.
Y con los ojos colorados, la vecina
del entresuelo
amaneció.
...y no ha de buscarte más
solloza y jura
sentadita en el cubo de la basura.
Aún piensa que el
rocío
y la barriga hueca
te dirán por dónde volver.
Que cruzarás la calle
empujarás la puerta
y buscarás algo de comer.
Que mancharás la alfombra
bajarás los ojos
y te irás a esconder a un rincón
afligido...
Malasangre consentido.
Mala sangre, dice, que
anda por tus venas...
..."Fíjese usted que no es la primera vez".
..."Que se alborota con calor y luna llena".
..."Que se desespera
y tras cualquiera
echa a correr".
Mala sangre que te
salva,
perro ingrato,
de quien te dio cariño, cobijo y plato,
y te entregó su casa,
sus noches de invierno
y su calor de buena mujer.
Convirtió en caricias
tus lamidos lerdos
y te enseñó el hocico a mover.
Muchas son las deudas
perro callejero.
Cualquier día no vas a ser
bienvenido.
Malasangre consentido.
Qué alegría
la del sol cuando te vea
festejando con el día
sin bozal y sin correa.
Y no vuelvas a rondar
esa escalera
que en cualquier momento puede suceder,
que te dejen de un mal golpe de tijeras
sin atributos
para ejercer.
Y uno menos a sembrar de hijos la tierra...
Y hay tantas calles,
tanto sol
y tanta perra necesitando marido,
Malasangre consentido,
Malasangre consentido.
no comprendo que tiene que ver la decencia con ser de derechas o izquierdas. conozco desgraciadamente INDECENTES en los dos bandos. Y los ERES de Andalucía son de derechas o izquierdas? igual y no son nada.
ResponderEliminarlo que está claro que la decencia no tiene clase social ni política ni religiosa.
También se puede votar a la izquierda y no ser un hijo de puta.
ResponderEliminarSiguiendo la linea argumental el PSOE andaluz como TOP 1 de la indecencia, dónde lo colocamos? :):)
ResponderEliminarLo mismo ocurre con la izquierda.
ResponderEliminarQue barbaridad y que falta de respeto hacia los votantes de derecha y centro derecha.
SE TE VAN A ATRAGANTAR LOS RESULTADOS DE MAÑANA, Óscar de caso.
A ver si nos haces una crónica respecto a ellos.
ESPABILAO!