Después de
haber analizado la presunta superioridad moral de la izquierda, ahora es el
turno de saber por qué la derecha presuntamente gozan de superioridad
intelectual.
La derecha
compensa su falta de interés por la justicia social y la igualdad con un saber
más sólido sobre el funcionamiento de la política y la economía; al
izquierdista no le regatea sus buenas intenciones, pero le lanza a la cara su
ignorancia sobre asuntos políticos y económicos.
Se trata del conservadurismo
más puro que no es sino una forma de fatalismo: la naturaleza humana es
inmutable, no hay necesidad de cambiar la marcha de las cosas, si se intenta
cambiar no hacemos sino empeorar la situación…, es decir, el principio de
acomodación se adueña enteramente de la política.
El “obrero de
derechas” es un asalariado con ingresos por debajo de la media, poco aficionado
a la teoría, que cree en el trabajo y en el esfuerzo y que piensa que la
izquierda se mueve entre brumas discursivas, mientras que la derecha tiene un
sentido más práctico y es más “eficaz” gobernando.
Entre la
izquierda y la derecha queda una postura intermedia, la del liberalismo. Este
no concede demasiada importancia a los valores típicamente conservadores (lealtad,
autoridad y santidad) ni a los típicamente progresistas (la atención hacia
aquello que sufren privaciones o injusticias): su filosofía política gira casi
exclusivamente en torno a la idea de libertad negativa; lo que le acerca en
mayor medida a la derecha, pues comparte su bajo nivel de empatía (y, por
tanto, un débil sentido de la justicia social).
El liberal
puede llegar a aceptar que, si el reparto original es muy desigual, los
resultados que genera el mercado pueden corregirse a posteriori mediante la
acción del Estado, pero siempre sin tocar el proceso previo de producción e
intercambio. Como tiende a ser un ingeniero social: busca ganar eficiencia en
las transacciones económicas y sociales. Esta teoría económica basada en las
soluciones de mercado constituye el principal bastión para atacar cualquier
variante de socialismo, incluso las más moderadas.
Incluiré en
este escrito de la supuesta superioridad intelectual de la derecha a las
personas del “centro-centro”; espacio simbólico conseguido por la pérdida de
hegemonía de la izquierda. A ver si me explico: si en los conflictos se buscan
acuerdos no puedes hacer de ese sitio un lugar político por el que se pelee.
Para ser de centro tienes que entender –comprender y apoyar- las razones de la parte poderosa del
conflicto, estas posturas centristas se colocan habitualmente del lado de los
intereses del capital, de manera especial, en los tiempos de crisis y coquetean
con ideas que en otros tiempos pertenecían a la extrema derecha
Intentaremos descifrar
lo que parece ser moda política en la actualidad: el neoliberalismo que está
presente en la ideología derechista. Su idea fuerza establece que el mercado es
la institución que mejor garantiza la libertad individual; si se aumenta el
espacio de la libertad eliminando regulaciones y normas, se produce una
ganancia generalizada de eficiencia.
Libre comercio, desregulación del mercado
de trabajo, privatización de lo público e introducción de mecanismos de mercado
en los servicios públicos y sociales son algunos elementos nucleares de esta
ideología, siempre con la promesa de que libertad y prosperidad irán de la
mano. La consecuencia de esta filosofía ha sido una concentración de poder
económico sin precedentes y un aumento espectacular de la desigualdad económica
y social allí donde sus propuestas se han llevado más lejos.
En su feroz individualismo, el neoliberalismo
rechaza soluciones colectivas o comunitarias a los problemas sociales. Su deslegitimación
de lo público y especialmente del Estado, ha ido calando en la sociedad y hoy
constituye una especie de filosofía espontánea. Podría arriesgar un poco
diciendo que el neoliberalismo ha situado la batalla del capital contra la vida.
POSDATA.- En este
escrito se reflejan las ideas y criterios de los señores Ignacio
Sánchez-Cuenca, Juan Carlos Monedero, Jorge Verstrynge y de un servidor.
En 1978 se
graba un disco con el mismo nombre del año en que se edita, en él se encuentra
la canción “Historia conocida” de cuya letra es autor José Agustín Goytisolo y
está dedicado al gran Miguel Hernández.
Es una historia conocida, amigos,
todos la recordamos,
-viento del pueblo se perdió en el pueblo-
pero no ha terminado.
Hace tiempo hubo un
hombre entre nosotros,
alegre, iluminado,
que amó y vivió, cantaba hasta en la muerte,
libre como los pájaros.
¡Qué bonito sería!
Nace, escribe,
muere desamparado.
Se estudian sus poemas, se le cita,
y a otra cosa, muchachos.
Pero su nombre
continúa, sigue,
como nosotros, esperando
el día en que este asunto, y otros muchos,
se den por terminado.
¡Qué bonito sería! Nace, escribe,
muere desamparado.
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