Comenzaré
esta segunda parte de análisis de la Izquierda, benditos lectores, escribiendo
sobre el comunismo que es un proyecto esencialmente político que pretende
superar el sistema económico vigente del capitalismo, sometiendo la producción
y el intercambio a criterios políticos.
El comunismo
clásico se da en personas con unos principios ideológicos muy intensos. Sus
convicciones son tan graníticas que no concibe que haya algo valioso fuera;
incluso, cuando se toma la molestia de leer lo que se escribe desde la trinchera
opuesta, le sirve para reafirmarse sobre lo errados que están quienes piensan
de manera diferente; cuando la “zona blindada” que fabrica el comunista se hace
demasiado grande la persona acaba cayendo en el dogmatismo intelectual y el
fanatismo político.
El grupo de
la izquierda reunido como movimiento ideológico denominado “democratacristiano”
aspira a una protección compasiva del ciudadano, no emancipadora. Combinan la
empatía de la Izquierda con el orden de la derecha y el resultado es un híbrido
ideológico.
Turno ahora
para la “socialdemocracia”.
Esta corriente de la izquierda es la que ha llevado
sus principios más lejos, donde se han conseguido los mayores niveles de
bienestar e igualdad que se conocen en la historia de la humanidad; el
componente moral se ha debilitado ante el brioso empuje del neoliberalismo. La
socialdemocracia como programa de cambio encarna el compromiso más acabado
entre moralidad y eficacia políticas. La socialdemocracia entra en crisis
cuando se desequilibra ese compromiso y se da una importancia menor a la Justicia.
Siempre ha
repudiado los excesos del terror revolucionario y de la represión del enemigo
de clase, prefirió el compromiso o acuerdo entre trabajadores y burguesía, optando
por un rumbo que puede haberle acercado al ideal socialista, pero que ha
mejorado objetivamente la condición de los más desfavorecidos y ha evitado el
recurso a la violencia.
A diferencia de otras variantes de la izquierda tiene
una larga experiencia en la gestión de asuntos públicos, cuenta con un saber
aplicado sobre las políticas públicas para combatir la desigualdad y se olvida
de las brumas discursivas típicas de la izquierda más radical. No atribuye al
proletariado la condición de clase universal, ni espera que vaya a llegar una
crisis final del sistema, ni desea un cambio revolucionario.
Sin duda, debemos
a la socialdemocracia no solo el Estado de bienestar sino también un cierto
consenso sobre la cohesión social y la igualdad en las sociedades desarrolladas.
En las épocas de revoluciones exitosas, siempre ha sido decepcionante, muy por
debajo de las expectativas iniciales; ese ideal emancipatorio es respetuoso (se
acomoda) con el capitalismo y se materializa mediante amplios acuerdos entre
clases sociales y en el marco de una democracia liberal que asegure el pluralismo
político y los derechos fundamentales.
Ante el
ascenso neoliberal prometen: aumentar la fiscalidad a los ricos y a las grandes
empresas, frenar e incluso revertir las privatizaciones mediante la
nacionalización de algunos servicios públicos, corregir la precariedad laboral,
crear oportunidades para los excluidos, garantizar una renta mínima, etcétera.
En todos los casos, dichas políticas se llevarán a cabo dentro de los márgenes
del capitalismo global y de la democracia representativa.
La crisis de
la democracia deja un agujero enorme en los sistemas políticos occidentales. Es
demasiado pronto para saber cómo se llenará: puede quedar vacío durante
lustros, con una izquierda en franca minoría; puede que las carambolas de la
historia permitan que acceda al poder un líder de izquierdas con ideas nuevas y
puede también que la socialdemocracia se recupere. Sea quien tome el relevo, tendrá que inventar
nuevas fórmulas que se ganen la confianza de la gente.
Quizá sea la renta
básica universal, o un método de integración supranacional diferente al de la
UE (hoy dominado por las tendencias
neoliberales), o una coalición internacional de lucha contra el cambio
climático, o una revolución feminista, o una nueva regulación del capitalismo
financiero, o una mezcla de varios de estos elementos: sin algo de esta
naturaleza, que vaya más allá del Estado de bienestar, la socialdemocracia
continuará languideciendo mientras se producen diversos seísmos políticos.
POSDATA. - El
presente escrito está basado en una síntesis de las investigaciones y criterios
del profesor titular de Ciencia Política de la Universidad Carlos III de
Madrid, el señor Sánchez-Cuenca, don Ignacio.
Un poema de
amor y de resolución un poco trágica, posiblemente la canción más sobrecogedora
del universo Serrat, en la que vemos nacer y morir una relación amorosa. Del
disco del año 69 “Com ho fa el vent” “Como sopla el viento” el tema “De mica en
mica” “Poco a poco”
ni la luz de la calle, ni la gente juiciosa,
encontré tu mirada, melancólica y lejana
como la niebla que nace en el puerto, de madrugada.
Tomé tu mano y me seguiste en la noche
como un perrito perdido que ruega una caricia.
Llenaste de colores la tristeza de mi cama,
de rojos de atardeceres y de verdes de Galicia.
Y mi rincón fue
tu rincón también.
Eras joven y bonita.
Empecé jugando
y te fui queriendo
poquito a poco.
Me acostumbré poco a poco a tu nombre,
a tu calor y a tus palabras,
al ruido de tu paso subiendo los escalones
y a tu manera de poner la mesa.
Al olor de tus manos que cada noche
rodeaban mi cuerpo como una fina gasa.
Pero todo se derrumbó cuando te oí decir:
"Me voy a buscar el sol. Es muy oscura la casa ".
"Nadie me está esperando.
Gracias por todo, Juan ... "
Eras joven y bonita.
Se fue de repente
lo que fui perdiendo
poquito a poco.
Sentí tanto frío aquellas noches de verano.
Maldije mil veces la pequeña taberna...
Cuántas tardes he ido a llevar mi llanto al río.
Cuántas noches he pasado en blanco, como la luciérnaga
Pero me fui acostumbrando a vivir solo
sin romper los papeles, ni las fotografías
Si tengo hambre como pan. Si tengo frío enciendo fuego
y pienso " Si hoy llueve, mañana, mañana hará buen
día"
Y he vuelto a ir al café
y pienso que quizás
tú eras joven y bonita
Pero, el tiempo ha ido pasando
y yo te he ido olvidando
poquito a poco.
La izquierda vende y humo y pan para hoy y hambre para mañana.
ResponderEliminarAdemás hay un cierto sector de la izquierda que predican una cosa y luego son más malos que un hijo de Satanás.
Para ti toda tu izquierda.
Ya lo dice el refrán.
Tiempo de rojos, hambre y piojos.....
Pero la gente sabe que en.los países donde han gobernado, están gobernado, cómo han estado y como están ahora?
ResponderEliminarPero bueno el pueblo que es soberano ha votado, aceptarlo y aguantar sus despilfarro y cuando la izquierda casposa extremista, entre al poder, vamos a saber lo que es vivir intervenidos por los jefes supremos de la comunidad Europea.
Y lo ha escrito el anónimo de las 21,21 predican o vende su pobreza como propia, pero viven con escolta pagada por todos y en lugar donde viven los ricos, cosa que ellos odian.
Dos reflexiones...:
ResponderEliminar1ª La Socialdemocracia, a la vista de tan profusa información, se me antoja toda una profesión... versus fontanero, mecánico, deshollinador, etc... Nada que ver con el noble ejercicio de la alta política.
2ª Al común de los mortales no nos apetece el esfuerzo de curarnos... con que nos alivien o consuelen nos es más que suficiente (lleva menos esfuerzo que emprender una sanación).
PD.: ...y 3ª: Gracias por tus trilogías ó "duologías"
Pero mira que sois plastas. Leed algo de provecho. A veces es mejor escuchar que hablar.
ResponderEliminarOscar, sinceramente, si consideras a los democristianos de izquierdas, es que no sabes lo que es la izquierda. Luego intentas justificar la socialdemocracia como lo más justo o menos malo, afirmando a su vez que estos sí que son de izquierdas de verdad. Te recomiendo leer a Bernstein, padre de la socialdemocracia. Como tú dices, ésta es un simple parche para que la clase trabajadora tome el poder violentamente, ergo hacer que esa misma clase trabajadora no se dé cuenta de su verdadero potencial, de lo que se llama conciencia de clase, y actúe en consecuencia. La socialdemocracia está ampliamente desmontada, y como dices, más aún al asumir los principios neoliberales. El keynesianismo, la socialdemocracia, es al fin y al cabo, gestión del capitalismo para darle un rostro humano, un Estado del Bienestar cimentado en lo que los grandes capitales nos dejen, y hasta donde, hacer. Para mí, si no se es anticapitalista, no se es de izquierdas.
ResponderEliminar¿Y porqué perdeis el tiempo leyendo esto?, eso es lo que él piensa y nada mas.
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