De Manuel Martinez Vinader, más conocido por "el Rojico", escibí un artículo en julio de 1994 que se publicó en el Pregón Moro cuando estaba encargado de ello José Luis Carrión. Su nieto me ha dicho esta mañana que su abuelo murió en agosto del 2006. No cabe duda de que esta vida es muy ingrata. Te vas para el otro barrio y ya no se acuerda de ti ni dios. Este hombre era un personaje al que hace tiempo debimos haberle dedicado una calle para honrar su memoria. Muy pocos tienen en la Oficina de Patentes de Madrid registrados tres inventos muy útiles para la sociedad. Voy a trascribirles lo que de él dije en el 1994, doce años antes de dejarnos.
"Un 12 de diciembre de 1910, el mismo año que Francisco Albalat inauguraba la Plaza de Toros "Las Arenas", venía al mundo uno de los caudetanos más originales de este siglo. Lleva entre nosotros 84 años sin hacer ruído y, al igual que el buen vino, el paso del tiempo le ha dado más solera y prestigio. Autodidacta y con una imaginación poco común, muchos ingenieros se han quedado admirados al ver como resolvía o afrontaba Manuel Martínez Vinader, alias "el Rojico" cualquier asunto de mecánica que cayera en sus manos. Con 22 años inventa un aparato fonador con el fin de que hablaran los que eran operados de garganta. Esta primera patente, de 1932 y esta relacionada con la medicina y su afición a la música. Busco un socio capitalista para comercializarlo, pero este se le volvió atrás.
La seguna patente esta directamente conectada con la gastronomía y con realizar las tareas en la cocina más llevaderas como es el popular paellero. Este invento lo desarrolla en 1954. Dos años más tarde, y relacionado con la hidraúlica, el Rojico patenta una válvula de retención.
Y eso que no fue, como muchos en su tiempo, a la Escuela. A la edad de 15 años deja de ir al campo a recoger leña para el horno de su padre y de realizar tareas agrícolas y entra a trabajar como aprendiz de macánico con Francisco Sivó "el Monecillo" que tenía el taller frente al Mercado en lo que hoy es el "Bar Miami". Al poco tiempo era quien abría y cerraba el taller demostrando interés y unas cualidades extraordinarias en el manejo de las herramientas y el metal.
En 1941 y tras realizar el servicio militar se establece por su cuenta montando el taller en la misma casa donde vivía, calle José Olivares, curiosamente la misma en la que años antes moría el maestro de música Benjamin Serrano. Apunto este detalle porque nuestro protagonista desde muy joven fue un buen músico alternando el saxofon con la fragua hasta hoy mismo. Salvando las distancias, y sin ocultar verdadera pasión po él, al Rojico lo comparo con el artista malagueño Pablo Picasso por su capacidad de trabajo e inspiración.
La mecánica no tenía secretos. Lo mismo arreglaba una pistola que realizaba un trabuco o una espindarga o cualquier atuendo festero, construía una máquina segadora, reparaba la maquinaria de una almazara o fabricaba un original artilugio para cortar tortas de gazpachos. También arreglaba los instrumentos de música de la banda. El estudio del movimiento contínuo le ha llevado muchas horas, al igual que a otros genios. Obras suyas se pueden admirar como el escudo de metal que hay en el altar de la Iglesia del Carmen realizado en 1957 o el del Paseo Luis Golf realizado en el verano de 1981. En 1948 le construía un coche a Juan Revenga.
Me dijo que en aquella época eran tan escasos los coches en Caudete que todos los chiquillos iban detrás de él. Son más de 70 años dedicados a transformar un trozo de metal en un utensilio o una herramienta. Todavía hoy, a sus 84 años podemos verle en el taller realizando armas de abancarga en miniatura de gran valor artístico. "Es una forma de entretenerme", me dice el maestro junto al banco de trabajo que es su vida aunque. Ha trabajado para vivir y no lo contrario.
Algo bohemio, de mente lúcida, sentimental y extrovertido, amigo de todos, nuestro paisano es una institución en su pueblo. Armero, inventor, artesano, músico, fontanero, mecánico, herrero, artista... su carnet de indentidad podría llevar cualquiera de estas profesiones. Yo prefiero llamarle maestro... por que lo es. Ya van quedando pocos. Hace 500 años hubiera sido un destacado representante del Renacimento que surge en Florencia y Siena.
De joven practicaba el frontón y el futbol aunque su verdadera pasión ha sido y es la música. Desde los 13 años ha recorrido todos los puesblos de alrededor tocando en la banda. En 1942 rehusará una oferta que le hace su primo Manuel Vinader Díaz (44 años solista en la banda municipal de la capital de España) para irse a Madrid como músico profesional en una orquesta. Recuerda el premio que recibieron en un certamen en Almansa en 1934 bajo la batuta de Juan Ángel Amoros en la interpretación del pasodoble "Ese es el mío" donde interpretaba un solo de saxo.
Ha tocado en la banda con siete directores: Benjamin Serrano, Luis Gil, Manuel Angel Amoros, Antonio Gilabert, Antonio Peña, y el actual Vicente Puchades con el que solo ha participado en una procesión. Durante todo este tiempo ha sido el mantenedor de los instrumentos de la banda. El mismo día que le hice la entevista acababa de arreglar una flauta. "Me considero -dice- de la escuela del maestro Luis Gíl". Para él, uno de los mejores músicos que ha pasado por la banda es el trompeta José Camus, que actualmente se encuentra en el Japón. Otra de sus aficiones era el cine. Durante muchos años llevó la máquina del cine Calderon.
El Rojico, que se define "festero de los de ayudar" es de los primeros socios de la Comparsa de Guerreros. Tambien pertenece a la de los Mirenos. Ha sido coetáneo de otros muchos artistas locales de otros gremios, algunos ya desaparecidos que, a su modo, han creado escuela. Se trata de una singular generación de hombres ilustres que les tocó salir adelante con pocos medios y mucha miseria -entonces se pasaba hambre- pero con un elemento común a todos: su "caudetanismo".
Por esa escuela caudetana de posguerra -todos nacidos a principio de siglo-donde la asignatura sobrevivir era la más dificl de aprobar, han pasado alumnos como Agustín Vila, los hermanos Campaneros, Pérez Gil, Jesús Sánchez Díaz, Pedro Sánchez (Notario), Evaristo Bañón, Pedro Torres Cotarelo, Ángel Lillo, el padre Elías Bañon, Rafael Requena, D. Julian, Manuel Ibáñez, José Pérez Gíl, Juan el Marqués, Juan Ángel Amorós, Francisco Molina... Algunos de ellos hacían rancho aparte en la famosa "Academía" que presidía el pintor Pérez Gil.
Ya sé que al dar nombres he corrido un gran riesgo como es dejarme en el tintero el de algún alumno destado de la época de "el Rojico". Pero, es un riesgo que ha valido la pena. A Manuel Vinader, álias "el Rojico" y a todos los compañeros de su escuela, un fuerte abrazo.
"Un 12 de diciembre de 1910, el mismo año que Francisco Albalat inauguraba la Plaza de Toros "Las Arenas", venía al mundo uno de los caudetanos más originales de este siglo. Lleva entre nosotros 84 años sin hacer ruído y, al igual que el buen vino, el paso del tiempo le ha dado más solera y prestigio. Autodidacta y con una imaginación poco común, muchos ingenieros se han quedado admirados al ver como resolvía o afrontaba Manuel Martínez Vinader, alias "el Rojico" cualquier asunto de mecánica que cayera en sus manos. Con 22 años inventa un aparato fonador con el fin de que hablaran los que eran operados de garganta. Esta primera patente, de 1932 y esta relacionada con la medicina y su afición a la música. Busco un socio capitalista para comercializarlo, pero este se le volvió atrás.
La seguna patente esta directamente conectada con la gastronomía y con realizar las tareas en la cocina más llevaderas como es el popular paellero. Este invento lo desarrolla en 1954. Dos años más tarde, y relacionado con la hidraúlica, el Rojico patenta una válvula de retención.
Y eso que no fue, como muchos en su tiempo, a la Escuela. A la edad de 15 años deja de ir al campo a recoger leña para el horno de su padre y de realizar tareas agrícolas y entra a trabajar como aprendiz de macánico con Francisco Sivó "el Monecillo" que tenía el taller frente al Mercado en lo que hoy es el "Bar Miami". Al poco tiempo era quien abría y cerraba el taller demostrando interés y unas cualidades extraordinarias en el manejo de las herramientas y el metal.
En 1941 y tras realizar el servicio militar se establece por su cuenta montando el taller en la misma casa donde vivía, calle José Olivares, curiosamente la misma en la que años antes moría el maestro de música Benjamin Serrano. Apunto este detalle porque nuestro protagonista desde muy joven fue un buen músico alternando el saxofon con la fragua hasta hoy mismo. Salvando las distancias, y sin ocultar verdadera pasión po él, al Rojico lo comparo con el artista malagueño Pablo Picasso por su capacidad de trabajo e inspiración.
La mecánica no tenía secretos. Lo mismo arreglaba una pistola que realizaba un trabuco o una espindarga o cualquier atuendo festero, construía una máquina segadora, reparaba la maquinaria de una almazara o fabricaba un original artilugio para cortar tortas de gazpachos. También arreglaba los instrumentos de música de la banda. El estudio del movimiento contínuo le ha llevado muchas horas, al igual que a otros genios. Obras suyas se pueden admirar como el escudo de metal que hay en el altar de la Iglesia del Carmen realizado en 1957 o el del Paseo Luis Golf realizado en el verano de 1981. En 1948 le construía un coche a Juan Revenga.
Me dijo que en aquella época eran tan escasos los coches en Caudete que todos los chiquillos iban detrás de él. Son más de 70 años dedicados a transformar un trozo de metal en un utensilio o una herramienta. Todavía hoy, a sus 84 años podemos verle en el taller realizando armas de abancarga en miniatura de gran valor artístico. "Es una forma de entretenerme", me dice el maestro junto al banco de trabajo que es su vida aunque. Ha trabajado para vivir y no lo contrario.
Algo bohemio, de mente lúcida, sentimental y extrovertido, amigo de todos, nuestro paisano es una institución en su pueblo. Armero, inventor, artesano, músico, fontanero, mecánico, herrero, artista... su carnet de indentidad podría llevar cualquiera de estas profesiones. Yo prefiero llamarle maestro... por que lo es. Ya van quedando pocos. Hace 500 años hubiera sido un destacado representante del Renacimento que surge en Florencia y Siena.
De joven practicaba el frontón y el futbol aunque su verdadera pasión ha sido y es la música. Desde los 13 años ha recorrido todos los puesblos de alrededor tocando en la banda. En 1942 rehusará una oferta que le hace su primo Manuel Vinader Díaz (44 años solista en la banda municipal de la capital de España) para irse a Madrid como músico profesional en una orquesta. Recuerda el premio que recibieron en un certamen en Almansa en 1934 bajo la batuta de Juan Ángel Amoros en la interpretación del pasodoble "Ese es el mío" donde interpretaba un solo de saxo.
Ha tocado en la banda con siete directores: Benjamin Serrano, Luis Gil, Manuel Angel Amoros, Antonio Gilabert, Antonio Peña, y el actual Vicente Puchades con el que solo ha participado en una procesión. Durante todo este tiempo ha sido el mantenedor de los instrumentos de la banda. El mismo día que le hice la entevista acababa de arreglar una flauta. "Me considero -dice- de la escuela del maestro Luis Gíl". Para él, uno de los mejores músicos que ha pasado por la banda es el trompeta José Camus, que actualmente se encuentra en el Japón. Otra de sus aficiones era el cine. Durante muchos años llevó la máquina del cine Calderon.
El Rojico, que se define "festero de los de ayudar" es de los primeros socios de la Comparsa de Guerreros. Tambien pertenece a la de los Mirenos. Ha sido coetáneo de otros muchos artistas locales de otros gremios, algunos ya desaparecidos que, a su modo, han creado escuela. Se trata de una singular generación de hombres ilustres que les tocó salir adelante con pocos medios y mucha miseria -entonces se pasaba hambre- pero con un elemento común a todos: su "caudetanismo".
Por esa escuela caudetana de posguerra -todos nacidos a principio de siglo-donde la asignatura sobrevivir era la más dificl de aprobar, han pasado alumnos como Agustín Vila, los hermanos Campaneros, Pérez Gil, Jesús Sánchez Díaz, Pedro Sánchez (Notario), Evaristo Bañón, Pedro Torres Cotarelo, Ángel Lillo, el padre Elías Bañon, Rafael Requena, D. Julian, Manuel Ibáñez, José Pérez Gíl, Juan el Marqués, Juan Ángel Amorós, Francisco Molina... Algunos de ellos hacían rancho aparte en la famosa "Academía" que presidía el pintor Pérez Gil.
Ya sé que al dar nombres he corrido un gran riesgo como es dejarme en el tintero el de algún alumno destado de la época de "el Rojico". Pero, es un riesgo que ha valido la pena. A Manuel Vinader, álias "el Rojico" y a todos los compañeros de su escuela, un fuerte abrazo.
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