Hoy no les voy a hablar de política. Créanme que lo siento porque el Alcalde ha creado tanta espectación tras el sorteo de concejalías que nos ha puesto en la órbita informativa Nacional. Todos los medios se interesan por la experiencia. Hoy les voy a contar la vida de una higuera. Pero... ¿una higuera en la calle Mayor? Si... y muy hermosa. Sale todos los años hasta que los jardineros le arrancan las hojas antes de que empiece a estorbar, cosa que ocurriría si la dejaran crecer libremente.
El árbol vuelve a renacer al año siguiente ya que sus raices estan bien introducidas en la bajante pluvial situada al lado de la puerta donde estaba la Farmacia de Esteve, al inicio de la calle Mayor. Es un árbol silvestre, expontáneo y muy resistente. Su presencia es una prueba más del abandono de las viviendas en la Plaza del Carmen y calle Mayor, muchas de ellas en mal estado de conservación y en venta desde hace, más o menos, una década. ¡Los efectos colaterales de la crisis!
Se trata de una de las primeras plantas cultivadas por el hombre. Se tiene constancia de la higuera desde alrededor del 9.200 antes de Jesucristo, donde en el Valle del Jordan se encontraron media docena de higos fosilizados. Tras ser sorprendidos en pecado, Adan y Eva se cubren la desnudez con hojas de higuera. En la Roma antigua lo consideraban arbol sagrado, porque en su mito fundacional, Rómulo y Remo fueron amantados por la loba Luperca bajo una higuera. La higuera es historia.
Su latex (leche de higo) se usó antiguamente para combatir caries dentales y verrugas de la piel. También se empleó para cuajar la leche. Los árabes empleaban las hojas cocidas contra el dolor de muelas. Tambien han demostrado que reducen los niveles de grasas como los triglicéridos. El consumo diario de este cocimiento, media hoja grande por un litro de agua, regula el azucar en la sangre y tambien es bueno para tratar casos de diabetes. Luis Cabrera de Córdoba cita su uso contra la amigdalitis, como antisptico, bueno para combatir la dispepsia, la enterocolitis, como eupèptico y contra la fiebres tifoideas.
¡Toda una serie de vitudes en farmacopea popular! que podrían no tener más interés que el puramente folclórico. Pero... piensen en la multitud de medicamentos que ahora nos recetan los médicos para cualquier dolencia, medicamentos que no tenían nuestros abuelos y que para sanarse hechaban mano de todas estas recetas populares que se transmitian de generación en generación, como las cualidades de la hoja de higuera y su fruto.
¡Ahí la tienen ustedes!, agazapada a la fachada de granito para no molestar al viandante. La cortaran dentro de poco.... pero al año que viene ahí volverá a estar de nuevo dando muestras de su expontaneidad y del poco terreno y de los pocos medios que precisa para vivir. Justo lo contrario que los humanos que al habernos hecho tan vulnerables y dependientes necesitamos una tonelada de mejujes,pastillas, grajeas y medicamentos, que valen un ojo de la cara, para ver de sanarnos. Un negocio muy lucrativo para unas pocas empresas Farmaceuticas que, en época de crisis, nos hacen meditar sobre remedios caseros.
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