En esta ocasión, Leo se ha retrasado, como acordamos, en mandarme la crónica de la actuación del villenero Juan Carlos García Soriano, mas conocido por "Charly". El retraso lo achaco al ajetreo que ha tenido estos días de Semana Santa y de Pascuas. De todas formas, si me llegara al correo, pronto se la haría llegar a ustedes. Me consta que tiene muchos seguidores que valoran ese estilo mordaz, directo, ácrata y sincero de contar las cosas que pasan a su alrededor. De proponérselo, podría escribirles canciones a Javier Krae o a Joaquin Sabina.
Del artista villenero, que lo presentó su amigo Vicente Amorós, les diré que actuó en La Bomba hace tres semanas, que es de profesión abogado y que se maneja con mucha gracia y soltura con el chiste y esos monólogos que puso de moda hace 50 años el humorista nacido en Madrid en 1919 Miguel Gila.
La poesía que tienen más abajo, es de mi sobrina Olga y se le dedico a Leo que bien seguro estoy que le gustará. A las dos les une, entre otras muchas cosas, la música. Lleva por título Biomúsica:
La poesía que tienen más abajo, es de mi sobrina Olga y se le dedico a Leo que bien seguro estoy que le gustará. A las dos les une, entre otras muchas cosas, la música. Lleva por título Biomúsica:
-Y el llanto se tornó silencio transparente
bajo de una espuma de esparcido génesis,
ante un público insípido e indiferente.
-Alguien le había dado una partitura,
interminable, pesada, novedosa, agobiante.
¡Escribe muchacho, canta! Es tu aventura.
-Fuera de la placenta, solo ante sí mismo.
¡Madre! ¿Donde estás? Esto es una locura,
no sé cantar, me abrasa este gran abismo....
-Canta pequeño! ¡Vive! Llena esos pentagramas,
compón sin miedo, sin pausa; sé tu mismo.
¡Canta mi niño! ¡Vive! mientras haya algún mañana.
-Sueña música, sonidos. Teje tus armonías.
¡Canta bien fuerte! ¡Canta! Baila sobre tus obras,
que resuenen los acordes de tu propia melodía.
-No te pierdas por los senderos oscuros
que te tenderá el cielo algún día.
¡Mantente firme muchacho! Derriba muros.
-¡Canta hasta el final! No temas, no llores.
Todo terminará abrigado bajo un silencio puro,
pero no llores, mi niño: podrás quebrarlo si quieres.
-Será capaz el tiempo de roer ese papel,
que inundado de pentagramas azules
escribiste alguna vez.
-Será capaz el viento de llevarse tu instrumento,
viejo ya, desafinado. Pero no llores:
te voy a contar un secreto.
-Serás eterno cariño. Te lo aseguro, no morirás.
Porque, ¿Quien será capaz de llevarse aquellas voces?
¿Quien podrá borrar el sonido? NO, nadie podrá.
-Si alguien tararea tu canción después de que te hayas ido,
no habrás muerto mi niño, vivirás siempre,
Porque el recuerdo es eterno, sólo mueres si hay olvido.
Olga Navarro Medina tiene dos hijas, Elvira y Norma. Vive en Albacete pero da clases de música en un Colegio de Jumilla. Toca el clarinete en la Banda Municipal desde hace tiempo. Como su hermana Laura, escribe excelentes artículos en el Boletín Informativo que publica la Sociedad Unión Musical Santa Cecilia "Allegro". Se defiende igual de bien expresando lo que piensa y siente en prosa como en poesía. Esta que acaban de leer es posible que tenga más de 20 años. Me la encontré traspapelada buscando un Pliego de Condiciones para una obra. Se la dedico a Leo, muy amiga de mi sobrina. Las dos derrochan sensibilidad y destreza para expresarse bien con vocales y consonantes o con el pentagrama. Es cierto lo que dice Olga: "...sólo mueres si hay olvido". Un abrazo a las dos y buen fin de semana a todos.
Juan Carlos García Soriano y Vicente Amorós
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