Hace 19 siglos el emperador Vespasiano construyó en Roma un espectacular Coliseo para entretener a la población con espectáculos de gladiadores y fieras para que así la plebe no pensara en los verdaderos problemas que tenía a su alrededor. Esta estrategia política pasó a la historia con el nombre de "pan y circo". Carlos Marx decía que la religión era el opio del pueblo. Ahora el opio de los pueblos es el fútbol. Los progres acusaban a Franco de tener anestesiado al pueblo con este deporte. ¡Como cambian las cosas! Si levantara la cabeza vería lo bien que conviven fútbol y democracia quedando claro que sus acusadores estaban equivocados de "pe a pa" y que el balompié no es patrimonio de ningún régimen político en exclusividad. Antes de que Cristóbal Colón cruzara el charco, los Mayas ya practicaban algo parecido al fútbol en Centro América. Tengo claro que si el fútbol no existiera ....¡habría que inventarlo!
Una simple patada de Andrés Iniesta, introduciendo un balón en la portería contraria ....¡nos lanzó al estrellato!. Con aquella patada recuperamos la autoestima. Sí. Así fue señores. Lo recuerdo perfectamente. Volvimos a tener confianza en nosotros mismos. El euro se revalorizó. La crisis se hizo más llevadera. No tiene letra nuestro Himno Nacional. Ni falta que hace si la selección española se trae de Brasil por segunda vez, la Copa del Mundo. Ni monárquicos ni republicanos. Ni ricos ni pobres. De ganar en Brasil, nos olvidaremos de nuestros males. Después de la resaca.. ¡ya veremos!. Es tal la esperanza, que un fracaso seria terrible. Otra vez la reminiscencia romana del pan y circo con quince días anestesiados. Ganar una copa del mundo une a los pueblos. ¡Y de que manera!
Cuando deberían ser los éxitos en Atletismo, Ajedrez, Matemáticas, Investigación o Literatura los que nos ilusionaran y nos hicieran saltar de la silla y recuperar la identidad como pueblo. Paulo Ito es el autor del mural anti Mundial donde se ve la imagen de un niño que solo tiene una pelota en su plato. Se ha hecho famoso con este grafittis. "Lo que había que robar, ya esta robado", decía hace unos dias Joana Havelange, Directora del Comite Organizador del Mundial. Mas claro agua.... y no ha pasado nada. Es la FIFA la que controla y hace el negocio a costa de una desmesurada afición mundial a este popular deporte aplicando como método la ley del embudo y la corrupción.
Como siempre, el que paga los platos rotos es el pobre. Paulo Ito lo ha clavado con este mural que ha dado la vuelta al mundo. Haber construido en medio de la selva, Manaos, un espectacular Estadio para celebrar cuatro partidos es un despropósito tan grande como haber levantado un Ágora en medio del cauce del Turia. Si los jugadores se traen la copa recibirán 750.000 € cada uno de ellos. A los alemanes les han prometido la mitad. Teniendo en cuenta que Alemania invierte más del doble que nosotros en Investigación y Desarrollo no nos quejemos mañana diciendo que si "Ángela Merkel es una tal o una cual", porque estaremos colaborando a depender, tecnológicamente de otros.
Les ganaremos en el campo de fútbol. Pero que no se nos olvide que después habrá que pasar por ventanilla a pagar por no invertir en investigación. El origen de estas competiciones hay que buscarlas en Grecia. Hace 27 siglos, Olímpia empezó a celebrar, cada cuatro años, unos juegos en los que participaban atletas de varias disciplinas como carreras, lucha, lanzamiento de jabalina o disco y poco más. Todavía no se había inventado el fútbol. El vencedor recibía como premio una corona de laurel y en su pueblo era considerado un héroe. La FIFA, el mayor negocio del mundo, le debe mucho a Grecia. Vespasiano contruía Coliseos. La FIFA promueve la construcción de campos de fútbol. En realidad, hemos cambiado solamente de nombre y de materiales: piedra por acero. La forma, el estilo y el objetivo... ¡los mismos!
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