“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo, lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa, que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
Horacio Verbitsky, periodista y escritor argentino
Comunicado Importante

Ante la imposibilidad de compartir los posts que se publican en este blog en facebook se han realizado varios ajustes técnicos para lograr solucionarlo y no ha conseguido.

Lo que nos hace pensar que los artículos que se publicaron en facebook fueron marcados como inapropiados por lectores que no están de acuerdo con la línea editorial de este blog.

Por eso nos hemos visto obligado a crear un nuevo blog para poder seguir exprensándonos de forma libre. Aquí está la nueva dirección.

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martes, 3 de agosto de 2010

Francisco Molina Pérez, de profesión fotógrafo

              Muy pocos detalles han escapado al objetivo de nuestro paisano Francisco Molina Pérez. Con 88 años, todavía sigue haciendo fotos, pero ahora dispara por placer y entretenimiento. Hablar de “Molina”, como todos lo conocemos, es hablar de la historia fotográfica de Caudete y de una profesión que empezó siendo revolucionaria y novedosa.

            Una fotografía, que hoy es una cosa corriente y asequible para todos, hace unas décadas era un verdadero artículo de lujo. No exagero si digo que todos los caudetanos hemos pasado por el objetivo de Molina.

             A los dieciocho años no sabía leer ni escribir y trabajaba en el campo con su familia. Iba a los mercados de Yecla, Almansa y Villena a vender productos agrícolas como patatas, tomates… Fue el médico Rafael Yago quien le dió la solución. Molina le pidió consejo a Rafael y éste le dijo que en la fotografía veía un buen negocio que podría ser rentable.

            Ripoll, empresa fotográfica ubicada en Yecla, puso por aquellos entonces un despacho en la Plaza del Carmen y Molina se deja el arado y la mula y empieza repartiendo fotografías. A partir de 1946 monta su propio negocio, llegando a tener 24 sucursales en lugares tan diversos como Denia, Mallorca o Alcaraz. Uno de los fotógrafos que trabajó para nuestro paisano se hizo rico y famoso. Me refiero a José Rubio que se convertiría con el tiempo en el fotógrafo oficial de Manuel Benítez “El Cordobés”.

           Aunque su especialidad eran las bodas, también ha fotografiado a muchos personajes como Antonio Machín, Carmen Sevilla, Chicuelo II…Otra faceta es la de reportero gráfico en la revista Semana. Recuerda cuando se desplazaba en bicicleta para hacer fotos de Carnet de Identidad por toda la provincia y del reportaje que hizo en La Roda “a una falla”.

            “Me resulta imposible calcular las fotos que habré hecho”, me comentaba el otro día. En el año cuarenta tres, una foto costaba cinco pesetas y una postal cuatro ….. en blanco y negro. El color empezó a utilizarse a partir de 1950 y no se hacían muchas ¡porque eran muy caras!: “había muy poca gente que pudiera pagar sesenta pesetas por una foto en color”

           A partir de 1970 la fotografía se hace más popular. Se abarata y es más asequible al bolsillo de nuestros padres. En las Fiestas de septiembre, que era cuando más trabajo había, llegaban a realizar…..¡15 rollos de 36 fotos¡

           También recuerda cuando para hacer una foto de interior se utilizaba magnesio porque el flash llegó a partir de 1950. Hasta entonces, tenían que hacer la foto entre dos personas: una con la cámara y otra para provocar el fogonazo producido con un gramo de magnesio. Él mismo se hacía los artilugios con tubos de madera, hasta que más tarde llegaron de Barcelona unos aparatos revolucionarios que llevaban una especie de disparador, simplificando el proceso. Una cámara costaba ¡¡mil pesetas!! cuando Molina empezó en este negocio.

          Las hermanas “Berenguer” ya tenían un estudio de fotografía en la calle José Olivares cuando Molina se inicia en la fotografía. Un hermano de ellas era el fotógrafo de la empresa pero el morir en la guerra, son sus hermanas las que continúan el negocio hasta el 1970, pero sin hacer reportajes.

           Con 88 años Molina es de los pocos que continúan conduciendo ya que tiene el permiso todavía vigente. Pueden observar más abajo el carnet de la Revista Semana y el Carnet de Identidad que se expendía después de la guerra. Molina es un claro ejemplo de adaptación a las circunstancias. Me enseñó una foto donde con 17 años aparece agarrado al arado detrás de una mula labrando un bancal.

           Supo aprovechar los consejos de Rafael Yago y pasar de un negocio que entonces era poco rentable como la agricultura a convertirse, por méritos propios, en el fotógrafo oficial de su pueblo. Repito que muy pocos habremos escapado a su objetivo.

           Cuando le volví a insistir para que me diera la cantidad de fotos que ha realizado me respondió que “muchas”. Si esta profesión empezó siendo revolucionaria y novedosa, poco a poco se ha ido popularizando y democratizando hasta las actuales cámaras digitales que nos permiten tener, con poco dinero, el equivalente al laboratorio que tenía Molina en la calle Mayor hace 60 años.

           Hay un hecho que se repite en el tiempo: ni entonces era rentable la agricultura ni lo es ahora. Molina acertó sustituyendo el arado por la cámara. Pocos años más tarde otros paisanos también se verían obligados a emigrar y a cambiar el arado por la talocha. Desde hace dos años…¡ni la talocha es ya rentable!





Joaquín Medina Íñiguez

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