Este escrito
forma la parte primera de una trilogía que se me ha ocurrido llamar “El sainete
catalán”. La he denominado sainete, porque según el diccionario: es una obra
teatral frecuentemente cómica, aunque pudiera tener carácter serio, de ambiente
y personajes populares, en uno o más actos, que se representa como función
independiente.
           
 Hagamos primeramente la necesaria
e inevitable introspección de la historia política de Cataluña en los últimos
200 años para ambientarnos y que no nos produzca ningún pasmo el estado en el
que se encuentra en la actualidad esta región, nación, singularidad, república,
califato, colmao…
          El presidente
Maciá era un militar del ejército español, completamente desjuiciado, que
intentó invadir la Cataluña de Primo de Rivera con 200 hombres desde Prats de
Molló, confiando en que la gente de los pueblos se iría incorporando. Después,
ya como Presidente, declaró la independencia de Cataluña, pero naturalmente, ni
la invasión ni la independencia tuvieron el menor éxito. 
Su sucesor Companys
protagonizó la rebelión del 6 de octubre del 34 frente al Gobierno conservador
de la República, creyendo insensatamente que el pueblo de Cataluña se echaría a
la calle a jugarse el físico. Total, un ridículo estrepitoso, pues solamente
los anarquistas podían hacer una cosa así, pero naturalmente tampoco se sentían
representados por una Generalidad. 
Jordi Pujol proporcionó la imagen perfecta
del Presidente paciente, activo y espabilado que se cree más listo que el
psiquiatra. El lenguaje, la gestualidad, los tics, la manera de tratar Cataluña
como su ejercicio de terapia…, todo ello configura el retrato del presidente.
El viejo Tarradellas fue una excepción en la tradición de Presidentes locos.
          Todos
presentan en común la misma patología en el terreno de los delirios: un
mesianismo paranoico que les lleva a erigirse en vengadores de las injusticias
históricas; para ello se fabrican un país virtual y no aceptan la Cataluña que
por suerte o por desgracia les toca vivir.
          En la
actualidad el sueño de la tierra “libre, despierta y feliz” se ha convertido en
marujalandia; el país ha sido atacado
por una epidemia de marujas y marujos catalanistas
de todas las edades que, organizados como un perfecto orfeón, siguen las
partituras transmitidas desde Catalunya Radio y TV3, "unos órganos oficiales
convertidos en el material de intoxicación más sutil y perfecto del siglo".
          A principios
de 1969, recordemos que padeciendo  Dictadura, Serrat graba el disco “Cum ho fa el
vent”, y dentro del mismo “Camí avall”, en esta canción vuelve los ojos a los
fantasmas del pasado de la guerra civil con dolor y talante contenido, poniendo
énfasis en la regeneración de las cosas, en mirar hacia delante como símbolo de
los nuevos tiempos que estaban por llegar.
Maduraban los trigos, 
el verano nacía, 
las amapolas iban tiñendo 
los campos; 
le llamaban Soledad, 
Rosario, María, 
y con un ramo de flores iba 
camino abajo. 
Camino abajo hay una curva 
y él le esperaba, 
le decían Pedro, Juan, 
Luis o Guillermo, 
la llevarán sus manos curtidas 
muy lejos de su gente. 
Camino abajo 
quedan las flores, 
las irá tapando 
el polvo 
que lleva el viento. 
Pero un día les dijeron: 
“No hace falta que siembres, 
este año vuestros campos 
no deben dar trigo, 
necesario que por un fusil 
cambie el arado “. 
Camino abajo de mañana 
se va un soldado. 
Quemó y mató 
mientras envejecía, 
hasta que otro tirano 
antes que él; 
lo enterraron un buen día 
en un pozo con otros ciento. 
Camino abajo 
sin un adiós 
nadie puso una cruz, 
no era necesario. 
Ella lloró por 
la muerte del hombre 
y por los campos donde no 
crecía el trigo. 
Por el camino llegarán 
unas manos jóvenes, 
para secar sus ojos 
y labrar los campos. 
Y otra vez nacerán 
trigos y amapolas 
cubriendo las fértiles tumbas de los soldados: 
muere un viejo, dos niños nacen. 
Y todo pierde el olor a quemado. 
Camino abajo 
un hombre muerto. 
Camino abajo 
queda un recuerdo 
del pasado. 
Y hoy maduramos los trigos, 
el verano empieza 
y las amapolas van 
tiñendo los campos; 
le llamaban Soledad, 
Rosario, María, 
y con un ramo de flores va 
camino abajo.

Este tema va a dar juego.......jajajajaj
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