Desde hace tres años años, el termino municipal viene sufriendo un exceso de población de conejos -plaga- que están causando muchos destrozos en el campo. El agricultor de estos lares ...¡siempre ha llevado las de perder! Deben tener mucha afición para seguir año tras año labrando el bancal y podando los olivos. Porque, a una climatología adversa como la del pasado año por falta de lluvia, los bajos precios de los productos agrícolas, las plagas naturales que tienen que combatir con productos fitonitarios caros, se suma ahora los perjuicios que viene causando esta plaga de conejos que se come los sembrados, rosiga la base tierna de las cepas, injertos, olivos y además deteriora las instalaciones de riego por goteo al morder las tuberías de pvc.
Todo parece indicar que el problema se inició cuando en poblaciones vecinas cruzaron el conejo autóctono con uno australiano mucho más activo y al que no le ataca la plaga de mixomitosis, enfermedad que aniquilaba al conejo autóctono. De hecho, desde que se inició esta invasión, ya no hace falta vacunarlos contra la mixomitosis como se hacía antes con el autóctono que se mostraba totalmente indefenso ante esta enfermedad. El conejo de siempre no hacía tanto daño a la agricultura mientras que el actual, el australiano, no para en todo el día de comer y ha llegado incluso a desplazar a la liebre.
Los agricultores están que trinan. Se ven indefensos ante una plaga de conejos muy activos que se reproducen constantemente. En busca de ayuda se reunieron hace unas dos semanas con directivos de la Sociedad de Cazadores, sociedad a la que Medio Ambiente les ha dado autorización para coger conejos de las madrigueras con urones y redes para trasladarlos, primero a una especie de corral de forma provisional y después soltarlos en parajes donde no realicen daño al campo como el Agua Verde, Lácera.. Lo malo es que este conejo no quiere el monte y busca más bien los sembrados, viñas y todo lo que este verde y tierno para comérselo. De hecho, en el monte no abundan.
El pasado año, la Sociedad trasladó 4.800 unidades de los campos de cultivo al monte. Los agricultores consideran esta medida insuficiente ya que reducen la población de conejos solo en parte. Son dos las posturas enfrentadas: mientras que para la Sociedad de Cazadores este nuevo escenario supone tener caza segura cuando esta abierta la veda que va desde el 12 de octubre hasta el 8 de febrero y en agosto durante 15 días, época en que los pueden coger con galgos y podencos, para el agricultor, repito, esta plaga representa un grave perjuicio económico.
Los dos días que salí al campo, a ver insitu el problema, observé a simple vista que las quejas del agricultor están más que justificadas: la cantidad de madrigueras y conejos que se pueden observar, tanto en secano como en regadío, es realmente alarmante. Con respecto a los sembrados, poco puede hacer el agricultor para impedir que se lo coman. En los olivos han tenido que recurrir a proteger la corteza del tronco unos con tela metálica, otros con plásticos y algunos pintándolos con productos químicos para disuadirlos. Lo curioso es que este conejo trepa por las ramas hasta dos metros de altura, como podrán observar en algunas fotos. Otro demoledor ataque lo realizan a las instalaciones de riego por goteo inutilizándolas por los orificios que le producen a los conductos.
En condiciones normales, el cazador regulaba la presencia de estos animales en el campo por lo que todos salían beneficiados. Pero ahora, ante tal cantidad de conejos que se pasan el día comiendo, el agricultor es el que se lleva la peor parte... al contrario que el cazador. Cuesta entender que Agricultura y Medio Ambiente no tengan a estas alturas reguladas otro tipo de medidas más efectivas que el traslado para combatir una plaga que esta causando perjuicios económicos serios a una profesión que depende de muchos imponderables para recuperar lo que invierten. Lo malo es que no ven solución a corto plazo y los daños no disminuyen. Por contra, muchos cazadores tienen el congelador lleno de conejos. Y es que todos los extremos son malos. El cantautor Manolo de Luna decía en una estrofa "..no me mandes más jamones que tengo la casa llena". Habrá que buscar el equilibrio para que no se perjudique siempre el mismo.
El pasado año, la Sociedad trasladó 4.800 unidades de los campos de cultivo al monte. Los agricultores consideran esta medida insuficiente ya que reducen la población de conejos solo en parte. Son dos las posturas enfrentadas: mientras que para la Sociedad de Cazadores este nuevo escenario supone tener caza segura cuando esta abierta la veda que va desde el 12 de octubre hasta el 8 de febrero y en agosto durante 15 días, época en que los pueden coger con galgos y podencos, para el agricultor, repito, esta plaga representa un grave perjuicio económico.
Los dos días que salí al campo, a ver insitu el problema, observé a simple vista que las quejas del agricultor están más que justificadas: la cantidad de madrigueras y conejos que se pueden observar, tanto en secano como en regadío, es realmente alarmante. Con respecto a los sembrados, poco puede hacer el agricultor para impedir que se lo coman. En los olivos han tenido que recurrir a proteger la corteza del tronco unos con tela metálica, otros con plásticos y algunos pintándolos con productos químicos para disuadirlos. Lo curioso es que este conejo trepa por las ramas hasta dos metros de altura, como podrán observar en algunas fotos. Otro demoledor ataque lo realizan a las instalaciones de riego por goteo inutilizándolas por los orificios que le producen a los conductos.
En condiciones normales, el cazador regulaba la presencia de estos animales en el campo por lo que todos salían beneficiados. Pero ahora, ante tal cantidad de conejos que se pasan el día comiendo, el agricultor es el que se lleva la peor parte... al contrario que el cazador. Cuesta entender que Agricultura y Medio Ambiente no tengan a estas alturas reguladas otro tipo de medidas más efectivas que el traslado para combatir una plaga que esta causando perjuicios económicos serios a una profesión que depende de muchos imponderables para recuperar lo que invierten. Lo malo es que no ven solución a corto plazo y los daños no disminuyen. Por contra, muchos cazadores tienen el congelador lleno de conejos. Y es que todos los extremos son malos. El cantautor Manolo de Luna decía en una estrofa "..no me mandes más jamones que tengo la casa llena". Habrá que buscar el equilibrio para que no se perjudique siempre el mismo.
Aunque los pesticidas tienen también la culpa si estos señores que pretenden poner como salvadores del entorno no se cargaran a los zorros ni a otros predadores no habría tal plaga así que no se pongan ahora las medallas pues los cazadores son en gran parte responsables de esta situación
ResponderEliminarPor otro lado se me olvida lo más importante: la asociación de cazadores repuebla en algunas zonas con conejos y eso tal y como está la situacion debería ser sancionado aunque por desgracia la caza mueve tanto dinero que hacen lo que les viene en gana.
ResponderEliminarSólo falta que aprueben la Ley que la Sra Cospedal y su séquito quieren llevar adelante y que permitiría que los cazadores pudieran matar a animales domésticos sueltos sin ningún tipo de escrupulo y hasta podrian denunciar a cualquiera que paseara por sus zonas de caza, lo que faltaba ya.
Hoy día la caza NO ES NECESARIIA SALVO EN ZONAS DEPRIMIDAS DONDE LA GENTE NECESITA CAZAR PARA COMER, el resto no es más que enriquecimiento a costa de un patrimonio que es de todos.
Marce.
Marce, no me seas radical, que la caza regulada no es mala, además de ser un generador de riqueza en muchos pueblos rurales.
ResponderEliminarCon respecto a lo de la plaga, la solución es muy difícil, porque los cazadores no pueden cazar en las zonas de cultivo en donde proliferan. En unos casos, por cercanía de caminos, casas, y, también debido a que la escopeta causaría demasiados daños.
En mi humilde opinión, el problema está en el Reglamento de Armas que prohíbe la caza con calibre 22lr y con aire comprimido. Las zonas donde abunda el conejo requerirían ese tipo de armas por dos razones, la primera porque al ser un balín o una bala pequeña no causaría destrozo en vides o huertas, y en segundo lugar, porque permite la caza a una distancia a la que el conejo no huye.
No sería la panacea, pero con control y cabeza, alargando periodos de caza, la población de conejos disminuiría considerablemente.