Tras una larga enfermedad, el lunes nos dejaba Francisco Graciá Solera de profesión yesaire, más conocido por "Paco el Rin"

                                                                                   

Al salir el lunes por la tarde del Consejo Escolar, del Colegio del Paseo, me encontré con Antonio "el Tomate". Me dijo que venía del entierro de Paco "El Rin". Su sobrino, uno de los gemelos, me había dicho la semana anterior "mi tío esta en el Hospital de Almansa muy malico". No he podido resistirme escribir de este personaje. 

     Si. Paco, era un personaje muy conocido y popular aquí, y en Villena, por estar casado con una villenera de la que estaba separado hacía mucho tiempo. Con once años lo tenía de compañero de pupitre en el Colegio del Carmen. Fray Pedro, el PP Elias Requena y Fray Dionisio nos daban clases antes de que se llevara a cabo la ampliación del Colegio en el Paseo. Paco era un poco trasto además de inquieto, travieso, extrovertido y con un incipiente sentido del humor que le acompañaría siempre. ¡Lástima que no le prestara atención a los libros! porque hubiera llegado lejos. Me proponía el siguiente trato: me daba la mitad del bocadillo a cambio de que le hiciera los ejercicios de matemáticas.

   Mientras que yo empecé a estudiar bachiller él, como muchos caudetanos, abandonaban el campo o la albañilería y empezaron a trabajar con una herramienta, hasta entonces desconocida: la talocha. Iban a Alicante o Benidorm en moto a enlucir viviendas con yeso a destajo. Paco representó a ese singular trabajador de un oficio que cambió la fisonomía de Caudete: el yesaire. Los Tomates, Pedro el Rambla, el Lendreras, Pedro El Patillas, Chimo el Harinero, el Chato, Paco Camarasa...eran compañeros suyos. Se trataba de un oficio duro y peligroso -Pepe Caerols fue uno de los promotores- donde se ganaba y, a la vez, se gastaba mucho dinero. Paco "el Rin" se convirtió pronto en una leyenda. Tenía más historias y anécdotas que la Parrala. Su amigo Pedro el Tomate me decía esta mañana "..era un caso"

   Recuerdo la semana en que la Pantoja se quedó viuda. Paco  estaba enluciendo el chalet que Juan y Maruja tienen al lado de la Ermita Virgen de Gracia. Llegue a la obra y después de haber tirado una pastera de yeso se estaba cambiando de ropa. "..Me voy a Sevilla a consolar a la mujer de Paquirri que debe estar muy afectada", me dijo. Era un tío original, con recursos y  mucho ingenio. Más tarde me lo encontré muy afectado por el alcohol. "Paco, tienes que cambiar de rumbo", le dije en muchas ocasiones. Siempre me contestaba lo mismo: "...Sí querido". Se me partía el alma de ver el progresivo deterioro de su salud. Poco tiempo después consiguió salir del bache.  Me  alegré al ver el cambio que experimentó. "..Paco era un hombre bueno, saludador y siempre alegre que no se metía con nadie", dijo su primo el cura, Antonio Graciá en la homilía. 

  Por pura casualidad, ayer me enteré que el villenero David Murillo era su yerno cuando me dijo ..."ayer estuve en tu pueblo en el entierro de mi suegro". Esta casado con Noelia, una de sus tres hijas, con dos hijos: Guillermo y David, los dos únicos nietos que tenía Paco. Me dijo que la Iglesia de Santa Catalina estaba llena de amigos y que si conocía a Paco. Le pedí una foto. Me gustó esta que aparece con un gorro de marino que siempre llevaba. Estaba mucho tiempo sin verlo. Como no he tenido la suerte de haberlo acompañado en su último viaje aquí les dejo a ustedes este escrito en memoria de este gran personaje que fue Francisco Gracíá Solera, más conocido por "Paco el Rin" que ya descansa en paz. Te lo mereces...querido amigo de todos.